Película súper-mega-flipante para todos aquellos que tengan las hormonas subidas en una montaña rusa: chico guaperas (por supuesto huérfano), chica guaperas, pringadillo y perro inseparables del "prota" además de los cómo no malos malísimos. Todo eso aderezado con un puñado de efectos especiales "espectaculares" y voilá, tenemos una pelíqula, de taquillazo entre quinceañeros (físicos o mentales) y ya está, no tiene absolutamente nada más.

Ni gran película, ni gran actuación. La Portman se pasa toda la película con cara de pisar cristales rotos, exhibiendo un físico anoréxico digno de reprobación y batiendo los brazos no como un cisne, sino como un pato mecánico oxidado. Por no hablar del director, que parece haber metido la película en una batidora con la excusa de lograr justificar el final de la misma. Le dejo el 5 por las poquitas escenas en las que bailarines de verdad, te dejan con la boca abierta: como debía haber sido toda la película, como así prometía.

O cada día se nacen con las neuronas más flojas, o nos meten cine malo por sopas, porque tras venir del cine este fin de semana, no sé si con más dolor de bolsillo o de cabeza por los bodrios que tuve la desgracia de presenciar, revisionar esta obra maestra fué una cura rápida.
No tiene ni efectos especiales, ni mamarrachadas varias que utilizan hoy en día, tan sólo grandes actuaciones y un juego de cámara espectacular, nada más... y nada menos. De las que te mantiene pegado al sillón hasta el final por el suspense si, y por el puro deleite de visionar cine "del bien hecho".
Más películas con este "modus operandi" en cartelera y los cines estarán a reventar, que los "taquillazos" de cine fácil, son cosa de dos días y el resto, polvo y arañas por los pasillos.