Ayer salí del cine dando saltitos, con 20 años menos y con muchas ganas de juerga.
Mal asunto, porque cuando uno va a ver una película de superhéroes en nuestro tiempo, con la elevación culturoanaliticoconceptual que ilumina a estas reiterocloniciclicoreinventivas sectas productivas de nuestro tiempo, se esperan cosas como: profundidad emocional de los personajes, respeto por algún canon de preferencia y satisfacción de los más ansiados, oscuros y refritos prejuicios. Ya está bien, me bajo.
Mi ideal sería una idea fresca, rompedora. Independiente y de nuevo cuño pero la peli en cuestión es Spiderman Homecoming. No niego que también añoro que me traigan mis recuerdos de infancia y es aquí, que más allá de la imagen o características de mis héroes de la infancia, agradezco que traduzcan a mi ahora lo que ya no puedo experimentar como entonces. Ya soy otro.
Yo era (y soy) fan de spiderman porque, a diferencia del marmóleo e indespeinable Superman, spiderman hace chascarrillos, no se toma la vida tan en serio, llega tarde, se esfuerza. Y aun así es un héroe. Si me pica una araña radioactiva, pensé yo siempre, lo demás ya lo tengo.
Y ya desde el inicio de la peli, mostrando todo eso desde los ojos del protagonista en un reportaje genial de su primera excursión como superhéroe, me vuelvo a sentir como aquel niño que se zampaba los tebeos (sí, los tebeos) de spiderman. Poco a poco, me sentí como viendo “Regreso al futuro” o “Los goonies”. Si se hubiera estrenado, tal cual, en los 80, sería un clásico y, en vez de Tom Holland (el niño de “Lo imposible”) la habría protagonizado Michael.
Pero en 2017, Tom , además de la parte Michael J Fox ,que despliega con su propio carisma y una declamación que me resultó graciosísima ( v.o.) es capaz de mantener el tono dramático en un cara a cara chungo nada menos que con Michael Keaton. Éste presenta un villano comprensible al que los guionistas le dejan un par de buenos momentos (finiquito en un “lo mejor/lo peor” en spoilers).
En esta nueva versión, la madurez le habla a Peter vía Tony Star (Robert Downey JR, en su línea): qué mejor mentor para este joven aprendiz de superhéroe que un genio escéntrico millonario, play boy y alcohólico(nota: Peter, dile que te enseñe también lo de ser golfo, que no te vendrá mal en el futuro). Para rematar el reparto, Tía May ya no es una ancianita entrañable, es Marisa Tomei (ñam) que , si bien no se la explota mucho aquí, el planteamiento de personaje pueda dar juego en futuras entregas. Están también el amigo nerd a lo "Strangers Things" (no dije ya lo de los 80),la niña mona y toda la gama de compañeros de secundaria americana, desde el chuletilla hasta la emo.
Dura 213 minutos que se me pasaron brincnado. El ritmo está muy bien llevado por Jon Watts (también co-guionista) , hilando la trama con buenos efectos de humor y sorpresa; las escenas de acción no decepcionan y va cosido al universo cinematográfico marvel ya desde antes .Me llamó, especialmente la atención cómo manejan esos dos polos opuestos que son Tony y Steve, Iron man y Cap, ambos llevados al extremo, casi a la parodia de si mismos(aguanten a las escenas prostcréditos!).
De haber redondeado un par de detalles, incluso le habría dado mejor nota.
La trascencencia, búsquenla en “Melancolía” (a ver si la encuentran), para recuerdos fieles a comics del pasado a los que haya que reverenciar (no tebeos,por favor,dogma) , tráguense “The watchmen”.
Para salir del cine como niños, vean Spierman homecoming.

Me confieso fan de la ciencia ficción, de esas historias que me sacan de lo cotidiano, de lo mundano y convencional, de cualquier relato que agite mi imaginación y, si no es mucho pedir, que me asombre. Ante ello, me siento algo así como un niño de los que antiguamente esperaban a los marineros en los puertos para escuchar, las maravillas y misterios de lugares lejanos e ignotos. Aunque fueran exagerados. Este es el motivo por el que me acerco con ilusión ante cualquier contenido que me medio ofrezca algo así, ya sean libros, películas, vídeo juegos…
¿Qué me encontré , guiado por este anhelo en "The expanse"?(aviso: sarcasmo explícito entrecomillado) :
El detective "Deckard" investiga la desaparición de una chica a la que vemos, en el arranque del primer capítulo, encontrarse con los "caminantes blancos". Por otra parte, nos presentan a "Jon Snow" , a quiern le ocurren una serie de vicisitudes ante las que siempre pone cara de Jon Snow. Ah, la presidenta "Laura Roslyn" también hace sus pesquisas en una tercera rama.
Mientras la trama avanza (ejem…avanza..) ,una "plaga" extrae de todos estos personajes cualquier vestigio del carisma y la profundidad que tuvieron en sus otras aventuras y, por más que lo intenté, no conseguí empatizar con ellos o quedarme con muchas ganas de saber qué les iba a pasar en el siguiente capítulo. Se salva un poco el detective , interpretado por Thomas Jane,al que hace poco han destronado como Frank Castle en la segunda temporada de Daredevil. Resulta más convincente y tangible que el resto, que no ayuda generando químicas. Sospecho que es el único humano y ésto se sabrá más adelante.Salvaría a algunos actores mi hipótesis, pero sigue siendo sarcasmo, no va por ahí la trama.
Mi motivación para ir avanzando en la serie –me tragué los 10 capítulos- fue la fe. Como se ve una producción cuidada (correcto diseño artístico y de vestuario, algún plano de cierto cariño por la estética - el paseo por la nieve de Chrisjen con su atavío hindú, por ejemplo-, banda sonora atmosférica - el tema del opening no podía ser más BSG- y efectos visuales convincentes ) , pensé que era de esas de cocción lenta y en cualquier momento iban a empezar a brotar aromas y jugos…no sé, algún aperitivo entre tanto, se hubiera agradecido. Finalmente…spoiler
A mi no me llegó a cumplir el supuesto interés prometido en el arranque. Las capas de la trama, los sucesos, se van entrelazando sin ritmo ni chispa en esa triple vertiente de los tres personajes "guía". Es lo que tiene poner por encima de cualquier otra cosa (cosa interesante) un envoltorio adulto y creíble,que no es lo que convierte a una historia en adulta y creíble. Lo que hace a la historias, o personajes, creíbles no es que sean aburridos como la vida de un oficinista sin hobbies. No es que sean sórdidos y monocromaticos. Lo que los hace creíbles soy yo. Porque me los querré creer si me estimulan, porque les dejaré espacio para sumergirme ahí si me emocionan de alguna manera. Hasta puedo llegar a ser permisivo, como hago con los defectos de los amigos o con los míos propios si algo en lo que me están contando me enciende.
Lo que los hace adultos es la amplitud de registros , la profundidad a la que se pueda acomodar la ídem del adulto espectador, no la negación de expectativas extraordinarias y de un poco de simpatía.Como si la vida real fuera plana y predecible.
Si hay una segunda temporada, le daré algún capítulo de tiempo a ver si brotan esos jugos. Pudiera ser, pero no soy optimista al respecto. Soy de los que creen que una serie te engancha porque te haces amigo, o enemigo, de sus personajes, quieres ir a pasar un rato con ellos como pasa con las novelas, a veces largo. Si además la historia te intriga, te emociona,te asombra y te abre puntos de vista menos convencionales, pues ya tienes, por ejemplo, algo como Breaking bad o Galactica.Creibles y adultas

Soy fan incondicional de Star wars desde que, con 7 años me sumergí en los senderos de la fuerza, pese al temor que me infundía un extraño ser con mácsara negra, enorme ,en la cartelera del cine de la calle Fuencarral donde me llevaron a verla .Ya lo sé, ya lo sé: el temor lleva al lado oscuro...
Sobre la película ROGUE ONE, antes de seguir dando mi opinión desde los ojos algo cansados de aquel niño, decir que me pareció una buena película de acción. Si “la guerra de las galaxias” original siempre la situé más en la línea de las aventuras de los caballeros de la mesa redonda o de la épica western que de la ciencia ficción (en la que sólo cabe por el decorado tecnológico) , esta me ha parecido más en la línea del cine bélico tipo , y me recordó exactamente a, “Los cañones de Navarone”. Es cierto que en el manual moderno se quiere abarcar tanto en la producción que se falla, casi siempre, un poco en todo, ya que se ponen límites comerciales que limitan. A saber, a veces simplemente la duración. Comparada con aquella con los carismáticos David Niven, Gregoy Peck, Anthony Quinn (curioso que en esta nos encontremos también esa diversidad de nacionalidades, incluyendo al mexicano) Rogue one no me deja llegar a enrolarme convencidamente con el grupo, quedándome siempre a la distancia del espectador, y siempre que pasa eso, falla algo , porque es la esencia del cine. Las comparaciones son odiosas; no hay un Harrison Ford o un Alec Guinnes. Se salva el robot, por cierto. Dejo para spoiler algún matiz al respecto.
La estética si me ha convencido. Visualmente tiene momentos magníficos y , al igual que “El despertar de la fuerza” es más “tangible” que la segunda trilogía de Lucas, tan excesivamente digital. Hablando de digitales…hay un par de estridencias, o tres, de las que añado algo en spoilers(ya saben por dónde voy ¿verdad?). La música sí que baja enteros con respecto al resto de la saga. Y con esto no quiero parecer Johnwilliamista acérrimo, que lo soy, sino que siendo correcta, no tiene la magia que le añade el maestro. Me atrevería a decir que ahí,en la música, está el auténtico secreto de la saga. El impacto que se pretende con el título, al principio, se queda muy…no quiero ofender. Pero me gusta Giacchino. Si le llega a perder el respeto y darse más libertad, me parece de sobra capacitado para el reto. En este caso hay algunas melodías que, incluso, evocándome algunas de la saga me cruzaban esencias, como la que seguía al personaje ciego que me hacía esperar que aparecieran en cualquier momento a Padme y Anakin abrazándose.
Y ya que he hablado de libertad, refiriéndome al trabajo de Michel Giacchino, ese es el auténtico problema que esta y cualquier pre, post o la que cuele, van a tener. Tanto los que enfrentan estos proyectos como nosotros los espectadores –y vuelvo a mis ojos de fan- , no disponemos de la libertad de brindarle a cualquier siguiente paso la clave de la grandeza de “Una nueva esperanza”: la sorpresa. Nunca se había visto algo así. Y ahora todos anhelamos eso, buscando precisamente que sea eso mismo. Ya lo intentó JJ Abrams el pasado año.Lo que limita a esta película, y a todo proyecto star wars, no es profundizar en un universo de posibilidades tan enormes, es caer en la nostalgia, es buscar ese momento que ya nunca más va a volver y al mismo tiempo esperar algo nuevo. Hay que librarse ya de meter guiños en cada secuencia , de atar cabos una y otra vez, y mirar hacia delante. Sorpréndannos por favor, sea en una galaxia muy muy lejana o en otra.