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La pasión de Beatriz

Drama Durante cuatro años, Beatrice espera el regreso de su padre y de su hermano, que han caído prisioneros en la batalla de Crecy (1346). Durante su ausencia, ha tenido que luchar para conservar las propiedades de la familia. Cuando regresa su padre, convertido en un rebelde que se opone al orden establecido, Beatrice le demostrará su fortaleza moral. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
30 de julio de 2007
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gran película medieval del reputado director francés Bertrand Tavernier.

Es una historia terrible, pero Tavernier evita el tono oscuro y tenebroso con que los directores suelen acercarse al medievo, logrando un interesante contraste entre la sordidez del fondo y la luminosidad de la forma.

No es una película histórica, sino emocional (no hay hechos históricos, sino turbias relaciones humanas); antibelicista como es típico del director (la guerra vuelve loca a la gente); elegante dentro de lo animal y brutal que es; amena y fluída (qué bien mueve la cámara el tío, con rapidez, vigor y expresividad).

Mención aparte para una joven, fresca y deslumbrante JULIE DELPY, nominada al César por este excelente papel de noble dama medieval (la Beatriz del título) que se niega a ser el títere que su condición de mujer le impone tanto desde la ley como desde la religión, rebelándose contra su incestuoso padre (ogro pero también víctima trastornada por la guerra), y llevando los pantalones (en alguna escena incluso literalmente) frente a su pusilánime y encogido hermano.
Sahar
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31 de marzo de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bueno, tal vez debería comentarla dentro de una semana o dos, cuando termine de digerirla (entonces, tal vez dentro de 2 ó 3 meses) Porque si de digerir se trata, me ha resultado tan indigesta que me siento como una serpiente inflada a reventar tras haberse comido un búfalo, que le ocupa tanto que no le deja moverse.
Pienso que a Tavernier se le fue la mano con la dureza. No hay el menor contrapunto a esta, ya que los personajes que podrían presentarlo, están aquejados de enorme debilidad.
La visión negativa y pesadillesca, casi grotesca a lo el cuadro ese de "Saturno devorando a sus hijos" (plaza.ufl.edu/kimberlynlamb/goya2.JPG) (que es lo primero que se viene a la cabeza al hablar de esta película), cae en un naturalismo tan extremo, que en algunos momentos bordea una especie de ridículo patético (el hijo corriendo vestido grotescamente de mujer, sin que se le ocurra en ningún momento quitarse el vestido, cuando tan claramente se ve que le estorba la huida, hace que empiece una a decir... "bueno, ya!. Se le fue la mano") y la caída en picado de todos y cada uno de los personajes incluidos secundarios tangenciales, acaban de convertir una visión pesimista de corte medianamente realista, en una suerte de negro esperpento.
Decir que la Edad Media está representada con tremendo realismo, puede resultar ridículo para alguien que ni vivió en la Edad Media, ni es historiadora o estudiosa del tema, pero así se siente al verla. La atmósfera medieval se siente tremendamente verdadera, hasta donde mi conocimiento llega.
Sólo la salva un comentario del principio que alude a que se trata más bien de una pesadilla, que de una historia real. Inteligente comentario, que dificulta su descalificación.
Personalmente pienso que cuando una historia la deja a una en shock, todo mensaje que pudiera traer consigo, se diluye en esa especie de regodeo en hurgar basureros. El tiempo dirá si es una de esas píldoras de efecto retardado, cuyo mensaje aparecerá finalmente cuando se evapore la brutalidad de esta historia (si es que lo hace), o dicha brutalidad es tan absoluta y en todos los ámbitos, que cualquier posible mensaje quedó aplastado por ella.
Julie Delpy realiza aquí la mejor interpretación que yo le viera en mi vida. Está excelsa. Así como el que hace de su padre.
El que hace de su hermano, se limita a ilustrar su papel, que yo creo que con otro actor más entregado, habría ganado unos cuantos enteros.
Con todo, es una película notable.
PD: Por cierto, aquí "Pasión", está usado en el sentido que la RAE denomina "acción de padecer" (como "La pasión de Cristo", vamos).
Choco
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26 de diciembre de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El conde de Cortemar vuelve a su castillo de Francia después de haber estado prisionero de los ingleses desde la batalla de Crecy de 1346 (Guerra de los Cien Años). Su hija le espera con ansiedad e ilusión. El vigor de Tavernier sostiene la película. Su recreo de los personajes es su mayor virtud cinematográfica junto con los rodajes en la viva naturaleza, coincidiendo en este aspecto con Werner Herzog, cineasta explorador de la lucha del hombre con el medio. Pero el esplendor de los exteriores y el rodaje en un castillo medieval puro y duro no son suficiemtes para crear una gran película. El entusiasmo de Tavernier por reflejar sus ideas pacifistas y su denuncia de la corrupción del mundo - loables intenciones- va tan lejos que sus películas, a veces, y ésta es una de ellas, no tienen cohesión filmográfica. Le falla el ritmo, el montaje está deslavazado, la película se pone pesada y el espectador se revuelve inquieto en la butaca. Es decir, sobran planos y solo los personajes centrales expresan sus emociones. Eso sí, los mejores momentos de este film, y de otros cuantos suyos que he visto, son los de los veinte ultimos minutos. La presencia de Julie Delpy en el papel de Beatrice es lo mejor de la cinta. Una espléndida interpretación de una bella muchacha de 17 años.
De cualquier manera, siempre he considerado que hay que ver las pelis de Tavernier, sobre todo las que ha hecho con su gran amigo y gran actor Philipe Noiret, ya fallecido.
ferdinand
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4 de diciembre de 2022
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Aunque se declare el fin de la guerra, ésta proseguirá latente en el alma de aquellos que la padecieron de alguna manera… y mucho más aún, entre quienes guardan penosos sentimientos de culpa por los hechos abominables que en su momento causaron… o permitieron que pasaran. En incontables casos, ésta suele ser la génesis de los trastornos mentales y/o de la degradación que se va reafirmando entre ciertos excombatientes, y suele ser motivo de suicidios o de posteriores actos horrendos que se cometerán en momentos de inconsciencia.

Cuando tiene tan solo 10 años, François de Cortemart, ve cómo su padre se dispone a ir a la guerra que su país, Francia, enfrenta contra Inglaterra, y entonces le pide que lo lleve con él, pero, entregándole su daga, el padre le dice que vuelva al castillo para que defienda a su madre, pues, “¡Es tan bella y los hombres tan brutos!”… y tales palabras son como una premonición porque el niño, enseguida, se verá abocado a “defender a su madre”. Pasados los años, la que ahora es la hija de François, la adolescente Béatrice, rememora la soledad y el sufrimiento de aquel niño cuando, tras lo sucedido, se entera de otra infausta noticia... y mientras se encarga de la propiedad que le legara su padre, la joven espera con ansia su regreso. Pero, el hombre que llega ya no es el mismo que, también un día se fue, y entonces, Béatrice se encontrará a un hombre escéptico y atormentado que verá en ella, no a una hija sino a una bella mujer.

Pasión es dolor, sufrimiento, tormento… Ésta es la suerte de pasión que padecerá Béatrice y contra la cual tendrá que luchar de desigual manera. Al recrear aquella Edad Media, donde los hombres en su mayoría son burdos, machistas y agresivos, lacera sentir que ¡siete siglos después! la humanidad ha cambiado muy poco y cosas de ese calibre suceden con harta semejanza en el día de hoy.

Partiendo de otro guion escrito por su esposa, ‘Colo’ Tavernier O'Hagan, la trama procura reivindicar la actitud guerrera de algunas mujeres en los difíciles tiempos de feudalismo y patriarcado, al tiempo que da cuenta del maltrato y los abusos que se cometían contra ellas (y también con los jóvenes que no respondían a los patrones de conducta), por cuenta de una subcultura que les consideraba débiles y sin alma. Quizás, con algo de esfuerzo y un poco de empatía, nos sea posible ver el reverso de las cosas.

Rodada, en gran parte, en el antiguo pueblo, Quillan de Puivert, con la colaboración de sus moradores, el filme logra un efectivo diseño de producción, sirviéndose de lugares auténticos y de precisos paisajes que dan cuenta de los variados climas en que se va desenvolviendo la historia y, a Tavernier, hay que abonarle una efectiva dirección de actores, pues, logra muy convincentes caracterizaciones de gente como, Julie Delpy, Bernard-Pierre Donnadieu y Monique Chaumette, entre otros. Quien representa al atormentado Arnaud, es Nils Tavernier, el primer hijo que el director tuvo con ‘Colo’, y luego vendría, Tiffany, quien también haría pinitos en diferentes labores cinematográficas.

Sumada una efectiva edición, una agradable y muy sutil banda sonora, y un cuidadoso vestuario, <<LA PASIÓN DE BÉATRICE>>, resulta en definitiva, una valiosa película.

Título para Latinoamérica: <<LA PASIÓN DE BEATRIZ>>
Luis Guillermo Cardona
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