Momentos que duran para siempre

El veterano cineasta sueco Jan Troell narra en esta su última y estupenda película, los avatares de una mujer en la Suecia de principios del siglo XX. Con un marido borracho e irresponsable, y un buen número de vástagos a los que criar, la protagonista (impecablemente interpretada por Maria Heiskanen), encuentra un refugio en la fotografía, gracias al apoyo del viejo encargado de una tienda de fotografía, secretamente enamorado de ella.

Además de la mencionada interpretación de la protagonista, destaca en esta producción sueca, una magnífica ambientación de época y un sublime trabajo en la fotografía, del propio Troell.

A principios de siglo vivió una mujer llamada Maria, que, ocupada en cuidar de sus siete hijos y de lidiar con los problemas de alcoholismo de su marido, tenía poco tiempo para sí misma. El descubrimiento de una cámara fotográfica la ayudaría, no sólo como sorprendente fuente de ingresos en momentos del crisis, si no especialmente para crecer como persona y descubrir que la vida puede dar mucho si se sabe dónde buscar.

Una cuidada fotografía y un acertado guión basado en la novela de su propia esposa, ayudan a Jan Troell a ofrecer un maravilloso drama de época sobre relaciones familiares y, especialmente, matrimoniales. Maria sabe que su marido se vuelve violento ante la bebida, pero saca fuerzas para afrontarlo y aprende a comprender que la maldad no se halla en él, si no en las circunstancias que atraviesa. Las actuaciones de Maria Heiskanen y Mikael Persbrandt son tan poderosas como sutiles.

Se trata de un film de superación, un film sobre personas pequeñas que pasan por la vida sin dejar rastro aparente. Pero basta un vistazo a la vida de Maria Larssons para comprender que las mayores hazañas pasan a menudo desapercibidas, y que las viejas fotografías cubiertas de polvo que guardamos en el desván esconden miles de historias tras las serias miradas de unos retratados para los que una cámara fotográfica suponía todavía un misterio.

En los últimos años hemos podido ver muchos ejemplos de cine dentro del cine, pero ninguno como el de estos Los momentos eternos de Maria Larssons. Porque el cine se ha olvidado de hablar del primer cine y la fascinación que debieron crear en las gentes de principios de siglo las imágenes mágicas salidas del primer proyector. Maria Larsson, una ama de casa con un marido alcohólico y siete hijos a los que cuidar y alimentar, cae prendada por el poder de las imágenes en movimiento, sobre todo por las imágenes quietas en blanco y negro, las fotografías con las que hacer retratos que son ilustraciones de una época y de su propia vida.

Maria retrata un mundo que cambia, con problemas económicos, con una moral antigua y con una mujer más fuerte, más decidida, menos sumisa, que ya no acepta el maltrato o el adulterio de los maridos. Con cada fotografía Maria goza de libertad, y con cada visita a la sala de revelado o a la tienda de fotos siente el alivio de saberse, aunque sólo sea por unos pocos segundos, en otro mundo. Esa es la vida de Maria, su legado, sus momentos imborrables, y su hija mayor, la narradora del film, cuenta la increible historia de su madre.

La película, mezcla de biografía y drama de época, seguro que fascinará por la belleza de sus imágenes y la ternura de sus personajes. Jan Tröell, en activo desde hace mucho tiempo, se siente fascinado por esta historia de penurias y pasiones, y ha logrado una película muy agradable, excelentemente interpretada. Una bella diapositiva de la Suecia de 1900.

Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities, http://cachecine.blogspot.com

- En una época de cambios sociales y pobreza, la joven trabajadora María gana una cámara de fotos en un concurso...

- Con ese punto de partida nos cuenta una cruda realidad, vista quizás en otros films, pero aquí le da un toque personal a través de la mirada de la cámara de fotos.