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Alba

Drama Alba, una niña de 11 años, debe ir a vivir con su padre, Igor, debido a la enfermedad de su madre. Igor es un hombre obsesivo y solitario, a quien ella apenas conoce, que después de separarse de la familia se encerró en una casa pequeña. La convivencia para Alba es casi insoportable; su padre le recuerda todo aquello que la acompleja de sí misma. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
30 de septiembre de 2018
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alba es uno de los estrenos más comentados y laureados del cine ecuatoriano reciente, la ópera prima de la también actriz Ana Cristina Barragán. La historia se centra en el personaje de Alba (Macarena Arias), una niña que está transitando su paso de la niñez a la adolescencia y con ello los inevitables cambios físicos y emocionales propios de esa edad que será especialmente difícil para Alba, debido a que tiene que lidiar con la grave enfermedad de su madre, y el hecho de tener que ir a vivir con su padre, un hombre un tanto raro y solitario a quien ella apenas conoce. Alba es una niña introvertida e inocente que está descubriendo el mundo y descubriéndose a sí misma e intenta encajar en su entorno. A lo largo del metraje los diálogos son mínimos pero la historia fluye sin ningún problema, tal vez porque en cierta manera es fácil identificarse con ese ‘viaje’ que emprende Alba, pero también hay que reconocer cierta destreza en la novel directora a la hora de narrar a través de imágenes sin usar demasiados diálogos; porque estamos ante una película que se expresa a través de sus imágenes, de los gestos, de las miradas y de los largos silencios.

Alba es una obra intimista y de mirada femenina. Un drama de dolor contenido, el cual se narra desde la perspectiva de la inocencia y curiosidad de una niña que empieza a descubrir el mundo y los momentos buenos y malos que este nos ofrece, historia sencilla y de tema universal que sabe calar en el espectador. Sin duda, un pilar importante de la cinta es la destacable interpretación de Macarena Arias (a Barragán le valió la pena buscar entre más de 600 niñas, porque dio con la correcta), junto a la pequeña, la actriz española Amaia Merino en el personaje de la madre enferma y ausente pero en cierto modo muy "presente" a lo largo de la trama, dejando protagonismo al personaje de Igor (Pablo Aguirre), el solitario y silencioso padre que deberá cuidar de Alba, y con quien la pequeña apenas interactúa o tiene alguna conversación, pero que incluso sin palabras en cada escena juntos dicen mucho. Cabe mencionar también que la cinta no tiene música, pero sí una canción, el éxito setentero Eres tú de Mocedades, que sin duda junto a la historia, las interpretaciones y la acorde fotografía de la cinta logra crear una atmósfera de nostalgia, primero en una de las escenas y luego en los títulos de créditos tras la escena final, donde en una especie de recordatorio y despedida afloran en los personajes los sentimientos y emociones hasta ese momento reprimidos. En resumen, Alba es una película de fondo sencillo, puede que también le sobra alguna escena, pero fuera de eso, en su forma y conjunto logra dejar un estilo diferente en el cine ecuatoriano, una historia entrañable.

Más reseñas de películas y series en cachecine.blogspot.com

@CineAmateur
Mayra Meza
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25 de diciembre de 2016
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alba nos transmite un moderado vértigo frente a los abismos que llevamos dentro. Se dedica a contemplar a una adolescente parca y silenciosa mientras flota rodeada de temores y desolación. Su levedad aterriza cuando acepta con resignación su condición de sobreviviente.
La película muestra un pequeño mundo triste con grandes contrastes entre el confort y la precariedad que aprieta a Alba mientras su cuerpo sangra. Pone por delante las condiciones materiales de pálidos seres autónomos que actúan sin predestinación ni maniqueísmo. Se aprovecha la potencia de sus miradas para contar lo que nos separa, especialmente dentro de casa.
Registra los estados vacíos que vive la protagonista y la relación cruel entre los adolescente que hace tan doloroso ese sensible periodo de la vida.
Recomendado largometraje de Ana Cristina Barragán que regresa de buena forma sobre el tema abordado poéticamente en su cortometraje “Despierta” (2010, 8 minutos).
Billy Navarrete
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2 de noviembre de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La idea es clara desde el inicio, no habrán sorpresas para nadie. Pero es la ejecución, la manera de narrarlo, las miradas interiores de esa niña triste y rara que se hace mujer, mientras va sobreviviendo a la adolescencia, a la ausencia de su madre y la presencia de su padre. Es la delicadeza, la sensibilidad y la profundidad de lo cotidiano, lo que eleva a la película, como consigue abarcar absolutamente las complejidades, dolores y ausencias de la niña. Y hace absoluto el film.
sbarres
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26 de noviembre de 2023
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Fascinante propuesta infinitesimal a la que le cuesta arrancar y que puede resultar anodina “ab initio” pero que va evolucionando hasta que consigue aferrarse al corazón del cinéfilo desde la modestia absoluta de su propuesta, “Alba” es la ópera prima de la cineasta ecuatoriana Ana Cristina Barragán, la cual logra elaborar un pequeño dulce exquisito con su amargor interno esperando a ser descubierto en cuanto muerdas la cinta.

Para ello, cuenta con un as en la manga soberbio: la interpretación de la jovencísima Macarena Arias, que aparece en todas las escenas y en torno a la que se cierra el objetivo de Ana Cristina Barragán en planos cortísimos que embelesan ante un recital de interpretación introvertida y silente, a través de los gestos y las miradas que la joven actriz derrocha para hacernos entender y enamorarnos de su críptico personaje.

Dura crítica con enorme compromiso social, “Alba” es una niña de once años que, ante la enfermedad de su madre por la que tiene que ser hospitalizada, se ve obligada a tener que irse a vivir con su padre, el cual vive en un cuchitril infame desde que se divorció. Pero Alba tiene que disimular en el colegio y hacer como si nada de todo ello estuviera ocurriendo, porque la presión social es implacable en ese mundo preadolescente en el que Alba entra de cabeza, incluso con la llegada de su primera regla cuando más desamparada se siente.

98 minutos que pasan como un suspiro gracias a un inteligentísimo guión de la propia directora que va descaradamente de menos a más y que va generando tensión de manera lenta pero inexorable conforme avanza. Y que se presenta rodado en un tono naturalista propio de los hermanos Dardenne o de Ken Loach, cuyas sombras son bien alargadas en este film, para suerte de sus espectadores.
Sergio Berbel
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