Amor y otros desastres

La mayoría de las comedias con temática gay terminan basando sus sketches en locas y/o heterosexuales que se ven obligados a travestirse. "Amor y otros desastres" no, y es de agradecer que su humor esté en diálogos rápidos, irónicos e inteligentes. Pese a ser una comedia en la que el 75% del elenco es gay (interpreta a gays, quiero decir) la gracia no está en lo sean (interpreten) sino en la historia y las situaciones. O sea, igual que los Morancos, pero al revés.

Buen guión, correcta dirección. narración ágil, interpretaciones convincentes, divertida.... Lo peor es que aparece Orlando Bloom. Aparece un minuto y medio al final y se las apaña para destrozar un gag que en otras manos hubiese sido simpático. He quitado 1 punto a la valoración por ésto (si aparece cinco minutos más, la mando al saco de los truños).

La cartelera del cine está siempre tan llena de comedias románticas todas cortadas por el mismo patrón que llega a exasperar que nadie se atreva a hacer algo que se desvíe aunque sea un poco del esquema habitual. "Amor y otros desastres" supone un soplo de aire fresco, y no es que sea el colmo de la originalidad, pero al menos tiene buenas dosis de cinismo y autocrítica que nunca vienen mal.

La película transcurre en Londres y sus protagonistas tienen vidas envidiables, con pisos en el centro de la ciudad, trabajos en revistas importantes de moda e invitaciones a las fiestas y exposiciones más importantes de la ciudad, pero sus vidas amorosas son un desastre, cómo no. Resulta inevitable acordarse en el acto de "Sexo en Nueva York" o de "Will & Grace", solo que esta vez es 'made in England'.

A simple vista parece imposible sentirse identificado con los personajes, pero es en las posturas que adoptan acerca del romanticismo los que hacen que uno se reconozca a sí mismo. Quien no ha ansiado alguna vez encontrar un amor de película como el que busca Peter (Matthew Rhys) o quien no tiene una amiga loca con una vida amorosa desastrosa como Tallulah (Samantha Bloom). Las buenas interpretaciones hacen que más de uno pueda sentirse identificado con alguno de los personajes en ciertas circunstancias. Al frente del reparto tenemos a una guapísima Brittany Murphy, una Audrey Hepburn del siglo XXI de la que no intenta hacerle sombra ni mucho menos, tan sólo ofrecerle un homenaje.

La película en sí es un análisis de las comedias románticas, pero en vez de desmarcarse del todo lo que hace es autoparodiarse, boicoteándose a sí misma en las que suelen ser las escenas cumbre de las producciones habituales. No obstante, la historia amorosa principal centrada en Jacks (Murphy) y Paolo (Santiago Cabrera) resulta lineal y poco sorprendente, no así la de Peter, encarnado por Matthew Rhys, actor que por cierto repite el mismo personaje que interpreta en la serie "Cinco hermanos".

La historia gana con un guión plagado de referencias cinematográficas, diálogos ingeniosos y cameos sorprendentes que no voy a desvelar para no chafar la sorpresa. Pero que nadie se lleve a engaños porque repite el esquema habitual de las comedias románticas aunque resuelve algunas de sus situaciones de manera diferente.

Muchos la interpretarán como una película fallida por sus pretenciones pero yo lo veo como una comedia que no se separa de los cánones habituales pero que sí ofrece algo diferente y sugestivo al no plantear exclusivamente el típico romance hollywoodiense con final grandilocuente sino que lo pone en duda. Aunque en el último momento se rinden a él y provocan que la última escena resulte demasiada forzada.

Lo peor de esta película es lo sofisticada y guay que pretende ser: primero la protagonista (se supone que las pestañas postizas y los leggings los lleva porque pretende parecerse a Audrey Hepburn),que vive en Londres, trabaja en "vogue" y vive con un gay. ¡Qué guay!(¿se supone que a los amigos homosexuales se les recibe en ropa interior?)
También es patético que nos intenten hacer creer que la película es original a través de los comentarios de los protagonistas: "si estuviéramos en una película...", "en una película pasaría esto", y sin embargo la historia de amor es de lo más tópica.
Con los personajes no empatizas lo más mínimo: Brittany Murphy resulta increíble en su papel de moderna Audrey.
La típica amiga neurótica, histérica y mordaz saca de quicio.
En fin, lo único que salva la película de ser definitivamente mala es el amigo homosexual de la protagonista y su historia de amor.

Película hecha para el lucimiento de Brittany Murphy que no deja de ser una comedia romántica de poco peso como a las que nos tiene acostumbrados esta chica. Recuérdense Recien Casados o Las Novias de mi Novio. En fin, muy poco jugo se le puede sacar a esta cinta, ambientada en Londres y que pretende dar a conocer la historia singular de un grupo de amigos con unas señas de idéntidad que se repiten en todos ellos: fracasos amorosos. Heterosexuales se mezclan con homosexuales sin un guión claro ni interesante y solo son resaltables algunos diálogos ingeniosos, eso si, con cuentagotas.
Por otra parte, termina de no gustar cuando pretenden hacer de Desayuno con Diamantes un referente de la película utilizando incluso su música e intentando hacer parecer a Brittany una especie de Audrey Hepburn moderna, tanto en la forma de vestir como en la forma de actuar, cosa que termina de matar a la película y de indignar al espectador.
En fin, una seudocomedia romántica británica que no merece una palabra más allá de tediosa.

Bueno, la verdad es que esta película parece haber dividido a los amantes del cine romántico, hay críticas para todos los gustos sobre ella. A mí me suele gustar este tipo de cine, me parece una vía de escape en un día agobiante y cansado, es el tipo de film que te sirve para desconectar y al que no hay que tomarse tan en serio. Le pongo un pasable porque consiguió lo que yo andaba buscando, relajarme y no tener que buscarle un sentido a cada frase pronunciada, pero reconozco que no tiene mucho más que resaltar. Brittany Murphy interpreta correctamente a esta super mega pija y pienso que lo hace bien, porque llega a ser tan creíble que te entran ganas de vomitarle en toda la cara, por lo tanto el mérito lo tiene esta actriz, aunque pienso que se está encasillando (me recuerda muchísimo a Penélope Cruz, la misma boca de pato). Matthew Rhys es el que más me ha gustado, está perfecto y es un actor al que seguiré a partir de ahora. Santiago Cabrera, actor venezolano, al que no conocía también está correcto, guapo y creíble en su personaje. Aparece la actriz de la famosa serie de los 80s, Los Colby, Stephanie Beacham. En fín, no hay que pdirle peras al olmo, tiene sus momentos divertidos sobre todo con el personaje interpretado por Catherine Tate, haciendo de la amiga de la protagonista.