El muerto de Maigret (TV)

El sigilo de una pesquisa policial se convierte en inagotable fuente de estímulos cuando G. Simenon ha escrito el texto y S. Harcourt ha aceptado el reto de elaborar el guión.
La película es sobria, condensada, hace gala de una narrativa directa, también despiadada, y resulta opresiva porque discurre entre las tinieblas de una fotografía que gusta del tenebrismo.
Pero es lo que conviene al argumento.
R. Atkinson deja su huella en ese entorno sombrío y los renglones de su interpretación marcan la pantalla con su acostumbrada solidez de actor consumado y con ese peculiar carácter que le hace inconfundible.

Me centro solo en este episodio, ya que he escrito una opinión más general de la serie en mi reseña del piloto “Maigret tiende una trampa”.
Esta vez el caso es el de un asesinato que remuerde la conciencia de Maigret, aunque no por eso el comisario está menos impasible. Supongo que el personaje es así de frío y serio en los libros y no hay que darle más vueltas.
La investigación tiene cierto interés, con mucha lógica deductiva y algo más de ritmo y matices que el primer caso.
Con todo, sigo teniendo la sensación de que los casos de este investigador tienen mucha menos chicha que los que vemos en otras series de televisión actuales. Pero imagino que eso es problema del clasicismo de las novelas, que quizá han quedado un poco anticuadas con los años.
El capítulo se hace, por tanto, un poco largo para lo que cuenta, aunque se puede ver.