Modisto de señoras

R. Cardona presenta una comedia distendida -llena de diálogos chispeantes y dinámicos- que discurre como una historia divertida en la que M. Garcés lleva la voz cantante y el peso máximo de la representación.
Simpático, desinhibido y sin complejos, el argumento no esconde trasfondo oculto o dobles lecturas para elucubrar sesudas teorías.
Se trata de culto al humor por el humor mismo que, en este cao, escoge el camino de una continua y ocurrente sucesión de lances de lencería.

Primero diré que para entender el humor de esta película hay que ubicarse en la fecha, son los años sesentas y la homosexualidad no se veía con los mismos ojos que en el siglo XXI, para tener un parámetro recordemos que la misma estaba prohibida en países como la Gran Bretaña.

Comedia de 1969 dirigida por Rene Cardona Jr. (Tintorera) y protagonizada por Mauricio Garcés, un personaje realmente peculiar en el cine y teatro mexicanos de los 60s y 70s. De origen libanes creó un personaje que se volvió icónico, un Don Juan lleno de inocencia y ternura que en el fondo se reía de sí mismo y divertía con comedias ligeras basadas en buena parte en su fuerte personalidad.

La frase: “Debe ser terrible tenerme y después perderme” o “El probador de señoras soy yo”.

La escena: Está Mauricio con una de las señoras en su casa y le va a mostrar los “modelos” que no son sino ganchos de ropa vacíos a los que va dando nombres de grandes modelos…la idea es que se los pruebe, claro está.

El momentazo: Cuando con un juego de palabras entre muro y muralla arrancó carcajadas al por mayor del público.

La actuación: Por supuesto es de Mauricio Garcés que con su personalidad dominaba no solo la pantalla sino también el escenario de los teatros.

El tema es sencillo, un modisto de señoras se hace pasar por homosexual para tener acceso, sin despertar sospechas, a las esposas de los ricos clientes que las llevaban a comprarse ropa, para ello debe tener una doble vida que por supuesto se complica, sobre todo cuando sus competidores sospechan de él y más aun cuando se enamora de una camarera (Irma Lozano).

En la dicotomía absurda macho-gay se basa una comedia que da lugar a muchas situaciones divertidas. En la película intervienen actores serios como Carlos López Moctezuma (el villano más bueno del mundo, así pone su lápida en el cementerio) o Enrique Rocha y por supuesto innumerables damas de notable anatomía (Zulma Faiad, Claudia Islas).

Una comedia muy ligera para arrancar algunas risas y quizás para añorar esos tiempos tan diferentes de los actuales en los que se podía hacer una película de tema tan escabroso como éste sin mostrar nada mas allá que un bikini medio.

El tema de esta película no puede ser la homosexualidad, sino más bien el machismo más exacerbado que uno pueda imaginar. Por la pantalla están desfilando continuamente mujeres de magníficos cuerpos que con la excusa de presentar modelos o probárselos se pasan el tiempo en ropa interior enseñando sus perfectas medidas, mientras el modisto, muy macho él, se hace pasar por homosexual. Esto lo veremos más tarde en una película española de gran éxito, “No desearás al vecino del quinto”, interpretada por el gran actor Alfredo Landa. Las mujeres y los interesados en general por la moda, de los 60, se lo pasarán en grande por la gran cantidad de desfiles con vestidos para toda ocasión, y los hombres y los interesados en general por el cuerpo femenino lo pasarán en grande viendo a las modelos, “modelas” se les llama en la película, en ropa interior. Por supuesto el mensaje es puramente machista, y ya se sabe que para estos los homosexuales son unas “locas” inútiles hasta para ser modistos. Mejor no verla por si daña la sensibilidad.