La última aventura del Gandul

El documental se asienta sobre pedazos seleccionados de un video filmado por unos amigos que se disponían a realizar una travesía en un catamarán, el Gandul, desde las Islas Canarias hasta las Barbados.
Sobre ellos se van añadiendo los testimonios de gente que fue pionera en echarse al mar y hacerlo su lugar de residencia, Santiago Zunzundegui, Cocua Ripoll, Rodolfo y Claudia, destacando a Julio Villar, que transmite una calma y una sabiduría entrañables, te quedas con ganas de conocerlo. Al igual que te quedas con ganas de subir al barco de Gustavo y Begoña, y surcar el mar.
Y luego vienen la tripulación que participó en esa travesía, comandados por Gustavo Díaz y su compañera Begoña Filloy.

Para estar en medio de la naturaleza, falta más presencia de ella, no solo sacar buenas puestas de sol, apenas aparece fauna. Por ejemplo, hablan de peces voladores y no hay ninguna toma; tampoco parece que se toparan con ningún inquietante tiburón.

En el rescate, la cinta subiría la tensión del espectador y dotaría de un mayor dramatismo si se añaden 5 minutos con tomas del helicóptero; de cuando subieron al barco y sentían como la que había sido su casa, el Gandul, desaparecía en el mar; de cómo fue su recuperación en el mercante; toda esa parte emotiva en la que Gustavo y Begoña asimilaban lo que habían perdido, no solo era su barco o su casa, era el fiel testigo de toda su relación, de todos los sentimientos y sensaciones que se habían producido en él.