De amor y de sombras

He de ser sincero y empezar mi crítica por esta declaración: Me animé a ver esta película solo por la presencia de Jennifer Connelly que tiene un gran momentazo mas o menos a mitad del metraje (Ver Spoiler)

Antes de haber visto la película leí el libro de Isabel Allende "De amor y de Sombra" y quedé bastante satisfecho con la narrativa, el estilo y la fluidéz de la novela.
Ya he tenido mis malas experiencias con el visionado de películas con guión adaptado de una novela, generalmente me han defraudado no por la calidad de la película, sino por la pésima adaptación.

Aquí ocurre justamente lo contrario, la adaptación está en la medida de lo malo bastante bien, lo que hace que se hunda la película es la dirección y la "actuación" de Antonio Banderas (no entiendo como a este individuo no le echan a patadas de la industria del cine).

Cuando leemos un libro tenemos una imagen propia de los hechos que nos está narrando el autor y es cierto que cada uno tenemos una idea o una imagen propia muy distinta de otros lectores y cuando vamos a verla adaptada al cine siempre se tiene la sospecha de que no nos va a gustar porque no se adapta a esa imagen que nos hemos hecho previamente de ella al leerla, y esta película no falla en ese aspecto pero si en otros muy importantes.

La dirección de Betty Kaplan es inexistente y muy dispar, da la impresión de que no sabe crear atmósfera ni llevar un ritmo que no lleve al bostezo.

Lo único destacable de la película es la angelical Jennifer Connelly.

Es notorio que Betty Kaplan no escudriñó como es debido en la historia de Chile del golpe militar, de haberlo hecho, no estaríamos en presencia de un film tan mal enfocado, que no hace gala a la novela de Isabel Allende en absoluto.
Un film plano, sin la más mínima dosis de suspenso, actuaciones poco convincentes, fotografía pobre, dirección que en verdad deja mucho que desear.
En definitiva, resulta muchísimo mejor y de mayor cultura leer el libro.

Eduardo Alejos C.
(Cinefilms)

Ante todo debo decir que esta versión la había puntuado bien, ya que en un principio tras verla de refilón y no entera, creí que era buena. Pero ¿qué pasa? Pues lo de siempre, que uno se documenta, lee la novela, ve otros trabajos de Allende, ve otras pelis de Antonio Banderas con otras compañeras de reparto que no son Jennifer Conelly y me doy cuenta de que "De amor y de sombra" se ha convertido en "de amor y de otra galaxia".
Concretamente después de haber visto a Antonio Banderas con Winona Ryder en "La casa de los espíritus" me quedo con esta obra en cuanto a adaptaciones de Banderas-relato de Isabel Allende en la pantalla. Banderas con Jennifer Connelly tiene química 0, los personajes nada que ver, la historia como les da la gana, un vestuario pésimo, y una dirección de farra. El tedio se abre paso y se cae la peli que resulta ser más larga que un día sin pan. Los acontecimientos tan delicados necesitan eso delicadeza, no ser tratados con tal exageración y falta de tacto. Película completamente prescindible, mejor el libro por supuesto, y todo esto no son spoilers se ve en la imagen promocional de la película. La zafiedad está servida.

Unos largos y sosos créditos sobre un fondo negro ya nos ponen sobre aviso de que no va a estar muy bien.
A pesar de contar con la presencia de Banderas y Connelly, ni siquiera ellos consiguen salvar este desastre, que resulta el claro ejemplo de tener base para una buena película, y meter la pata contándola tan mal que parece mentira.
La dirección deja bastante que desear, con una lentitud a la que pueden adelantar los caracoles, efectos especiales nulos (cuando van en la moto se nota que lo de detrás es un fondo), y una puesta en escena y decorados realmente cutres.
Está muy mal ambientada, y ni de lejos consigue transmitir la sensación de opresión y el drama de los desaparecidos en la dictadura chilena. No tiene ningún momento que consiga emocionar, sino más bien al contrario. La escena de la poseída que con sus "superpoderes" lanza a un soldado volando por los aires, ya basta para cargarse la presunta seriedad del film.
Y para terminar, podrían haber salvado los platos si la huida de los protagonistas hubiera sido más peligrosa o tuviera el más mínimo interés, pero ni eso han sabido hacer. Parece que están de paseo, con esos disfraces de tienda de chinos que sin embargo logran burlar a los guardias. Tiene tela la cosa.

1. Adaptación cinematográfica-. Vaya por delante que no entraré a valorar el contenido político de la película ni el testimonio de denuncia que es porque nada tengo que objetarle en ese sentido, pero en lo artístico es la adaptación bastante floja de una novela pasable. A menudo quien ha leído un libro espera encontrar en la película su transcripción exacta en imágenes y, si no es así, tiende a sentirse decepcionado. Con el tiempo he comprendido que el Cine y la Literatura usan lenguajes tan distintos para contar lo mismo que las mejores adaptaciones son aquellas que apuntan al fondo de la historia sacrificando su literalidad. Eso no le pasa a esta película, lastrada desde el principio por su obsesión de ser rigurosa y literalmente fiel al relato original (incluso en el prolongado desenlace, tan fácil de abreviar). Se quiere contar todo lo que se cuenta en el libro y se quiere hacer además en apenas hora y media, lo que da como resultado una amalgama de situaciones aceleradas y mal explicadas, cuando no directamente grotescas.
El material se prestaba a llevar a cabo una película interesante que conjugara la denuncia política y el melodrama, la ternura y la conciencia, la emoción y el compromiso. Isabel Allende lo lograba en su novela sin sacrificar ni comercialidad ni calidad artística; Betty Kaplan, desde luego, no lo consigue. La película es torpe, insulsa e incapaz. La labor de dirección es horrorosa y se pone en evidencia incluso en cosas tan elementales como el movimiento de la cámara, el encuadre, la composición de las escenas y la dirección de actores (desorientados y perdidos en unas ocasiones y tan esperpénticamente sobreactuados en otras -sobre todo los secundarios- que la cosa llega a parecer de risa).
2. Voz en off-. El libro está narrado en tercera persona. La película está narrada en primera persona por la protagonista mediante voz en off. El uso de la voz en off en esta película no es más que la prueba más evidente de la torpeza y la incapacidad absoluta de la directora y el guionista, en primer lugar porque se utiliza como recurso fácil para contar rápido lo que cuenta el libro sin que se escape nada al espectador y, en segundo lugar, porque da al traste con parte de la tensión dramática por cuanto, si quien la cuenta es la protagonista en off, ya sabemos que no está muerta, cosa que en el libro el espectador desconoce realmente.
3. Antonio Banderas-. No imaginaba a Banderas en el papel de Francisco Leal y, después de visto, sigo sin imaginarlo. Banderas es un actor muy limitado y el suyo es un personaje muy definido y carismático. Me cae bien, tiene mis respetos y no tengo dudas de que nadie le ha regalado nada, pero no es actor para papeles que requieran más que una cara guapa. Y éste lo requería especialmente.
4. Jennifer Connelly-. Jennifer Connelly no es sólo una chica bonita -¡qué cosa más bonita es Jennifer Connelly, pordiós!; su magnetismo ilumina el fotograma más gris de cualquier película- sino también una actriz eficaz y resolutiva. A ella tampoco la imaginaba en el papel de Irene Beltrán, presentada en la novela como una chica frágil físicamente e ingenua aunque decidida, pero, al contrario que Banderas, se hace con el personaje hasta no poderlo imaginar sin otro rostro y otros ojos que los suyos.
5. Recomendada para pasar el rato si no se tiene otra cosa mejor que hacer. Y para fans de Jennifer Connelly.