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Bajo los puentes

Comedia. Drama. Romance Hendrik y Willy son barqueros en el río Havel. En uno de sus viajes recogen a Anna, una joven de misterioso pasado, y ambos se enamoran de ella... (FILMAFFINITY)
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
27 de marzo de 2011
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se trata de una historia verdaderamente simple, empezamos con una introducción de los dos personajes masculinos principales. Son muy distintos entre sí, uno es amable, cordial y agradable, el otro tiene un carácter bastante más tosco, un chulo de cuidado. Ambos trabajan juntos, transportando mercancía de un lado para otro con su lancha, a través de costas y ríos alemanes. Sueñan con mejorar su vida, encontrar una mujer y fundar una familia, o tal vez ahorrar dinero para comprar un motor y así no depender del remolque que les lleva siempre.
Después de esa introducción empieza el desarrollo de la historia: una chica se quiere tirar de un puente mientras ellos dos pasan, y ellos, como dos machotes, la van a buscar, la invitan a su lancha y la "adoptan" en su modo de vida, mientras siguen con su trabajo hasta llegar a Berlín, donde la tienen que dejar.

Pero claro, el roce hizo el cariño y ya os podéis imaginar el culebrón que se monta. Idas y venidas, me quedo, me voy, te quiero, ya no...
Durante el final se entrecruzan otros aspectos que se meten en la historia sencilla, pequeñas cosas que desbaratan la armonía que se llevaba antes, pero que encajan bien.


Ahora hablando de mi opinión, me gustó, podría decir que hasta me gustó mucho, estas historias en que pasan cosas sencillas, reales, me suelen gustar, no son mis favoritas, pero en general pueden con migo. Tiene momentos divertidos (El ganso, por ejemplo, aunque es bastante negro ese humor), pero en general predomina el drama romántico y la amistad. Ves las dos caras del carácter humano en cada uno de los dos hombres, y la utopía que es esta mujer; en las escenas finales llegas hasta a desesperarte un poco. Hay muchos detalles que ahora no ubico muy bien, pero que mientras los ves son una gozada.

Fotografía espléndida, me volvió a recordar a Cuando pasan las cigüeñas (Ya van un par que me recuerdan a ésta, a ver si será un referente...), tiene alguna escena que es fácilmente relacionable. Primeros planos, contrapicados y unos escenarios en el barco bien decorados. Se acompaña de una buena música de la que sin duda me quedo con el toque de acordeón.

Me quedan las actuaciones, y bueno, muy buenas todas, son papeles en los que agradece una buena actuación, pues es en lo que se aguanta toda la película realmente.
Xiry
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26 de septiembre de 2013
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cualquier persona que la vea hoy en día no será capaz de entender que en esa época, cuando no había más futuro y el final de Alemania era una cuestión de días, fuese posible filmar una historia tan simple, casi idílica... Cuando pienso sobre ello, lo que hicimos surgió de la obstinación del equipo en no permitir que ninguno de los horrores que nos rodeaba se filtrase en nuestro trabajo.
Helmut Käutner

La película fue rodada en 1944, ¡Berlín, 1944! Aunque no se estrenó hasta 1950. Completamente atemporal, en ningún momento encontramos el menor indicio de la guerra.

En Bajo los puentes se puede encontrar la elegancia y movilidad de cámara de Ophüls, la poesía y el romanticismo de Renoir, Vigo, Clair o Carné. Diálogos ingeniosos, magnífico sentido del tiempo y del ritmo, variedad de técnicas de edición, meticulosa manipulación de luces y sombras, todo revela un alto grado de sutileza y sensibilidad.
bonneville_bcn
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11 de mayo de 2014
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Unter den Brücken”, “Bajo los puentes”, es un film de Helmut Käutner cuyo rodaje comenzó en octubre de 1944 en los alrededores de Berlín y se acabó en 1945, en marzo, en ese periodo de tiempo el Tercer Reich se hundió, los ejércitos soviéticos penetraron en territorio alemán y la capital pasó a ser una ciudad bombardeada continuamente. Nada de esto aparece en “Bajo los puentes”, película que escapa al dramático contexto bélico, inventándose otro extraordinariamente preciso, el de las barcas de transporte fluvial, en ese mundo dos amigos y copropietarios de una misma barcaza se enamoran de la misma chica, compartir navío es fácil, compartir amor, no tanto.

Willy y Hendrik (Gustav Knuth y Carl Raddatz), luchan por ganarse el favor de Anna, es decir, Hannelore Schroth, y lo hacen de manera poco hábil pero sincera, con formas groseras pero con delicadeza de intención, son marineros rudos, hartos de compañeras de cama de pago, que quieren compartir soledades.

La realización de Käutner es la de un auténtico virtuoso, la película tiene una notable potencia lírica y saca un gran provecho tanto de una serie de motivos visuales, chimeneas, puentes, dedos alquitranados que admiten lecturas freudianas, como de sus movimientos de cámara, siempre expresivos, es una película que maneja muy bien los primeros planos, que sabe alternar humor y poesía, que en definitiva era algo así como la canción, alegre y desesperada a la vez, de quienes desearían poder detener el tiempo y algunos de sus instantes mágicos. Käutner lo ha hecho por ellos y para nosotros.

El film no se estrenó hasta 1950, pero obtuvo en seguida una muy buena acogida, aunque entonces su escapismo, su negación de la guerra puede que se viviera de otro modo.
Juan Marey
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18 de abril de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bajo los puentes, Unter den Brücke. Es una obra en que el autor va sobrado, es como pedir a Virgilio que escriba una carta de amor o como pedir a Velázquez que haga un boceto. El director va sobradísimo, es una historia muy sencilla puesta al servicio de una calidad de fotografía y de unos medios técnicos alucinantes. Se nota mucho, en efecto, la influencia de Jean Vigo y su Atalante en la vida de los barqueros, pero donde allí había picante, aquí sólo hay una pizca de pimienta porque la cinta está rodada con un sentido moral muy alto, buenos valores, buena gente, Berlín industrioso...me gusta la historia en el río, sencilla, agradable, me gustan las películas de barcos y casi más las que transcurren tierra adentro con esas barcazas de mercancías que me flipan. La actriz es muy mona y verdaderamente trabajan muy bien los tres actores, casi parece un falso docudrama de lo poco que se nota su trabajo. Cuando hay talento, cuando se hace arte, lo mismo da el contexto aunque es cierto que estando como estaban en Berlín hayan podido hacer esta película tan clara, tan de buen rollo y tan bien hecha.
angel
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10 de marzo de 2024
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En 1944, estaba en pleno auge la II Guerra Mundial: Los Aliados desembarcaron en Anzio, al sur de Roma y pronto la liberaron. Los alemanes ocuparon Hungría y obligaron a que se nombrara a un Primer Ministro Pro-nazi. Desembarco aliado en Normandía donde se crea un segundo frente contra los alemanes. En Bielorrusia, los soviéticos aniquilan a gran parte del ejército alemán; en Varsovia obligan a la rendición del comando nazi; y en Rumania, con ayuda de la oposición, derrocan el régimen del dictador Ion Antonescu, ejecutado, en 1946, por crímenes de guerra.

En este contexto histórico, el director alemán, Helmut Käutner, optó por rodar un guion que había obtenido de Walter Ulbrich, el cual ofrecía una historia pacifista; una preciosa exaltación del amor y la amistad; y un reconocimiento a aquella gente del común que, en ningún momento tomó partido por el nazismo, y en un silencio total frente a la situación política, hacía cada día su labor de supervivencia, sin más propósito que estar bien con sus familias, sus amigos, sus conquistas amorosas… y con sus compañeros de trabajo.

No faltaron, por supuesto, quienes cuestionaran esta actitud “apolítica” del director, al no haber tenido la valentía de asumir en su filme una posición directa en contra del fascismo… pero yo creo que Sí la tuvo de manera indirecta, pues, al exaltar la convivencia pacífica, el respeto por el otro, y el espíritu de solidaridad con el prójimo, claramente estaba planteando que el método fascista de agresión, invasión y exterminio, No es el camino que ansía la humanidad.

Cuando uno consigue adentrarse en, <<BAJO LOS PUENTES>>, se encuentra con una historia pletórica de belleza visual, romanticismo, sentido humano… y con unos personajes adorables que luchan por su futuro mientras sueñan con alguien a quien amar. Hendrik y Willi, dos hombres de mediana edad, son dos transportadores de carga -sirviéndose de una barcaza de su propiedad- cuyo principal pasatiempo es ver bajo las faldas de las mujeres que se estacionan en los puentes, por donde ellos pasan, para contemplar el paisaje. A cada regreso a Potsdam, visitan un Café donde ambos procuran conquistar a la camarera Vera… y es tal su aprecio que así llaman a una gansa que engordan en su barcaza a la espera de una buena cena.

Pero en una fría noche, al ver a una chica de aspecto melancólico que, desde el puente Glienicke arroja un billete de diez marcos, convencidos de que piensa suicidarse, ellos corren a auxiliarla y así comienza una aventura de amor y solidaridad, que exalta la vida y deja bien plantados al Amor y la Amistad como los grandes valores que dan sentido a la humanidad.

Carl Raddatz como Hendrik; Hannelore Schroth encarnando a Anna Altmann; Gustav Knuth en el rol de Willi; y Ursula Grabley haciendo de Vera, nos ofrecen unas memorables actuaciones y unos personajes que nos quedan tallados en la memoria.

Helmut Käutner, demuestra de nuevo que es un director de talla mayor y ahora entiendo lo que alguna vez dijo: “Hay una película mía que me encanta y casi siento que es mi mejor película, se llama, <<BAJO LOS PUENTES>>".

Adenda: Aunque se rodó en octubre de 1944, por haber prohibido los Aliados toda producción alemana, la película apenas pudo exhibirse dos años después en el Festival Internacional de Cine de Locarno, Suiza; y sería, en 1950, cuando al fin pudo verse en Alemania.
Luis Guillermo Cardona
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