Isla Sanguinaires (TV)

Aunque en este caso, el intruso no sea propiamente un intruso puesto que él es quien ejerce de anfitrión aunque interfiera en las actividades de la familia protagonista o, en otras palabras: Una familia decide resguardarse en una isla cercana a Ajaccio para contemplar el fin de milenio fuera de los grandes alardes, fiestas y voces que pregonan la llegada del mismo por doquier, siendo incomodados por la presencia del que les hospeda a cambio de un módico precio.
Y como no, allí donde haya un intruso que interfiera en los planes de un grupo de personas, y como es lógico, surge la hostilidad, reflejada en esta ocasión en uno de los cabezas de familia que se sentirá molesto con las intervenciones del responsable del lugar.

Lo cierto, es que "Isla Sanguinaires", el primer largo para TV del magnífico cineasta galo Laurent Cantet, desarrolla en su periplo inicial un cúmulo de ideas que, lejos de resultar curiosas por el transcurso de los acontecimientos, son más bien sugestivas y, aunque el choque entre los dos protagonistas pueda parecer brusco y su relación excesivamente abrupta, este factor no es un impedimento para que el espectador sienta la capacidad de reflexionar sobre lo que está viendo, más bien al contrario, pues mediante algunas situaciones y diálogos se puede llegar a destapar su lado más pensativo llevándonos esto a un primer tramo sumamente aceptable y prometedor.

Lo que habían sido aciertos en su inicio, se transforman en desatinos durante el transcurso de su segunda parte que, obviando volcar las esperanzas de un guión con cierto interés sobre el tema desarrollado inicialmente, opta por ofrecer un cúmulo de situaciones inverosímiles y relaciones entre algunos personajes que verdaderamente no llevan a nada y solo hacen que lastrar el resultado final de una cinta que podría haber dado para mucho más.
Desaprovechada.