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Tener y no tener

Cine negro. Intriga. Thriller Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Harry Morgan y Eddie son dos marineros que tratan de ganarse la vida en la isla de la Martinica alquilando su barco de recreo. Pese a sus reticencias, finalmente se verán obligados a trabajar para la Resistencia. (FILMAFFINITY)
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Críticas 81
Críticas ordenadas por utilidad
3 de enero de 2007
135 de 172 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se rumorea que Howard Hawks tenía por costumbre poner a jovencitas atractivas en sus películas y seducirlas luego, pero cuando rodó Tener y no tener le salió el tiro por la culata y la novata Lauren Bacall prefirió liarse con Humphrey Bogart (y parecía tonta).
Pero Hawks era un hombre de recursos y, en lugar de cortarse las venas, procedió a a) liarse con Dolores Moran, que es la otra guapa de la peli, y b) cambiar el argumento de la historia para darle mucho más protagonismo a la Bacall y redirigir la atención que la prensa rosa daba al romance Bogart-Bacall hacia la película en sí.

De la novela de Ernest Hemingway en la que se supone que se basa la peli ya quedaba poco, y encima tuvieron que cambiar de isla y ambientarla en Martinica, más que nada porque promover la revolución cubana quedaba poco hollywoodiense.

Y a pesar de los pesares, la peli es una maravilla.
El truco supongo que consiste en contratar a guionistas solventes como el mismo Ernest Hemingway y William Faulkner (un premio Nobel cada uno) para que se curren los diálogos.

Porque la peli tiene aventura, suspense, amor, idealismo, glamour, amistad, revolución y todo eso, pero lo que más mola son esos diálogos precisos (y preciosos) que encajan como suaves engranajes, y que -en una época en que a penas se podía insinuar que los personajes se besaban con lengua- están cargados de un erotismo fino fino y una sensualidad pillina pillina.

Concretamente ha pasado a la historia la frase en la que Bacall explica cómo quiere que le estimulen el clítoris: "¿Sabes silbar, no? Sólo tienes que juntar los labios y... soplar" pero mi favorita la que usa Bogart para reivindicar su filosofía vital: "Date una vuelta alrededor mío. ¿Ves alguna cuerda?"

Nota: matrícula de honor.
Listocomics Puntocom
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14 de mayo de 2008
86 de 99 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tener, tiene indudables semejanzas con “Casablanca”. Entre otras:

1. La Gestapo barriendo garitos con piano en las colonias de la Francia de Vichy, a la busca de resistentes.
2. Héroe determinante, escondido tras coraza de escéptico cinismo.


No tener, “Casablanca” no tiene:

1. El voltaje erótico de la pareja protagonista; las miradas oblicuas, hablar ronco y contoneo de la Flaca.
2. Un secundario tan desbordante como Eddie, el borrachín desmemoriado.
3. No sólo el personaje de Bogart suelta las frases memorables en los eléctricos diálogos (empezando por la de “¿Nacionalidad?: Esquimal”). También el de Bacall (las instrucciones para silbar, entre otras) y el de Brennan (y su pregunta sobre la picadura de una abeja muerta).
4. La misteriosa atmósfera dramática creada en tantas escenas por la extraordinaria iluminación tenebrista: velas, linternas, luz listada por persiana, focos bajos, candiles…

Lo que “Tener y no tener” comparte con “Casablanca” es bueno; lo propio, también.
Archilupo
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14 de julio de 2006
57 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuentan las crónicas que todo ésto comenzó como una apuesta entre el escritor Hemingway y el cineasta Howard Hawks, cuando éste apostó al escritor ser capaz de hacer una gran obra de una obra menor suya como era la epónima (en inglés) "To have and have not".

Lo cierto es que por circunstancias coyunturales y de presión por parte de los estudios, al final se modificó un tanto la trama original de la novela sobre el contrabando de ron entre la isla de cuba bajo la dictadura de Baptista y Cayo West, para volver a repetir el mismo esquema que se dio en la magnánima y sobrevalorada por la crítica y el público "Casablanca" de Michael Curtiz.

Nada de lo que se nos muestra en esta cinta significa algo nuevo para el espectador, ni siquiera los brillantes diálogos que ingeniaron para la ocasión gente tan brillante como el nobel Faulkner y el guionista Furthman, además de algunas aportaciones propias del escritor Hemingway y del cineasta Hawks...

Ahora bien, el resultado final es una espléndida cinta de dos enormes talentos en estado de gracia y de unos secundarios de lujo que hacen que la película en sí resulte a mí modo de ver más entretenida que Casablanca si bien de menor calidad artística.

Una hora y media de aventura tipo "Casablanca" y por momentos "La reina de África" de Houston.

Digna de ser vista como una de las grandes obras maestras de antaño.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
burton
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20 de marzo de 2009
53 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los títulos de crédito acojonan por sí solos: Hawks, Hemingway, Faulkner, Waxman, Bogart, Bacall, Brennan... Por momentos, me parece estar escuchando la voz del inefable Manel Vich a través de la megafonía del Camp Nou cantando la actual alineación del Barça: Alves, Puyol, Xavi, Iniesta, Henry, Eto’o, Messi... Un escalofrío de emoción me recorre el espinazo. Me arrellano en el sofá y me dejo seducir. Esta noche voy a ser presa fácil. El Barça no juega, pero no tengo dudas acerca del marcador final. Ante mis ojos se encuentra una obra maestra. Lo sé.

El equipo de Hawks arranca como un vendaval. Tantear al espectador no entra en sus planes. Las secuencias se funden unas con otras con la eficacia y la serenidad de un rondo espectacular. Con un ritmo narrativo letal. Sin prisa pero sin pausa. En pocos minutos Bogart y Brennan marcan el terreno y nos invitan a echar un trago. Y a un pitillo. Fumamos -no tan bien como ellos- y aguardamos la aparición de Lauren Bacall. Una ‘vamp’ legendaria, mítica, inmortal. Cuando ésta irrumpe, ya no hay vuelta atrás. Caemos a sus pies. Como unos pardillos. Bogey, no. Stephen es el único ser de este planeta capaz de sostener un careo con “la flaca”. El único en no enloquecer con el tremendo voltaje erótico de su contoneo. De su mirada. Los diálogos se suceden con la contundencia e inmediatez de una tormenta tropical. Lógico, estamos en La Martinica. Volvemos a prender un pitillo. Y subimos a bordo de la “Queen Conch”. Esta vez no vamos de pesca. Colaboraremos con la ‘resistance’. De vuelta, solucionaremos unos asuntillos y pondremos pies en polvorosa. O mejor no. Mejor partir nuevamente a bordo de la “Queen Conch”. Destino: Isla del Diablo. “Casablanca” planea sobre nuestras cabezas, pero nada huele a refrito. Solo a tabaco.

Y a La Martinica, claro.
Taylor
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16 de mayo de 2008
52 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si "Tener y no tener" hubiera tenido otros protagonistas sin duda habría pasado al olvido: basado en una mala novela de Hemingway, los entonces primero William Faulkner y luego Furthman intentaron adaptar realizando notables cambios para esta típica historia de frontera que en algunos aspectos recuerda a la lograda Casablanca (no falta el dueño del hotel, los filonazis, o el pianista del local, interpretado en este caso, o autointerpretado, por Carmichael). La gloria de esta película se halla en la pareja protagonista (Bogart - Bacall) y en la intrahistoria de la película. Hawks eliió para uno de los papeles protagonistas a la prometedora mas en general desconocida Lauren Bacall. El encontronazo fue tan potente que la pareja cayó en un turbulento romance (Bogart estaba casado). El flechazo se traslada a la pantalla, y la verdad es que la peli tiene momentos muy eléctricos entre ambos, hecho que al parecer disgustó a Howard Hawks (ese señor que se parecía tanto a Bela Bartok), que tenía los ojitos puestos en la Bacall, hecho que no le impidió mantener un romance con la explosiva Dolores Morán, quien paulatinamente vio como su guion se acortaba en beneficio de las escenas entre Bogart - Bacall. Este hecho no impide ver que la historia está mal contada: el papel de Dolores Morán, inicialmente la estrella femenina de la película, carece de sentido; el final es absurdo y está mal cerrado, como si Hawks quisiera cerrar por lo sano. En fin, el romance entre B y B lanzó la película al éxito, pero eso forma más parte de la historia del mundillo cinematográfico que del cine en sí. Lo mejor: la electricidad palpable entre B y B con momentos extraordinarios y la excelente actuación de Walter Brennan.
Emilio Cappa Segis
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