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Marco Polo, el magnífico

Aventuras El joven Marco Polo inicia su viaje a la lejana China, con el objetivo de brindar ayuda a Kublai Khan y combatir a la rebelión que se oponen al gobierno de este emperador. Los rebeldes están encabezados nada menos que por su propio hijo. (FILMAFFINITY)
Críticas 1
Críticas ordenadas por utilidad
25 de julio de 2014
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me he permitido cambiar el título en español que constaba en FilmAffinity porque fue La conquista de un imperio el utilizado en su estreno en España. Una vez aclarado este punto, pongamos manos a la obra. Resulta que Marco Polo es un niñato de esos que hoy llamarían hiperactivos (o sea, maleducados), que salta de lecho en lecho cual Follarín de los Bosques. La horrorosa interpretación (?) de Horst Buchholz, digna de fusilamiento sumario al amanecer, no hace más que acentuar esta impresión. Como el Papa quiere enviar un mensaje de paz a Kublai Khan por motivos que se me escapan, y encarga la misión a su padre, allá que va Marco hacia la lejana Mongolia. Durante el periplo encontrará curiosos personajes, como el jeque Alla Hou, "El Viento del Desierto" (horrenda papeleta de Omar Sharif), tan lujurioso como él, o el Viejo de la Montaña, peligroso botarate aficionado a cortar cabezas de viajeros (socarrona intervención de Akim Tamiroff, que se lleva el gato el agua). Ya llegados a Mongolia, Kublai Khan (Anthony Quinn, el único que se toma en serio la película) le revela que su propio hijo le está intentando hacer la cama, y la cosa acabará como cabía esperar. Este engendro, que no deja de prodigar carcajadas a lo largo de su metraje, fue iniciado en 1962 por Christian-Jaque con Alain Delon y Dorothy Dandridge, pero se acabaron los fondos y se retomó de nuevo en 1965, con tres directores, a cual más patoso, y cinco guionistas, amén de tres directores de fotografía y tres músicos. El resultado sólo podía ser catastrófico. Lo que hicieron en la sala de montaje merecería por si solo un volumen. Hay momentos en que uno se pregunta si estaban todos borrachos o sólo moderadamente catalépticos. No falta la aparición de Elsa Martinelli vestida de cuero para solaz de masocas (no en vano es la Mujer del Látigo). Su aparición en BlueRay, tras larguísimos años desaparecida en combate, convierte esta película en un apetitoso complemento para tardes de sábado veraniegas, siempre que se cuente con aire acondicionado y un buen whisky de malta. El doblaje es maléfico, pero casi preferible a la versión en alemán que ofrece el disco. Allá vosotros.
Eduardo
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