The White Stripes Under Great White Northern Lights

Al estilo del 'Heima' de Sigur Rós, la cinta versa sobre una pequeña gira que Meg y Jack hicieron en 2007 atravesando todo Canadá. Y cuando digo todo es TODO, no sólo la parte oriental de grandes ciudades como Toronto, Quebec u Ontario, si no los recónditos parajes de las regiones del Yukon, Manitoba, los territorios del Noroeste, Nueva Escocia, etc. A lo largo del metraje se alternan entrevistas a los dos miembros de la formación con imágenes de los directos montadas en orden supuestamente cronológico. No hay sobresaltos en la línea temporal ni artificios de montaje que despiste al espectador.
La narración del documental transcurre de una manera muy fresca y espontánea, al igual que muchas de las actuaciones que se pueden disfrutar a lo largo de todo este documental. Para empezar, el famoso concierto de una sola nota. Meg & Jack se bajan de una limusina negra en un lugar donde les esperaban cientos de fans. Suben al escenario, él se cuelga la guitarra, ella se sienta en su batería: Se miran, asienten y golpean sus instrumentos una sola vez, saludan y se van. Así comienza Under the great white northern lights, un documental muy agradable de ver, en el que se alternan los grandes conciertos con pequeñas actuaciones en bares, barcos, el local de los nativos en nueva escocia, donde intercambian su cultura musical con la de los autóctonos. De la misma manera se intercambian las imágenes en blanco y negro (la mayoría del metraje) con imágenes en colores vivos. Bolo tras bolo van desgranando temas insignia de su carrera y alguna que otra versión (Dolly Parton, Robert Johnson). En cuanto a la forma: la fotografía, cuidadísima; el sonido contundente, sobre todo el de los conciertos grandes. En definitiva, un documental que se aleja de fines propagandísticos, proyectando una imagen de la banda, que como su música es directa y honesta.