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La madre del blues

Drama Corre el año de 1927 y Ma Rainey se encuentra grabando una nueva producción discográfica en un estudio de Chicago, Estados Unidos. La situación se empieza a poner tensa por las diferencias entre la llamada Reina del Blues, su agente y el productor. El control de su música es el motivo del enfrentamiento. Entre ellos, se encuentra el trompetista Levee, quien desea tener mayor protagonismo en la escena musical a través de un toque más ... [+]
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Críticas 38
Críticas ordenadas por utilidad
19 de diciembre de 2020
58 de 85 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde que se anunció La madre del blues (Ma Rainey’s Black Bottom) como el trabajo póstumo del recientemente fallecido Chadwick Boseman (Black Panther), mi interés en el proyecto aumentó de manera exponencial. Si a eso le añadimos la presencia de la siempre fascinante Viola Davis, el trato está más que hecho. Alabada por la crítica (99% en Rotten Tomatoes), estamos ante otro drama que ha sido aplaudido por motivos obvios, ya que no hay película de la misma índole que no haya sido reseñada con entusiasmo en este año, cuando la mayoría no lo merecen, como es el caso de la que nos ocupa.

Y es que una vez vista, cuesta asimilar las reseñas tan positivas, cuando estamos ante un film excesivo, caótico y ciertamente insufrible, en el que sólo funciona su estupendo reparto. Muchos hablan de Oscar, lo que sería bastante lamentable, y más teniendo en cuenta que han marginado sin compasión películas muy superiores a lo largo de los años, como Fences o el biopic de James Brown (que le dio la fama a Boseman), sin ir más lejos. Pero son otros tiempos, y estamos en la dictadura de lo políticamente correcto (por no decir del miedo), por lo que valorar negativamente una película de estas características debería estar penado por la ley. Pero bueno, como a mí me da igual todo y digo lo que me da la gana, aquí estoy para deciros el gran desastre que me ha parecido la nueva decepción de Netflix (llevan un año…).

La dirección no se podría destacar ni queriendo, ya que es de corte teatral e intimista, en prácticamente un mismo escenario. Por supuesto, ese hecho no impide que pueda realizarse una labor encomiable tras las cámaras, pero no es el caso, con un trabajo perezoso, rudimentario y conformista, relegando toda la responsabilidad a su inspirado elenco actoral. Y es que, no nos engañemos… Sin esos dos actores (y las terribles circunstancias recientes), nadie le habría hecho tanto caso a la cinta, siendo un fallido drama que todos habremos olvidado en breves, aunque algo me dice que, por motivos ajenos a la calidad del film (que es más bien poca), ésta sí se va a colar en la temporada de premios, siendo desde ya una tomadura de pelo. Pero ya lo hemos visto todo en los premios de Hollywood, así que sorpresas cero.

El guion es un cúmulo de verborrea incesante y supuestamente profunda (yo diría más bien vacía), que no da respiro al espectador y que hace interminables sus noventa minutos de duración. No hay emoción, alma o garra en todo su metraje, siendo un conjunto que quizás tenga su sentido como obra teatral, pero que como película no funciona, por mucho que saquen el talonario para cautivarnos con sus actores, como los mencionados Davis y Boseman, ambos con unos personajes insufribles (casi se llevan la palma como los peores del año), saliendo airosos de la difícil papeleta, gracias a su talento innato.

Y que no falte el supuesto alegato contra el racismo, cuando en la película no para de escucharse la crítica al “hombre blanco”. Otra moralina aleccionadora que adolece de lo que pretende denunciar, como en tantos otros filmes. Quizás sea el único que se da cuenta, pero dejan a los blancos como la peste. Si ese es el camino, que no me esperen. Por supuesto, todos a aplaudir como borregos (y sí, me refiero a los críticos “profesionales”) no vaya a ser que se produzca la Tercera Guerra Mundial… Nos está quedando un mundo precioso, oiga…

No es ningún misterio que Viola Davis es una de las mejores actrices del momento, y ella lo sabe, desplegando su fuerza en una de sus mejores interpretaciones, aunque su complicado personaje quizás no la ayude a llevarse otro premio a casa. Avisar que es más bien secundaria de su propia película, ya que comparte el protagonismo con su compañero de reparto, un Chadwick Boseman que ofrece una actuación sorprendente y fascinante (ojo a sus monólogos), pero que no creo que sea la mejor de su carrera (como ya están anunciando…), ya que ahí tenemos a su James Brown de la olvidada I Feel God (Get on Up), papel por el que, por cierto, ni siquiera le nominaron al Oscar. Eran otros tiempos…

Obviamente ahora sí lo harán, y seguramente le den el codiciado premio de forma póstuma, pero hay que pararse a pensar las cosas, ya que en otras circunstancias me temo que no lo habrían ni nominado. Soy de los primeros que se quedó en shock cuando anunciaron su inesperada muerte, siendo un mazazo terrible, pero tampoco considero justo forzar las cosas, aunque le tenía tanta estima al actor que, si se lo dan, tampoco me oiréis quejarme. Tampoco sería justo no mencionar al resto del elenco, ya que están todos estupendos, destacando a un genial Colman Domingo (visto en Fear the Walking Dead).

En conclusión, estamos ante otro caso de Mucho ruido y pocas nueces, siendo un decepcionante drama que todos habremos olvidado en breves, a pesar de las más que predecibles nominaciones (y algún premio le caerá seguro), cuando es un film al que no se le habría prestado ninguna atención de no ser por ese reparto y por los tiempos que corren. Otro ejemplo de la manipulación que estamos padeciendo y una prueba más de que el catálogo de Netflix cada vez es más lamentable. Qué pena que ésta sea la última película del gran Chadwick Boseman, pero agradezco su presencia en ella, ya que solamente por verle desplegar su gran talento una última vez, merece la pena tragarse este castigo, cortesía de la plataforma. De lo peor del año.

Más críticas: ocioworld.net
Javi McClane
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18 de diciembre de 2020
24 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
"La Madre del Blues" trata sobre la fama, la ambición y el ego, sí. La fama de Ma Rainey, la ambición del trompetista interpretado por el fallecido Chadwick Boseman y el ego de ambos. Todo ello rodeado por la compleja industria de la música, con sus derechos discográficos, sus intereses económicos y su poder de ventas. Y es que la película narra los inconvenientes racistas y centra prácticamente todos sus esfuerzo en representar los deseos totalmente opuestos de los dos personajes principales a través de un potentísimo guion y una escenografía simple y lograda.

De las magistrales interpretaciones de Viola Davis y Chadwick Boseman muy pocas cosas negativas se pueden decir. La actriz se zambulle en un papel excéntrico y complicado para ejecutarlo de manera sobresaliente, mientras que Boseman va creciendo conforme el filme avanza hasta desarrollar toda su maestría en los momentos culmen de los minutos finales. En realidad, estas dos actuaciones son las dos mejores virtudes de la película. Todo lo demás los acompaña al ritmo de blues que ellos marcan.

Con respecto a la historia, sus similitudes con una obra teatral son evidentes: ritmo pausado (sobre todo al inicio), sin excesivos giros argumentales y con sucesos intrascendentales cuyo único propósito recae en dar más fuerza a la personalidad de algún personaje. Sin embargo, en algunas ocasiones, la demasía de reflexiones filosóficas que se alejan del tema principal sobrepasa el carácter social de la cinta.

Lo mejor: Las actuaciones de Viola Davis y Chadwick Boseman.

Lo peor: Entrar en cuestiones con una profundidad filosófica desmedida.

Acertada e interesante película con rasgos propios del teatro para dar luz a los comienzos musicales del blues en Estados Unidos.
Nach47
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30 de diciembre de 2020
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película se puede ver, en realidad, como la representación teatral filmada de la obra homónima de August Wilson.

Tras “Fences”, “La madre del blues” es mi segunda incursión en la obra de este dramaturgo. De nuevo, aparecen ciertos temas clave, legajos de una ideología verdaderamente revolucionaria que conmocionó la juventud de finales de los sesenta. La conciencia de clase, el pensamiento crítico o una lectura marxista de la historia son algunos de los temas que subyacen a las tramas narrativas de, al menos, las dos piezas antes referidas.

A esto hay que sumar el activismo de Wilson en defensa de los derechos de la población negra, de la que el autor se sentía parte.

Hay un pasaje en “La madre del blues” en el cual Toledo, un pianista de raza negra, hace una particular interpretación del materialismo histórico. Lo hace citando los ingredientes utilizados en la elaboración de un guiso: zanahorias, guisantes y patatas; también carne, frutos secos y maíz. ¿Quién hace la historia y quién no? O, en este caso, ¿quién se come el guiso y qué significan las sobras? “Los negros somos las sobras”, señala Toledo, "una vez los blancos se han empachado de hacer la historia. Ahora bien, ¿qué van a hacer los negros?" Y tras unos segundos de silencio, el propio músico se responde: "Antes tienen que saber que son las sobras del guiso”.

Así de claro.

Otra cosa que me asombra de August Wilson es cómo desafía los principios en los que cree, aquellos ideales políticos que defiende, al entregar el papel protagonista principal de sus obras a unos personajes que encarnan las conductas que el propio autor desaprueba. Fascinante. Hay un momento, en la resolución final de “La madre del blues”, que te obliga como espectador a replantearte todo lo que has asimilado de ese personaje para comprender por qué ha hecho lo que ha hecho.

Brutal.

A nivel cinematográfico, el producto no abandona el recinto teatral para el que estaba pensado. Por supuesto, los actores lo dan todo. Chadwick Boseman no lo tenía fácil. Su actuación perdurará como uno de los logros interpretativos de la década. Lo de Viola Davis, bueno..., es de otra galaxia. Hace una recreación monumental de Ma Rainey, una de las 'Reinas del Blues' de los años veinte y una mujer de rompe y rasga. Arrolladora.

Repleta de matices y diálogos, sobrecargada en lo dialéctico y en lo ideológico, encajonada en lo escénico, con un compromiso férreo por ser un producto hecho por gente negra para gente negra... En fin, tal vez todas estas cosas alejen esta película de una audiencia generalista. También tiene algún problema de ritmo y, la verdad, no todo se siente igual de bien balanceado. A veces, cuesta engancharse. Sin embargo, “La madre del blues” es una cinta notable, un producto audaz que engrandece el catálogo de Netflix.

https://cautivodelmal.wordpress.com/
Cautivo del mal
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20 de diciembre de 2020
25 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película es bien floja. Hay partes donde se puede adelantar los diálogos interminables y no se perderá el hilo de la película, si es que tiene alguno.

La medio salva las actuaciones de Viola Davis y Chadwick Boseman. El resto de personajes, no se sienten. El aspecto de fotografía y color es muy bueno. El manejo de imagen impecable.

Lastimosamente, los amantes del blues solo escuchamos dos canciones Deep Moaning Blues y Hear Me Talking To You y algunas muy, muy, muy cortas pistas.
Fennix
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24 de enero de 2021
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Solo por los nombres principales del reparto ya merecía la pena darle una oportunidad a esta película. Así, como cómputo general, no me ha parecido una mala película, aunque sí es cierto que, en mi opinión, tiene muchos aspectos a mejorar.

Entre los que destacar, comenzar con las interpretaciones, excelsas en la mayoría de personajes. Aun así, hay uno que destaca: Chadwick Boseman. Todos sabemos ya el contexto de lo que significa este film en su ya eterna figura, pero, al margen de esto, su interpretación me ha parecido insultantemente buena. Además de él, no me quiero olvidar tampoco de Viola Davis y un Glynn Turman que me pareció terriblemente creíble en cada una de sus muecas.

En cuanto a los lugares que podemos observar, si es cierto que el reducido ámbito de acción limita la historia. Aun así, no creo que sea algo tan criticable como he leído en varias reseñas, pues, desde mi punto de vista, es totalmente coherente con la historia que nos cuentan, que no es más que una sesión de grabación (quizá el principal problema esté en este aspecto y no tanto en su reducido emplazamiento).

Cuando ya la película discurre en el estudio, destacan los diálogos de marcada profundidad, pues existe poca conversación banal en esta historia de poco más de hora y media. Esto tiene también su lado negativo, que es que muchos de estos pasan la línea de lo creíble 1. Destacar los varios comentarios sobre los zapatos, que muestran de soslayo la personalidad y la actitud ante la vida de cada uno de los músicos (incluso de la madre del blues).

Por último, hay que hablar del final. La metáfora es muy interesante, y me parece una idea plausible; eso sí, la ejecución no creo que pueda ser peor, pues es la razón de ese final tan increíble (en el mal sentido). En definitiva, deja ver una falta coherencia en muchos sitios que lastran una historia bastante sugerente.

Ya como conclusión, creo que la película cumple como producto interesante, que nos puede hacer disfrutar (como ya digo, especialmente con las interpretaciones, lo más destacado del film). Sin embargo, queda esa sensación de tener una historia muy interesante entre manos y no saber cómo darle forma para hacerla coherente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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