Ma maman est en Amérique, elle a rencontré Buffalo Bill

"Ma maman est en Amérique, elle a rencontré Buffalo Bill" es una película infantil orgullosa de serlo. Como curría con el film uruguayo "Anina" de Alfredo Soderguit, trata sobre el mundo de los infantes con un lenguaje muy cercano a ellos, lo que implica automáticamente que los adultos puedan (podamos) quedar un poco fuera del relato desde un punto de vista objetivo, es decir: son niños hablando entre ellos, una comunicación imposible de replicar cuando se ha perdido la inocencia. No obstante hay algo que rascar en esta producción francesa porque se podría considerar un trabajo pedagógico suficientemente interesante. Aquí el protagonista no se convierte en héroe ni salva el mundo: es un niño. Con sus problemas reales, su entorno cercano, sus dilemas de la infancia. Así, la "moraleja" no es tanto una enseñanza vital como un pequeño escalón más en lo que es en sí la vida.

Tomando como base el libro de Jean Regnaud y Émile Bravo, y recurriendo a una configuración estética muy naif, que podría equipararse a nivel de diseño a -por ejemplo- "Las tres mellizas", la película tiene un valor añadido y es que los padres están obligados a complementar lo visto en el film con sus enseñanzas post-visionado. Sí, aquellos que lleven a los críos a verla y esperen que el film haga su trabajo, lo tienen complicado. Porque en cierto momento de la película, una discusión acalorada puede romper la ilusión de los pequeños ante dos revelaciones que en el mundo adulto suenan a tontería, pero que a ojos del infante son más bien material delicado. Este pequeño elemento agrio es sólo parte de la enseñanza, por supuesto, y el tono general del film es más bien el de un cine de aventuras, de amigos haciendo travesuras y de convivencia en el colegio. No hay malas intenciones ni discursos oscuros, sólo vida. Lástima que se quede corta en ciertos aspectos, pero por lo menos es un cine infantil que merece recomendarse. Y tiene alguna escena genuinamente emotiva.