El asombro de Brooklyn

¡Clasicazo!

Esta es una película histórica no solo por ser una gran comedia, sino porque fue la que emitió Televisión Española la mañana del golpe de estado del 23-F, los que tengan cierta edad lo recordaran.

Pues sí, mientras nuestros mayores esperaban con cara de preocupación noticias del congreso, los más pequeños disfrutábamos con las andanzas de Danny Kaye, un modesto lechero que se mete a boxeador y conquista a su chica, una muy notable Virginia Mayo.

No sé que directivo decidió poner esta simpática cinta pero acertó de pleno, final feliz en ambos casos.

Ésta fue una película con la que de niño me reí una barbaridad, luego, la verdad, con el tiempo, comenzó a dejarme de entusiasmar según, con los años, perdía interés por Danny Kaye –qué no así por la sin par Virginia Mayo–, hasta el punto, de que terminó por gustarme más, la versión española, producida más adelante, bajo el título, “El tigre de Chamberí”.

De todas las maneras, en mi opinión, es una de las mejores cintas del peculiar Gene Kelly. Y aunque verdaderamente sólo encantará a los muy fans de este cantarín y estridente cómico, todavía puede quedarle cierta gracia, pese a que su humor hoy en día pueda resultar algo incomprensible, pese a ser tan primario, o tal vez; por eso mismo.

En cuanto al argumento, además de ser ya conocido por la película de Harold Lloyd “La Vía Láctea” (1936), sólo puedo decir de él que es bastante simple. De todos modos les dejo sobre él, algunos retazos:

Él, a diestro y siniestro muy temprano,
va repartiendo leches, cuál maestro,
que él, además de flaco y ambidiestro,
es lechero, y se; le va la mano.

Que en un día que andaba él ufano,
dio con un peso medio muy cabestro,
dando un gancho directo no muy diestro,
a éste, le tumbaba allí de plano.

Entonces dio comienzo la aventura,
de Bum Bum, quien de Brooklyn fue el asombro,
cuya leyenda aún se oye y perdura.

También la de una chica que no nombro,
mas cual fruta por mayo ella madura,
por la que irse a batir hombro con hombro…

…Que no hallará ya mejor ocasión,
para disfrutar repartiendo leches,
que la de El Lechero Boxeador.

Aunque tampoco esté tan mal, en fin,
ni tampoco mucho la desmerece,
aquí, la de El Tigre de Chamberí.

Y aun estando, “El Tigre”, mucho más cerca de La Layetana
que de la muy gélida, estrellada y lejana Nueva York,
de “La vía Láctea”, él también, muy con ella se inspiró,
versión que, aun siendo la primera, no la tengo visionada,
no pudiendo, por lo tanto, darles de ella; hoy razón.