Haz click aquí para copiar la URL

Monos como Becky

Documental Mientras los enfermos mentales de la Comunidad Terapéutica de Martutene preparan una representación sobre la vida del psiquiatra portugués António Egas Moniz, que desarrolló el procedimiento quirúrgico conocido como lobotomía para tratar la esquizofrenia en 1935, los cineastas Jordá y Villazán (que fueron enfermos mentales alguna vez en su vida) reflexionan sobre las terapias psiquiátricas modernas. El título hace referencia a la ... [+]
1 2 >>
Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
8 de octubre de 2005
19 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda, uno de los proyectos más insólitos, arriesgados y personales del cine español en los últimos años que, además, ofrece en pantalla un resultado altamente satisfactorio, magnífico.
A partir de una propia y terrible experiencia personal - un infarto cerebral -, el director catalán e ideólogo de la Escuela de Barcelona, Joaquín Jordá, realiza este docudrama que se acerca a la figura del psiquiatra portugués Egas Moniz, hombre pionero de la psicocirugía de muy mala reputación, a pesar de su Nobel de Medicina, pues fue el que practicó la lobotomía: una técnica quirúrgica en la que se interviene en el cerebro de los enfermos mentales - particularmente esquizofrénicos - a fin de "tocarles" el lóbulo frontal y dejarles a partir de ahí como "muertos en vida", pues anulan en ellos toda capacidad visceral, sentimental o puramente humana. Es la aniquilación emocional de la persona. Tema muy controvertido y propenso a acalorados debates.
Jordá hace una película rara, experimental, que se sale de los cauces habituales, una obra de hechuras premeditamente torcidas para hablar de estos renglones torcidos de Dios, un proyecto a contrapelo que merece la pena ver y apreciar, pues su alma, fondo y logros son rectos, rectos, rectos.
kafka
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
31 de mayo de 2012
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Extraño documental realizado por uno de los documentalistas más importantes que ha dado el cine catalán, Joaquin Jordà (que nos dejó en 2006 tras dirigir su última gran película, “Más Allá del Espejo”).

Monos como Becky, narrado con un particular y sutil sentido del humor y con una mirada absolutamente sana y desprejuiciada, pone a dos polos opuestos sobre la mesa; por un lado, los descubrimientos que hizo el Premio Nobel Egas Moniz en los 60, siendo el primer neurocirujano en practicar una nueva técnica (la lobotomía) a pacientes con trastornos mentales que consistía en perforar y dañar el lóbulo frontal de sus cerebros para eliminar aquellos impulsos incontrolados o inesperados (precisamente aquello que nos hace ser humanos y vivir de las emociones).

Por otro lado, Jordà nos sitúa en medio de un grupo de pacientes con problemas psicológicos varios y nos muestra sus inquietudes, pensamientos y sentimientos, contrastándolos con las polémicas prácticas del dr Moniz.

El documental plantea el conflicto desde el punto de vista más puramente ético y humanista y se puede leer como una limpia defensa de la imperfección humana. Los defectos psicológicos nos dan un atractivo como personas, todas diferentes y cada una con sus particularidades. Y aquellas personas que viven por debajo de los límites estandarizados de lo que se considera como “normalidad”, están llenas de emociones especiales que transmitir al exterior y que, de aplicárseles la lobotomía de Moniz, serían totalmente aniquiladas y extirpadas de su interior.

Brillante es el momento en que uno de los pacientes del grupo, que padece de esquizofrenia, elabora un monólogo claro y directo de cómo hay que tratar a un enfermo como él, y de la inutilidad e hipocresía de los métodos utilizados por la psiquiatría en general (estando presente junto a él un psiquiatra, que se lo mira sorprendido). Hasta el propio director se convierte en un paciente y colega más del grupo de personas “especiales”, con quien comparte momentos de mucha empatía.

Un documental interesante en su concepto y en la forma en que está narrado, que puede llegar a despistar por momentos, dado que algunos pasajes dedicados a explicar la figura de Moniz, pueden llegar a hacerse pesados. No obstante, un film recomendable.
kakihara
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
4 de diciembre de 2009
14 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soy un mono. Cada uno/a interprete esta afirmación a su gusto (los del Opus, por favor absténganse de interpretar, que no es lo suyo). Verán.
Soy un mono porque me parece válida la teoría de Darwin y creo en la evolución de las especies, más aún después de ver esta Película (película con mayúscula). Lástima que a mí no me haya llegado demasiado esa evolución y haya quedado para escribir aquí cuatro frases que poco aportan a la "humanidad". Viendo esta película, te sientes un mono social y te dan ganas de ayudar a los demás, te apetece salir a la calle a desfacer entuertos, a okupar, a protestar por los timos con que esta sociedad humana (léase capitalista) nos agrede a nosotros los pobres monos.
Soy un mono porque después de pensar todo lo anterior viendo esta película, me quedo en mi casa babeando delante del televisor incapaz de actuar en consecuencia. No sé, al menos como protesta podría comerme un plátano enfrente la sede del Banco Santander y dejar la monda en el suelo. No sé, soy un mono.
Soy un mono porque ví el "Informe para una Academia" del gran José Luis Gómez. Delante de mí estaba P.J. Ramírez aplaudiendo como un orangután, debería darle vergüenza.
Soy un mono y lo asumo. Lo malo es que soy un mono lobotomizado socialmente (como dice la película) que puede actuar sólo dentro de un rango establecido, y si traspaso demasiado ese rango me pueden aplicar un procedimiento psiquátrico que me hará más mono y menos humano.

Esta película cada vez me gusta más, con el tiempo se va asentando y dejando su poso humanista. La única "pega" (acabo de darme cuenta de que no es algo negativo) es que no abusa de la intelectualidad: hace cortas exposiciones didácticas de expertos y cede la mayor parte del metraje al factor humano de lo monos que somos.

P.D: Para lobotomías en plan broma: "Re-animator".
lscem
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
31 de marzo de 2012
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
He tenido la oportunidad de escuchar a Roman Gubern explicando los entresijos de este documental y es una oportunidad de oro para poder entender y comprender los porqués del mismo. De esa manera podemos desentrañar hasta las partes más oscuras de este atípico documental.
El director, miembro de la Escuela de Barcelona, se había planteado un proyecto que consistía en un documental sobre la figura del premio Nobel portugués Antonio Egas Moniz, intentó conseguir financiación del ministerio portugués, pero debido a la voraz crítica con la que planteaba la figura, no consiguió el apoyo. Egas Moniz ha pasado a la historia por ser uno de los pioneros e impulsores del uso del proceso de lobotomización en pacientes aquejados de enfermedades psiquiátricas. Jordá se proponía criticar ese uso indiscriminado que acababa convirtiendo a los pacientes así estigmatizados en zombies vivientes carentes de procesos inherentes al ser humano.
Después de este primer intento, Joaquim Jordá sufre una enfermedad muy atípica, agnosia, derivada de un ictus que padece y, tras su recuperación, debe comenzar un proceso de reaprendizaje. Es en ese momento en el que se replantea el proyecto Moniz.
Jordá, en este documental, pretende llevar a cabo dos tareas; por un lado denunciar de un modo muy parecido a cómo lo hacían los intelectuales de izquierda franceses de los setenta, como Foucault, que en el origen y en la construcción social de los valores y consideraciones acerca de los pacientes psiquiátricos existen injerencias de prejuicios de clase y una falta absoluta de consideración con los mismos.
El segundo aspecto, más novedoso para el profesor Gubern, es que el propio director se analiza a sí mismo como paciente psiquiátrico en una suerte de autoanálisis y comprensión de sus circunstancias.
Es evidente que los resultados del documental se consiguen, especialmente el primero porque a base de una fuerte carga irónica se pone sobre la mesa que en la práctica clínica del médico portugués, el paciente ocupa un lugar secundario y que lo que se pretendía es rebajar la carga que el mismo suponía para la sociedad. Estos son los mejores momentos del documental.
Bajo el segundo aspecto, es evidente que se pretende plasmar que los enfermos aquejados de este tipo de síndromes poseen capacidades para poder pensar y disfrutar como seres humanos, dichas capacidades parecen extinguirse se se les aplican las técnicas de la lobotomización.
El documental, como intento de denuncia, funciona porque los objetivos se cumplen claramente. Desde un punto de vista formal hay un cierto desaliño y un recurso a lenguajes cinematográficos caducos que empobrece la narración en algunos momentos. Da la sensación de no haber sido muy exigentes en la mesa de edición, pero, insisto, los objetivos se cumplen porque eso es lo que persigue el documental, denunciar y mostrar.
nudodobleblogspotcom
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
19 de diciembre de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este documental me dio vértigo desde los primeros minutos. No dejé de sentirlo hasta el final, donde por fin vi un resultado después de tanto ascenso gradual. Desde la altura vi en pequeño un conjunto unido en harmonía donde sin duda destacaba algo; un loco muy cuerdo, una realidad punzante.

Podría decir que hay algo en el film que no me gustó; el montaje, pero sería injusto puesto que marcaba una intención muy clara, ya en el mismo montaje se desarrollaba una idea de desequilibrio patente a lo largo de todo el documental.

También podría decir que no me gustó el tema, pero volvería a ser injusta ya que no se trata de agradar o desagradar sino de entender una realidad que duele, porque no muestra lo que un espectador común está acostumbrado, no tiene el típico happy ending ni a los bellos personajes con dolencias inexistentes; trata de una enfermedad que cuesta curar y además lo hace desde las entrañas.

Podría volver a decir que no me gustó ver como abrían la cabeza a un hombre y le revolvían el cerebro, pero una vez más sería injusta porque de eso se trataba el film; de concienciar y hacer entender que se necesita pasar por un tormento como espectador para poder llegar a entender mínimamente lo que éstas personas sufren.

Hay dos cosas que me pusieron la piel de gallina: por un lado el teatro; un grupo de personas eran felices al reproducir una escena de lo más sencilla, se lo pasaban bien y me hicieron pensar que yo me hubiera aburrido estrepitosamente si me obligaran a hacerlo, necesitaban evadirse del mundo y representar a alguien que no fueran ellos.
Por otro lado el personaje final que se enfrenta a las palabras de un médico licenciado y se lo come con patatas. Nadie mejor que uno mismo sabe lo que es pasar por algo, y pareció que el médico no tuviera ni idea de lo que hablaba, una lástima entender que alguien que debe estar por los enfermos no sabe de las necesidades de éstos.

Metafóricamente puedo decir que me costó tragar un pedazo de carne entero porque no me lo habían cortado en trocitos, necesitaban de mi hacer el ejercicio y no estaba acostumbrada.
GINA
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 2 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow