Vaya por delante que soy amante de los documentales y de los animales. Por tanto quizá no represento a un público general. Me animo a escribir esta crítica más por lo que he podido leer, porque hay personas que están centrándose en detalles en vez de lo importante. O así lo siento yo. Lo primero que diría es que si amas a los animales ponte este documental. Algunas partes se te harán difíciles de ver, pero yo creo que a su vez está justificado, se debe enseñar más la realidad de un delfinario. Se puede tener una opinión del protagonista, persona compleja y muy intersante, que pese a todo lo que se le puede criticar también tenía un don con los animales, porque la vida es así, ni blanco ni negro, pero creo que lo fascinante es lo que muestra del mundo de los delfinarios, tema compra y alquiler de los delfines, transporte, cómo los mueven, la sangre, etc. Ver su camino vital desde el mar hasta una piscina... Increíble. No había visto imágenes así sobre el asunto antes pero aviso ya que son duras.

El documental en líneas generales me ha parecido bastante objetivo, intentando no decantarse por un lado ni otro y mostrando lo bueno y lo malo, pero innegablemente los delfinarios al final quedan muy pero que muy mal retratados, ya no sólo por el trato a los animales sino incluso por cómo tratan a sus trabajadores o al público, que no se entera o no quiere enterarse de nada. Me ha parecido entretenida a la vez que profunda, para luego analizarla y darle unas vueltas con los colegas. Además del asunto de los animales, se refleja también la crueldad de los seres humanos con otros seres humanos. Ya lo dicen: el hombre es lobo para el hombre. Injustificable y muy triste lo ocurrido. La conclusión es que quien siga visitando delfinarios tras ver este documental o trabajando en ellos debe hacérselo mirar. También que es necesario pero ya poner límites a los ataques personales en redes sociales o prohibir el anonimato para que no todo valga. Creo que estas dos conclusiones hablan muy bien del documental.