El crimen de Lizzie (TV)

Conocí la historia de Lizzie Borden como buen freaky a raíz de ver la tragedia de Lázaro y Leonor en ese buen intento de José Luis Alemán en La herencia Valdemar por adaptar el universo Lovecraft y en donde aparece un círculo de espiritistas reunidos en casa del visionario fotógrafo preclaro al que acude entre otras una de las asesinas que han marcado historia negra en los USA, Lizzie Borden.
En cuanto supe que la prota iba a ser Christina Ricci, una mujer que me APASIONA y que suele estar desaprovechadísima en el cine, las babas me caían ávido de tener en mis manos una copia del telefilm.
Pues bien, Nick Gómez hace una versión absolutamente camp de la historia y usa el recurso coppoliano (de Sofía en Mª Antonieta, una de mis pelis preferidas) de utilizar una música espantosa, terriblemente fuera de lugar pero que funciona a la perfección para meternos en los entresijos de la mente de una hija que harta del convencionalismo social y la estricta educación paterna, se carga a hachazos a papá y madrastra en una calurosa mañana de hace dos siglos.
La Ricci cumple, como era de esperar y se lleva seis de esos ocho puntos que le acabo de cascar a la cinta. El resto de reparto, sobresaliente para los escasos medios de la producción casi alternativa.
Por poner una pega, la Borden era un craco salvaje, un horror de mujer, no sólo por dentro, sino por fuera. Vamos, que era la fea del pueblo, y la Ricci, sin cumplir los parámetros de una pasarela Gaudí es un bellezón racial, de ojos locos inteligentísimos y en exceso atractiva. Pero bueno, mejor así que poniéndole prótesis y pelos guarros a lo Theron en Mónster, película en la que la Ricci se comía la cámara y por la que no tuvo reconocimiento apenas.
Pues eso, para fans de la historia criminal, porque las fotografías del asesinato están reproducidas a la perfección, si bien el guión se salta grandes y escandalosas movidas que surgieron en el juicio tras el que se la absolvió.
Lo mejor: La Ricci, sin duda.
Lo peor: Un poquito más de producción, un préstamo sobre una casa o dos y la peli podría haber sido estupenda.
No creo que entiendan mi ocho, pero ya estoy más que acostumbrado...

Cuenta con notable rigor histórico el caso de la asesina Lizzie Borden, mostrando el crimen del que se la acusa, su juicio, y las consecuencias del veredicto.

Pero lo más importante es que al rigor histórico se le une una gran interpretación por parte de Christina Ricci, que es quien realmente consigue darle solidez e interés a la película con su talento y su fuerte personalidad.

Gregg Henry y Billy Campbell, como el fiscal y el abogado defensor, también aportan solidez a la historia con sus buenas interpretaciones, así como Stephen McHattie en el papel de su víctima, puesto que con poco tiempo en pantalla el actor consigue transmitir completa repulsión.

Frente a unos buenos valores de producción, el único pero de la película es la música, que resulta completamente anacrónica y chocante con lo que muestran las imágenes, sin conseguir arruinar la experiencia.

Lo mejor: Christina Ricci.

Lo peor: La banda sonora.

Película rodada directamente para televisión por cable que pretende poner al día un hecho relativamente famoso en la cultura norteamericana. La película es correcta, incluso en algunos momentos es curiosa y pretende siempre desmarcarse de su condición televisiva a través de trucos relativamente simples (encuadres, desenfocados, música, etc). La primera mitad es correcta y nos ofrece una buena introducción y un correcto desarrollo (donde Christina Ricci brilla con luz propia). El problema es que su segunda mitad, que narra el juicio a Lizzie Borden, carece de encanto y es aburrido en sí mismo. Es de esas películas que sin ser malas, corren el riesgo de aburrir a todo tipo de públicos. Demasiado mecánica y apenas tiene momentos de autentico drama. Una TV movie decente y diferente a lo habitual pero no por ello una buena película.