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España España · Barcelona
Críticas de Cgo00
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
1
1 de agosto de 2021
127 de 227 usuarios han encontrado esta crítica útil
No me agrada escribir críticas negativas pero en este caso, entre el altruismo con potenciales espectadores y un ejercicio de autoterapia, me parecía necesario. He dejado enfriar un poco la decepción y la rabia que me invadían al salir del cine, aún así, estos sentimientos siguen impregnando mi valoración. No me alargaré con contextualizaciones ni preámbulos, vayamos al grano.

Lo que me ha irritado de esta película no es tanto el que se trate, en mi opinión, de una película realmente mala, si no que se trata de una película mala que desaprovecha una premisa que podría haber sido increíblemente buena. Acudí corriendo al cine al segundo día de su estreno tras ver su trailer. Un planteamiento prometedor: un grupo de personas atrapados en una playa paradisiaca en la que el tiempo pasa deprisa. Desde este punto de partida, las ideas a desarrollar y el profundo calado de las mismas estaba servido:

- ¿Hay algo más terrorífico que el paso del tiempo? Deberíamos asistir al despertar de la conciencia de la propia mortalidad como condición inherente a la existencia.

- Y cuando hemos entendido que vamos a morir y lo único que tenemos es un tiempo que pasa más rápido de lo que desearíamos, se plantea el verdadero conflicto: ¿qué vamos a hacer con él?

- Estos personajes han sido arrojados a un lugar maravilloso en el que inevitablemente morirán, se abre así la posibilidad de darle un sentido al tiempo o de admitir su absurdo, o quizás de ambas cosas (daría para pensar sobre el valor del tiempo, la relatividad del mismo, su dimensión longitudinal… pero parece que los personajes pasan de esas cosas).

- Y por último, el hecho de que sean varias las personas las que concurran en esa playa, sujetas a las mismas condiciones y enfrentando los mismos dilemas, abre posibilidades a la conexión, al tiempo que los confronta con la soledad que la muerte impone como experiencia individual.

Conciencia de mortalidad, emergencia de la responsabilidad entendida como la libertad de elección, necesidad de búsqueda de sentido de la vida y aislamiento existencial son los cuatro conceptos básicos del existencialismo que son intrínsecos al planteamiento de la película. ¿Cuáles de estos puntos desarrolla la película? NINGUNO.

Shyamalan convierte lo que podría haber sido un buen drama existencial en una película de terror mediocre. Estos aspectos no se tocan y cuando se intenta hacer es de forma torpe, superficial e incompleta. En su lugar, centra la trama en una sucesión de intentos fallidos de salir de la isla y muertes que la única sensación que provocan es la de alivio de pensar que cuantos menos personajes queden, antes acabará la película. No se despierta la angustia existencial ni en los personajes ni en los espectadores y nada de lo que pasa es radicalmente diferente de lo que podría suceder en cualquier otro escenario en el que hubiera un asesino suelto. Esa premisa tan prometedora, la metáfora que podría suponer, se queda en las capas más superficiales de la narración es usada meramente como excusa para conducir a los espectadores hacia cuestiones tan vulgares como si alguno de los personajes logrará salir con vida allí o con intención se les ha llevado a ese lugar. El director confunde la forma con el fondo.

En mi opinión, la película falla en prácticamente todo. La atmósfera de extrañeza no está bien lograda. Estos personajes no han entendido nada del reto que se les plantea y en lugar de asistir a una evolución en la que un proceso forzosamente acelerado de maduración personal les lleva asumir sus circunstancias, tenemos delante a las mismas personas durante toda la película que continúan preocupadas por las mismas cosas que en los primeros minutos. Por no hablar de algunos claramente estereotipados que llegan a resultar ridículos, como salidos de dibujitos infantiles. A nivel de lógica interna, no quedan claras las implicaciones de la aceleración del tiempo a nivel psicológico y experiencial para los personajes, lo cual en parte es difícil de llegar a captar dada la escasez de diálogos cuyo contenido sea relevante para el que debería ser el tema principal de la historia (las pocas frases que pretender mostrar algo de profundidad en los personajes llegan descontextualizadas y sin pizca de emoción convirtiendo en tedio momentos que deberían ser el clímax de la historia). Todo esto salpicado de secuencias que por su incoherencia narrativa y su patetismo visual me han hecho presa de la más pura vergüenza ajena. Para llegar a un final que, en línea con toda la narración, peca de no dejar nada por entendido, aportando explicaciones innecesarias o redundantes, fiel al sello de falta de sutileza que llevan cada una de las “pistas” que encontramos durante la narración, siendo imposible la sensación de satisfacción en el espectador por haber desvelado algún misterio cuando todo es dado tan masticado.

Y hasta aquí la decepción. De la rabia hablaré en la zona spoiler.

La mayor reflexión sobre el paso del tiempo provino del deseo de que la película terminara y la conciencia de que los minutos que pasé en esa sala nunca los recuperaré.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Cgo00
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9
25 de octubre de 2020
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comienzo a escribir esta crítica con la sensación de que será un primer borrador que se irá modificando con futuros visionados. Acabo de ver la película por primera vez y lo he hecho con ojos de principiante. No conozco el trabajo previo de Kaufman, el trailer me dice poco, más allá de invitarme a sumergirme en una atmósfera inquietante, y el título… vamos a empezar por el título.

El título de la película nos avisa de que la narración se articulará sobre alguien que está pensando en abandonar algo o, quizás abandonarlo todo o abandonarse a sí mismo. En los primeros segundos podemos sentir que descubrimos que es la chica puesta en el centro de la narración la que está pensando y que lo que piensa dejar es la relación con Jake. Sin embargo, a medida que la película avanza, incluso esta sencilla premisa que sirve de título y punto de arranque a la película nos resultará confusa, para ir revelando nuevos significados, mientras acompañamos a los personajes a través de un viaje no se sabe bien a qué destino.

(Continúo en spoiler dado que es difícil comentar la película sin perjudicar al necesario sentimiento de desconcierto que acompaña su visionado).
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Cgo00
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7
30 de noviembre de 2020
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esperanza y desencanto en la contundente afirmación que da título a esta película, nada menos que la negación de los dos grandes hechos de la existencia. Emilia vuelve a su pueblo años después del fallecimiento de su mejor amiga, Andrea, para acompañar a su familia al esparcimiento de sus cenizas y así cerrar un ciclo. Esta es la historia de una vuelta al pasado y un reencuentro con el dolor. De volver a atrás, para poder mirar hacia adelante. De la presencia de los ausentes y la ausencia de los presentes.

Un duelo no resuelto emerge como punto de partida y principal hilo argumental. La historia nos sumerge en el clima emocional de la pérdida, el de la tristeza y el desasosiego, reflejado en la emocionalidad contenida de los ojos de Emilia, siempre a punto de romper a llorar, pero de los que no brota más que una tímida lágrima. Pero también patente en el poco compasivo clima de la Patagonia, el frío y la nieve son otro personaje más (o quizás el reflejo de todos los personajes), captado de forma que casi puedes llegar a sentirlo desde otro lado de la pantalla. Pero en ese pueblo, en la que fue la casa de Andrea, el las vidas de quienes conviven con el dolor de la pérdida, “hace más frío dentro que fuera”. Especial mención se merece el recurso de personificar a la fallecida. No es su ausencia lo que la historia quiere mostrarnos, si no su presencia a pesar de la muerte. Y así cobra protagonismo esta presencia fantasmagórica, o más bien ese vínculo que nada puede llevarse, ese deseo de abrazar y calmar a quien sufrió (quizás aquello que no se hizo), esa necesidad de encontrar su mano en mitad de la noche.

Pero no todo es duelo en esta película, o más bien, no un solo duelo. Cuando Emilia vuelve a su pueblo tras un periodo de tiempo en el que podría decirse que “ha hecho su vida”, tendrá que afrontar otras pérdidas, las de las vidas que ya no tendrá (condensadas en el reencuentro con su primer amor), la de la seguridad en la vida que tiene. Nada más llegar a la que un día fue casi su casa, Úrsula (la que probablemente sea el personaje más auténtico, la única que está viviendo una vida real con sus risas y su llanto, la que a base de permitirse contactar con el dolor no se ha quedado congelada). Le preguntará a Emilia “¿eres feliz?” y aunque la respuesta afirmativa brota de forma casi automática (como el bien que sigue a un ¿qué tal? En un encuentro casual) sabemos que esta pregunta sigue resonando en la cabeza de Emilia hasta el final de la película.

Las preguntas inundan la narración, las que se formulan y las que no (de esto hablaré en spoiler), están presentes incluso en la única canción que interrumpe el cortante silencio que atraviesa el film. Preguntas que a veces se responden con otras preguntas (mientras no paran de preguntarle si está enamorada ella contesta “pero eso se pasa ¿no?”). La mirada en primer plano de Emilia no es sólo la mirada de la tristeza sino también de la inseguridad, de la duda. Y en medio de todo esto, algunas certezas como que las relaciones, (cuando no acaban) siempre acaban mal, “alguno de los dos muere” (referido a las relaciones paternofiliales pero aplicable a cualquier otro vínculo), o que la muerte no existe, y el amor tampoco.
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Cgo00
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7
28 de marzo de 2020
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El año pasado me llevé una más que grata sorpresa con la película ganadora de la Biznaga de Oro del Festival de Málaga y El Premio Gaudí a la mejor película, “Les distàncies”. Fue mi primer acercamiento “consciente” al cine catalán (recién llegada a Barcelona, me propuse verla en versión original para practicar el idioma, aunque para mi sorpresa buena parte de la película transcurría en otras lenguas). Así que cuando este año descubrí que otra película catalana repetía el doblete, no dudé en incluirla en mi lista de películas pendientes (que aún incluye “Estiu 1993”, con la que empezó esta racha).

No es casualidad que haya comenzado mi crítica mencionando “Les distàncies” ya que algunos de los premios cosechados y el origen catalán no son las únicas coincidencias entre las películas. “Els dies que vindran” también nos ofrece una narración naturalista e íntima, casi a modo de documental, de personas “normales” (entiéndase por ciudadano estándar), perfectamente contextualizados en el momento actual a los que no les pasa nada en absoluto extraordinario. O quizás sí, puede que la vida “corriente” de las personas “normales” sea algo extraordinario, lo más extraordinario, digno de ser contado (en este punto debo confesarme admiradora de este tipo de película, no apta para todo el público). Respecto a la cotidianidad, sólo me cabe añadir que, si además, eres un millennial (como es mi caso), la identificación con los personajes y hechos de la película puede ser total, las situaciones que se plantean, sus preocupaciones y sus sueños podrían ser los tuyos. Al cabo de unos minutos sientes que la película habla de ti, o al menos de gente como tú.

Partiendo del hecho anteriormente descrito, ya se han sentado las bases para que, al menos en mi caso, la inmersión emocional sea completa. Y es que eso es lo que predomina en la película, la emoción. La emoción en torno al hilo conductor de este trocito de vida compartido, que es el proceso de convertirse en padres, reflejado en el proceso de embarazo. Pero aquí es importante entender de quiénes son las emociones que se reflejan. Y es que la película no va de dos personas que van a tener un bebé, nada sabemos de sus biografías individuales, muy poco de otros ámbitos de su vidas (a excepción de los escasos trozos de metraje que nos muestran el impacto del embarazo en su vida laboral, aunque nuevamente para remitirnos a las consecuencias que esto tiene sobre la auténtica protagonista de la película, la relación de pareja). Nos cuenta historia de una pareja que se queda embarazada y de los retos que eso supone, fundamentalmente, como pareja, aquí sí, entendiéndola como la unión de dos personas con dos mundos experienciales diferentes (entiéndase emociones, deseos, frustraciones) condenados a encontrarse. Y es por esos encuentros y esos desencuentros por los que nos lleva esta historia (mencionar que, en este sentido de retrato íntimo de una pareja afrontando un reto del ciclo vital me ha recordado a “Historia de un matrimonio”, aunque menos Holliwoodense).

No obstante, si bien la relación de pareja es la protagonista de la película, o al menos la que dicta los momentos que se cuentan, hay otra relación que también se muestra, aunque de forma casi subliminal y es la relación materno filial (aunque la relación de pareja se la protagonista, para mí el tema central es la maternidad). Y dicha relación es mostrada de forma intergeneracional y esto es, personalmente, lo que más me ha conmovido. Y, como mencionaba, lo hace de forma sutil y esto es lo que me ha parecido realmente valioso. Porque quizás hubiera sido fácil mostrar momentos conmovedores de Vir y su madre intercambiando consejos o temores sobre la maternidad. Pero en lugar de eso, se muestra la conexión a través de una cinta de video, un documental casero sobre otro embarazo, el embarazo que dio vida a la que ahora está embarazada (desarrollo esto mejor en spoiler para no desgranar aquí algunos momentos de la película). Y es precisamente ese documental, que se va superponiendo a la película, el que nos hace pensar que lo que estamos viendo podría ser el documental del embarazo que da origen a una nueva vida.

Habiendo dicho que la película se articula sobre proceso de convertirse en padres, no puedo acabar la crítica sin mencionar como este es mostrado en la película, por ser tantas veces un tema mitificado, representado con un halo de cuento de hadas (especialmente en lo que se refiere a la maternidad y lo que supone para las mujeres). Y es que lo que se muestra aquí sobre este proceso está libre de juicios sobre lo maravilloso u horrible que es, como también lo está el hecho de plantearse abortar ante la noticia del embarazo, mostrado de forma totalmente neutral. En lo que se nos muestra, ir a convertirse en padres no es algo maravilloso u horrible (no polaridad que queda reflejada en las reacciones de las personas con las que comparten la noticia), o más bien es a momentos maravilloso y a momentos horrible, o incluso las dos cosas al mismo tiempo. Sea como sea, es algo que simplemente está pasando, como la vida misma.
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Cgo00
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7
10 de abril de 2020
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me acerco a esta película dispuesta para la añoranza, en la tarde de hoy me apetece verano, me apetecen años 90, cuando yo también era una niña. El título no miente y, en este sentido, la película no decepciona. Unos planos iniciales en una ciudad festiva (¿habrá algo más estival que fuegos artificiales y niños jugando en la calle?), tras un viaje en coche la llegada a un pueblo y, de ahí en adelante, desayunos al sol, juegos infantiles, remojarse con la manguera en el patio… Los paisajes, la fotografía, el vestuario, el clima creado en la película me trasporta a las tarde de verano de mi niñez.

Pero la película no va de eso, o mejor dicho, va de eso y algo más. El gran mérito que encuentro en la película es utilizar este clima sosegado, cálido, festivo de las vacaciones de verano, para envolver una historia que, de haber sido contada, hubiera sido de lo más trágico. Pero en ningún momento se nos cuenta nada. Debemos inferir la historia a partir de este recorte en la vida de la protagonista. Porque así está grabada, casi a modo de documental, mostrándonos escenas de lo más cotidianas de un verano de su vida. Y así vemos la realidad a través de su mirada.

La realidad nos es mostrada a través de los ojos de una niña, ese es para mí el rasgo definitorio de la película. Y eso nos pone, como espectadores, en un punto de vista particular. Por un lado, velándonos la realidad de los hechos y teniendo que inferirla a través de conversaciones escuchadas a escondidas, conclusiones extraídas de hechos aparentemente aislados y comentarios indiscretos, atando cabos porque nadie se ha parado a explicarte que ha pasado exactamente (como a la protagonista). Por otro lado, permitiéndonos asistir “desde dentro” al proceso vivencial de la protagonista.

Y es que, en mi opinión, esta película contiene tres niveles: lo que se nos muestra, lo que no se nos cuenta y debemos entrever y lo que se experimenta. Sigo en zona spoiler.
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Cgo00
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