A medianoche me llevaré tu alma

El sepulturero Ze do Caixão tiene una curiosa filosofía que se nos muestra justo al inicio de la cinta, “¿Qué es la vida? Es el principio de la muerte. ¿Y qué es la muerte? Es el final de la vida. ¿Qué es la existencia? Es la continuidad de la sangre. ¿Y qué es la sangre? ¡Es la razón de la existencia!”, esta declaración de intenciones y su obsesión por comer carne un Viernes Santo es la curiosa pero efectiva forma de definirnos a nuestro protagonista.

Ze está obsesionado con tener un hijo, como su mujer es estéril decide ir a por la de su amigo, lo que va a desencadenar toda una colección de crimenes. En el camino se dedica a reirse de todo y de todos, de sus creencias, de las mujeres y de la autoridad. En sus peripecias le da tiempo a torturar, matar y humillar a todo tipo de personas. El único lugar común que se repite a lo largo de la historia será una bruja que parece ser su antagonista, que propone una visión diferente de la vida y que le advierte sobre el castigo que tendrá por sus crímenes. Por desgracia el personaje principal es el único que vamos a encontrar con cierta profundidad y motivaciones, el resto parece que están ahí de paso.

La falta de medios es muy palpable, sin ir más lejos el protagonista va disfrazado con un disfraz de mago cualquiera. La película chirría en momentos que se podrían evitar fácilmente, calaveras de papel, decorados de cartón y más cosas que no se echarían de menos de no estar ahí. A pesar de ello consigue una atmósfera tenebrosa, bastante apoyada en una música muy del estilo de los clásicos de terror antiguos y en unas muertes muy macabras y bastante mejores que las de películas mucho más famosas de la época, como la malograda "Blood Feast" que salió sólo un año antes. Además de con la muerte juega con varias fobias en bastantes escenas, a los insectos o a morir ahogado, por ejemplo, que si bien en la época pudieron ser bastante escabrosas hoy resultan un poco sosas. Si bien se da a entender durante la trama que Ze es una especie de hombre invencible a veces es un poco increible la poca resistencia que oponen las víctimas ante el piquete de ojos más lento de la historia o unos débiles zarandeos.

Quizá la cojera más grande de la cinta sea su falta de ritmo en bastantes tramos, sobre todo las partes de diálogo van a resultar muy tediosas a alguien habituado al cine actual. Además también llama la atención el paso del tiempo, aunque se hace referencia explícita a la época del año en la que transcurre cada parte no queda claro donde se encuentran las elipsis narrativas.

A pesar de todo es una película muy disfrutable, sobre todo para amantes del género. Ha sido todo un descubrimiento, merece ser más conocida.

Será verdad si lo decían en el nuevo testamento y me salió en la última galleta china de la suerte que abrí: creced y multiplicaos. Pero claro que hay gente muy chunga que hará lo que sea por multiplicarse, qué se lo digan a los protagonistas de esta película.

Ze de Caixao es un sujeto amoral, relacionado con el cementerio y con una sola idea en mente: tener una descendencia, perpetuarse en el tiempo a través del vientre de una mujer. Ze es un hombre implacable y hará todo lo que haga falta para conseguir tener un hijo.

Se podría discutir acerca de los valores artísticos o estilísticos de À Meia Noite Levarei Sua Alma, pero empecemos por lo puramente indiscutible: es una obra de amor. En los primeros diez minutos, uno se percata que José Mojica Marins ha hecho una obra para el amante del terror, ya que primero conocemos los pensamientos filosóficos de Zé do Caixão, acto seguido entramos en los maravillosos – por artesanales – títulos de crédito para continuar con la presentación de una bruja – relación directa con los personajes de la clásica editorial EC - antes de meternos en faena con una obra de amor oscura y repleta de maldad que, sin embargo, arroja al mundo a un ser tan abyecto como maravilloso que es Zé do Caixão.

Sin el magnetismo de José Mojica Marins y su Zé do Caixão (Ze el de los ataúdes), esta película hubiera pasado sin pena ni gloria porque su historia es mínima – Do Caixão no duda en cargarse a todo el que se le ponga por delante en su afán por tener un hijo – e incluso pueril si no tuviera el personaje de Caixão al que José Mojica hace suyo (¿O será al revés?) y sorprende como un malo de manual que bebe, blasfema, no respeta ley alguna y mata como quien respira, pueda ser al mismo tiempo un filósofo o un poeta que protagoniza algunos momentos delirantes y repletos de energía como esos desafíos a las fuerzas del bien y el mal o el maravilloso discurso en ese cementerio del que uno espera ver surgir zombis. À Meia Noite Levarei Sua Alma es oscura, a veces amateur y la fotografía de Giorgio Attili irregular, pero a cambio: ¡qué noches más siniestras, qué bosques más peligrosos!

El nivel actoral es discreto, para qué negar algo tan obvio, y en todo caso destacaría a Magda Mei no solo por ser el objeto de la obsesión de Caixão sino también porque es coguionista y su nombre sale – como buena película hecha con poco medios y mucho amor – a lo largo del equipo técnico.

Al terminar de ver À Meia Noite Levarei Sua Alma puede que sientas que has perdido hora y veinte, pero a cambio has conocido un personaje tan abyecto como enigmático, a una fuerza arrolladora de la naturaleza como es Zé do Caixão.

Y eso ocurre pocas veces en la vida, disfrutalo.

https://www.terrorweekend.com/2020/10/a-meia-noite-levarei-sua-alma-review.html

Con esas palabras pronunciadas por un extraño personaje con sombrero de copa y cara de alucinado da comienzo un monólogo con el que se nos presenta a uno de los personajes más peculiares y fascinantes del cine de terror, Zé do Caixao, sepulturero, filósofo, poeta y asesino, entre otras cosas.
Un personaje con una pinta estrafalaria (traje y capa, sombrero de copa, barba, uñas interminablemente largas) que se burla de la religión y lanza tremebundos discursos sobre la vida, la muerte y la libertad, que no duda en violar y matar pero que no soporta que se maltrate a un niño en su presencia, que es sádico y despiadado pero siente remordimientos que le atormentan, y que no se detiene ante nada en su búsqueda de la mujer adecuada para darle un hijo que sea "la continuidad de su sangre", protagonizando de paso escenas de violencia inusual para la época y regalándonos momentos extrañamente magnéticos (el monólogo inicial, la escena de la carne y la procesión, el discurso del cementerio).
La frenética convicción con que José Mojica Marins, (también director, guionista y productor de la cinta) le interpreta contribuye a dotar al personaje de un carisma especial, y la complejidad del personaje en sí mismo asombra, sobre todo dado que "nace" en una época en que la norma en el cine de terror eran los monstruos de cartón piedra y carácter más o menos sobrenatural.
Los demás personajes no están demasiado desarrollados, y se nota que la película se grabó con unos medios exiguos y un equipo aficionado: las interpretaciones son muy teatrales, los decorados están hechos con dos cuartos y los efectos no tienen nada de especial, pero poco importa. Esta película es, sobre todo y ante todo, para bien o para mal, el personaje de Zé do Caixao. Y con eso basta y sobra.

Llegar aquí tiene el mérito que el buen cinéfilo romántico quiera darle, lo cual es para mí muchísimo pese a la maliciosa nota en forma de estrellitas que queramos darle. Por el amor al cine que todos (se supone) tenemos "A medianoche me llevaré tu alma" es un diez, no se puede pedir más, con independencia de filias, gustos o la simpatía por ciertos contenidos. Rarezas como esta película brasileña son el motor del cine, lo que hace que todo funcione, la base a la que hay que acudir para enfangarse y conocer la profundidad el séptimo arte... Aunque objetivamente no sea una gran película, no es demagogia, tiene la esencia del amor al cine, en este caso desde la producción sincera y entregada.

Escasos medios, apenas una hora y poco más de metraje, pero con un personaje clave inolvidable que calza un disfraz que bien podría ser el de un mago de circo aunque no, Zé es sepulturero, tiene una visión amoral de la existencia y es un verdadero torbellino. Un jodido huracán que cuando entra en la taberna ni siete u ocho paisanos son capaces de hacerle frente. ¿Da miedo?; a estas alturas de siglo en el que hemos visto de todo ya no, pero en los años sesenta en Brasil, ay, eso que nos lo cuente otro, pero probablemente el tramo final debió marcar mucho a una generación entera.

Zé el sepulturero se encuentra en la lista desde este momento de personajes inolvidables del cine. Brutal...

El cine hay que verlo pensando en la época, cultura e ideologías reinantes en la época en la que se filmo cada película, es la única forma de entenderlas de verdad. Yo ví esta película hace cerca de 20 años, bastante joven y sin esa forma de pensar (fruto de la poca experiencia cinéfila) y me pareció una película bastante mala, muy ¨antigua¨ y sin mucho por destacar. A día de hoy me he propuesto ver toda la filmografía de ¨Ze do Caixao¨, y quería darle una nueva oportunidad a esta, antes de ponerme con las siguientes.

Y me ha parecido mucho mejor que en aquella primera visualización. Una maravilla de película no es, pero mi puntuación ha pasado de un 3 a un 6, es una diferencia abismal.

Tenemos la historia de un hombre, malo por naturaleza, que en una época donde la gente era tan religiosa, reniega del catolicismo, trata mal a la gente y su maldad va en una espiral descendente, desde maltratar a sus vecinos, aprovecharse de las mujeres, hasta llegar al asesinato en múltiples ocasiones, siempre riéndose de las consecuencias de sus actos.

La peli está bien hecha, y el protagonista hace un gran papel. No es una historia que a día de hoy parezca original, pero lo dicho, eran otros tiempos, y está más que decente.