Poco o nada se puede añadir a Good bye Lenin. A estas alturas, la cinta ha alcanzado la categoría de mito para todo los amantes del buen cine. Y es que Good bye Lenin es el ejemplo pefecto de cómo hacer una película basada en la política y, por tanto, a priori partidista, y romper este tópico.

Good bye Lenin es, principalmente, una fábula sobre el amor y la familia, esos valores por los que hoy en día tanta gente se rasga las vestiduras. Es también, o así podría verse, una defensa de las mentiras, piadosas, eso sí, pero mentiras al fin y al cabo. Pero nada más lejos de la realidad. Es, simple y llanamente, la historia de un hijo que por amor a su madre cambia el mundo que le rodea. Así, sin más... y sin embargo, con todo.

Es, posiblemente, el mejor argumento que se puede esgrimir a favor del cine europeo.

LO MEJOR: "Summer 78", de Yann Tiersen.
LO PEOR: Quizá que en algunos momentos se hace lenta.