Acertada puesta en escena de todo el universo tragicómico de Dickens. En pocas ocasiones se ha logrado mostrar en la gran pantalla, de forma tan certera, el riquísimo mundo de este Cervantes inglés. Sólo es comparable, en este sentido, con 'Oliver Twist', la versión inglesa. Ahí radica su mérito.

Se puede denunciar la alienación de la mujer de formas mucho más inteligentes, ingeniosas y amenas sin necesidad de un soporífero 'documental antropológico' de tres horas.

El que esté considerada la mejor película de la historia del Cine parece una noticia extraída de 'El Mundo Today'.

Después de una primera parte, tan divertida, Ocho apellidos catalanes ha resultado un desplome colectivo de ingenio, dirección e interpretación, con la excepción de los veteranos Karra Errejalde, Carmen Machi y Rosa María Sardá. El resto es un deslavazado despropósito sin gracia alguna, simbolizado en ese hipster que da tanta grima que es Berto Romero.

Lástima que con las prisas por dar otro taquillazo se haya forjado este subproducto insulso que en una sala con unas 200 personas arrancó un par de risotadas y la sensación de haber hecho el ganso yendo al cine. Si en la primera funcionó el merecido boca a oreja, confío en que ahora también, para que la gente no pierda el tiempo ni el dinero.

Vittorio de Sica realiza el papel de su vida y Roberto Rosselini ofrece al espectador una tragicomedia perfecta. Entrañable recuperación de un ser perdido, reconvertido en...no contemos la trama. Muy recomendable.

La isla de Nim tiene una 'factura visual' muy original y desprende encanto desde el primer minuto. Dirigida al público infantil, no cae en ñoñerías y tampoco intenta alargarse. Es una película infantil original, escueta y entretenida con una Judie Foster que encaja en un papel 'histriónico' al que no nos tiene acostumbrados.