Dos abrazos

No entiendo como "Dos abrazos" puede tener una puntuación de 6,1. Hacía tiempo que no me emocionaba tanto una película. Aconsejo encarecidamente a cualquier espectador que quiera sumergirse en las profundidades de la desolación humana que la vea y después opine si mereció la pena.

Esta maravilla venida de México se nos presenta como dos cortometrajes unidos hábilmente sin solucion de continuidad y si bien las historias son distintas, el contexto es el mismo, consiguiendo transmitir de manera conjunta la frustración y al mismo tiempo uno de los cantos más bonitos a la amistad que he visto en mucho tiempo. Begné se muestra hábil en el diseño, y en el primer corto la pareja protagonista son un niño adolescente, aplastado por las circunstancias familiares, que se siente atraído por la vida de una cajera del supermercado mucho mayor que él y a la vez traspasada por el dolor de vivir. El segundo corto, por el contrario, le da la vuelta a la tortilla, y la pareja protagonista son un taciturno taxista que se dedica a existir, que casualmente conoce a una niña adolescente que busca a su padre tras 12 años sin verlo.

En ambos cortos, las contradicciones, la angustia de vivir, la esperanza, el desarraigo, y en especial la compañía en los momentos críticos, son presentados con delicadeza y humanidad, haciendo para mi gusto de esta propuesta de Enrique Begné una más que considerable película, muy por encima de toda la basurilla que suele invadir las grandes salas porque la han filmado fulano o mengano.

En fin, espero vuestros comentarios, amigos, y que películas como ésta, estén en el lugar que se merecen.

Saludos.

Un abrazo es cariño.
Un abrazo es calor.
Un abrazo es honesto.
Un abrazo es tierno.
Un abrazo es alivio.
Un abrazo es consuelo.
Un abrazo es refugio.
Un abrazo es comprensión.

Estos dos abrazos son ante todo, sinceros. Dos relatos independientes escuetamente enlazados, bien escritos y mejor interpretados, en los que los personajes desnudos luchan por liberarse de las cuerdas que tan cruelmente les tironean.

En el primer relato, Paco, un adolescente con una vida familiar marcada por la desgracia, trata de acercarse emocionalmente a Silvina, una cajera de supermercado que reacciona violentamente, por miedo, a cada aproximación de cariño que recibe. En el segundo relato, un taxista hastiado de su trabajo se convierte en el responsable de uno de sus clientes, que ha sufrido un infarto en su taxi, a falta de señales familiares... hasta que aparece una adolescente que resulta ser la hija del hombre, que llevaba años sin ver a su padre y se siente abrumada y perdida en un mundo familiar desconocido.

A destacar el contraste de escenarios entre los dos abrazos: el primero; en el exterior, callejuelas caóticas reflejo de la confusión de los protagonistas. En el segundo; en el interior, la casa del accidentado, un espacio íntimo que se convierte en inexpugnable refugio emocional.

Un lunar: la potente desnudez psicológica de los personajes se ve empañada por una serie de recursos narrativos (ralentizaciones, modificaciones de color) que Begne utiliza para subrayar el dramatismo de los problemas cotidianos, pero logrando el efecto contrario. A estos abrazos desnudos les correspondería una puesta en escena mucho más cruda y sobria.

Dos historias sobre dos relaciones atípicas, que funcionan precisamente por esas diferencias, unidas en un mismo sentimiento. No hay promesas de redención, sino un principio de curación.

Cuando la vida no sonríe, podemos optar por la desconfianza hacia todo lo que nos rodea y usamos el antifaz de la indiferencia, fortalecido con una armadura que impide el acceso a otros hacia nuestro interior, devastado por la poca fortuna que amarga el sabor de la vida. A lo largo de nuestra existencia pasan cientos de personas con corazas similares a la nuestra, muchas de ellas son momentáneas, otras permanecen y dejarán un legado de enseñanzas aún cuando no exista empatía dentro de la relación. Ésto permite que con cautela podamos conocer quien actúa con honestidad y supera las coincidencias para fortalecer la relación de tipo afectiva o amistosa, saber quien va más allá de obtener un beneficio propio y ofrece transparencia absoluta.

Dos abrazos, el mejor ejemplo de gente ajena como en la vida diaria: un taxista y su relación con la hija de un pasajero o bien una cajera con un chico de la secundaria con responsabilidades que lo rebasan dentro del entorno familiar; dos relaciones en las que existe la desconfianza, soledad e incomprensión, experiencias del diario dentro de un taxi o en el área de cajas de un supermercado.

¿Qué hay en la vida de un adolescente que responde agresivamente a quién lo cuestiona?
¿Qué debe soportar para mantener su trabajo la cajera que nos cobra cualquier artículo en el supermercado?
¿Cuántas historias tiene por relatar un taxista?
¿Cuáles son los motivos de un pasajero para abordar dicho taxi?

Estas preguntas se contestan como lo han dispuesto los creadores de esta película; pero tienen tantas respuestas como uno las pudiera imaginar. Lo destacable es que son dos abrazos que escasamente pueden verse en una sociedad en la que nadie confía en nadie.

Dos abrazos es una propuesta interesante que pudo haberse integrado más, queda la idea que son dos cortometrajes hilados por una calle.