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Hello, Dolly!

Musical Cornelius Hackl, dependiente de una tienda de alimentación de Yonkers, marcha a Nueva York con su mejor amigo para pasar un buen rato. Allí no pueden evitar cruzarse con su jefe Horace, que les promete darles una reprimenda si los ve en un restaurante de moda en lugar de estar atendiendo la tienda. A través de Horace, comerciante viudo, conocemos a Dolly Levi, una casamentera de mediana edad -también viuda- que está intentando buscarle ... [+]
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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
11 de octubre de 2006
32 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dirigida por Gene Kelly, adapta la obra de Broadway "The Matchmaker, Hello, Dolly!", con música y letras de Jerry Herman. Se rodó en Todd-Ao (70 mm), en Chasleston Circle Fountain (Buena Park), Lancarter County (Pensylvania), Villa Garrison (NY) y en los Fox Studios, donde se montaron unos notables decorados. Tuvo un coste de 25 M dólares. Escirta y producida por Ernest Lehman, se estrenó el 16-XII-1969 (EEUU).

La acción tiene lugar en Yonkers (NY) y en NYC, en la última década del XIX, a lo largo de un fin de semana, con un epílogo posterior. Narra la historia de Dolly Levi (Barbra Streisand), de mediana edad, casamentera, oficio en el que goza de acreditada fama. Apoyado en ella, busca para si el mejor partido disponible en NY, un próspero comerciante de piensos, bastante rico, Horacio Vandergelder (Walter Matthau), que contrata sus servicios para que presente su sobrina Ermengarda (Joyce Ames) a jóvenes de NY, para que olvide a su novio, un artista pintor sin fortuna y sin futuro.

La película es un musical de gran presupuesto, complementado con múmeros de baile de excelente factura y magnífica coreografía. Se apoya en una historia muy liviana, pretexto para dar cabida a canciones y baile, que se sitúan en escenarios singulares: un restaurante, un parque, alrededores de una capilla. Está libre de elementos contradictorios con el tono general del relato, como la intervención nazi en "Sonrisas y lágrimas", y de servidumbres limitadoras, como la elegía del campo de "Oklahoma!". La obra es, sobre todo, un musical al servicio de la música y el baile. Abunda el humor visual y verbal, rico en espontaneidad y naturalidad, basado en la sorpresa, la exageración, la incongruencia y la severidad trasnochada. Matthau y Streissand durante la cena componen un cuadro cómico, de intensidad y duración pocas veces igualadas en cine. La lucha de sexos es, también, fuente de comicidad. Dolly halaga y, a la vez, irrita el orgullo de Horacio y no duda en amenazar la prosperidad de su negocio para conseguir sus objetivos. La recreación de NYC en 1890, el vestuario, la animación de las calles, los coches tirados de caballos, los tranvias de mulas, etc., crean un ambiente mágico y de ensueño, que enriquece y eleva el film. NY es el símbolo de la modernidad, la prosperidad, la alegría y el amor.

La música, rítmica, alegre y pegadiza, aporta canciones tan gratas como "So Long, Dearie", "Before The Parade Passes By", "Dancing" y otras. La fotografía se beneficia de la calidad de la filmación en 70 mm, de encuadres precisos y amplios, de un movimiento de cámara diligente y correcto y de una excelente visualidad. El guión crea una historia de enredos amorosos incontaminados, ingenuos e hilarantes. La interpretación de los dos protagonistas, Streisand (en su segunda película) y Matthau, es brillante. La dirección hace gala de su pasión por la coreografía y el baile.

Excelente película musical, pletórica de acción y humor, entretenida y gratificante.
Miquel
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8 de febrero de 2008
20 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puesto que la cogí tan solo por escuchar la tremenda voz de Streisand - la AUTENTICA diva musical y no las que nos quieren encasquetar tipo Careys- me llevé la agradable sorpresa de una comedieta intrascendente pero muy agradable de final de los sesenta, con muy buenas interpretaciones y unos números musicales excelentes. Bravo por Kelly, que como actor me resulta cargante en ocasiones. La historia se cuenta en tres patadas pero aquí lo que importa es el brillante color, tanto de la filmación, vestuario y por supuesto, de su música. Matthau pone el contrapunto a los histriones secundarios -gran Crawford "N'hi ha que neixen estrellats" (serie de culto cutre brit ochentero en la autonómica catalana), Tune y Peaker- y Streisand la voz y todo lo demás. Recomendable, y no soy muy fan del cine musical.
Lo mejor: Bárbara Barbra. Los números y coreografías.
Lo peor: Lo poco que sale Armstrong, ya muy tocado.
Feldon
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22 de septiembre de 2009
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es que es tan condenadamente bueno el musical de Herman y Lehman, así como su puesta en escena original de Broadway (impuesta con diseño de producción al mundo entero) que da igual que la Streisand y Matthau no casen para nada, que ella sea una cría para un papel de una sesentona, ya que la música, las canciones, el ballet... todo, absolutamente todo lo demás es brillante, magistral, incluidos, claro está, los excelentes secundarios y el detalle sentimental de la breve, pero emotiva, colaboración de Louis Armstrong por gran amistad con Gene Kelly y mucho afecto "por esta jovencita maravillosa que ha llegado de donde los ángeles vienen marchando...".

Para quienes conocen la función teatral, cuesta entrar y tragarse el impresionante maquillaje de Barbra. Todas las representaciones teatrales respetaron este criterio y en todo el mundo Hello, Dolly! se representó a sala llena con primeras figuras veteranas, entre 50 y 70 años para el papel de la pícara casamentera y el cascarrabias tendero. Pero hollywood no se quiso perder la mina de oro que prometía ser esta chica de 27 años con una voz prodigiosa y un desparpajo fuera de lo común para la comedia. Acababa de debutar con la fenomenal Funny girl y apostaron en firme: lo demás vino solo, un gran éxito... que se debe más al carácter admirable del conjunto y a la voz de la exquisita cantante que a la pareja protagonista, completamente inverosímil. A la madura casamentera le falta el cuerpo en decadencia y el dolor de pedirle al difunto marido que la deje volver a catar el amor. Entonces la picardía, la gracia de la mujer de negocios judía, mañosa como ella sola y el avaro cascarrabias... adquiere otro sentido, la magia verdadera de la obra original del gran escritor Scholem Aleijem (1859-1916)[craso error cometido por bastante gente, pues este tiene varios relatos similares; mas Hello Dolly se basa en una obra de teatro de Thornton Wilder (1897-1975). Pero, bueno, esto es lo que hay y tiene mucho y muy bueno.

En España hubo una versión con Concha Velasco, ya entradita en años, francamente horrible, bajo una puesta en escena muy pobre y con unas interpretaciones sin brío; pero, eso sí, con un excelente ballet. Quien lo hizo muy bien, también de mayor, fue Nati Mistral, pero en Buenos Aires, donde ya la había estrenado a finales de los sesenta la máxima estrella del tango melódico, Libertad Lamarque.
horacio
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10 de junio de 2009
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí, es cierto. Aquellos musicales que hicieron furor en los escenarios más prestigiosos y en los cines a los que el público acudía en masa son patrañas. Patrañas donde se canta y se baila todo el rato, donde los sentimientos y los acontecimientos se expresan mediante una explosión de coloridas imágenes en incansable movimiento, música, letras armoniosas y coreografías apoteósicas. Mediante vestuarios que no reparan en derroches, mediante ambientaciones preciosistas y, por encima, una capa de inextinguibles ganas de vivir.
Son obras del séptimo arte que se distinguen, en la mayoría de los casos, por sus guiones ligeros y revoloteadores como pájaros, por sus finales felices y por no transmitir en absoluto la realidad como es, sino como nos gustaría que fuera. Las fantasías de la gente corriente.
Cuando ves un musical como "Hello, Dolly", tienes varias alternativas. Desdeñarlo por tonto e insustancial, quedarte a medias porque puedas apreciar ciertas cualidades, o bien dejarte engañar por el brillo, zambullirte y disfrutarlo sin pensar y aceptando sus premisas.
Selma, la protagonista del drama "Bailar en la oscuridad", de Lars Von Trier, adora los musicales como "Hello, Dolly", porque rezuman todo ese brillo y ese lustre que ella jamás podrá tener en su modesta vida.
Porque los musicales están diseñados para la gente que sabe que nunca podrá cantar y bailar como Barbra Streisand, luciendo un despampanante vestido dorado, descendiendo por una elegante escalera con alfombra roja y con el mundo a sus pies.
Vivoleyendo
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21 de marzo de 2008
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Increible Barbra Streisand, carisma endiviable. Muy mal elegida su pareja: Walter Matthau, además se llevaron fatal durante el rodaje, y se alargó el mal rollo durante mucho tiempo. Ella fue elegida con 25 o 28 años para interpretar el papel de una viuda cincuentona, aún así, lo borda. Barbra es la voz! Y genial Armstrong en su aparición estelar, quien nunca ensombrece a Barbra Superstar!
Cry me a river
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