Siendo honesto, no es más que una película para conformar y entretener. Y muy por el contrario de lo que se hace creer a la gente, el cine puede hacer algo más que ofrecer diversión: puede decirte algo que sea capaz de cambiarte. Pero esta película es lo que es: lo que el reggaeton es para la música, lo son para el cine esta serie de films.

Además del intachable talento del señor Penn, lo que llega como una luminosa herida a nuestros corazones es lo que se nos está contando. Una historia sobre la desesperación que cualquiera sentiría si no se conformase con la realidad, por supuesto, salvando ciertos pensamientos del protagonista (como si todo dependiera de quién ocupa el puesto de presidente, porque, como dijo otra voz desesperada: ese no se manda solo).

Por esto último quizá se esté contando algo verdaderamente peligroso y revelador, sobretodo si echamos un vistazo a lo que ha venido ocurriendo después así en Estados Unidos como en cualquier sitio, y no es que quiera dirigir tu atención, amable lector, a otros temas que no tienen cabida aquí: más bien pretendo resaltar lo que, precisamente, hace interesante a esta película.

¿Por qué?

Es una locura de musical. Canciones geniales (ojito con algunas letras jeje), actores estupendos y una rarísima historia que ondea como bandera el placer por el placer (en ocasiones parece que estás viendo porno jaja). ¿Hay fallos argumentales? si, pero créeme, acaba dando absolutamente igual.

Después de ver muchas películas de terror cualquiera se da cuenta de qué divide a las buenas de las malas: la emoción que alimenta el miedo. Porque pretender el miedo por medios directos como los sustos inesperados no llegan a provocar angustia deseada en el espectador (y si lo logra es solo en lo que dura el recurso que se utiliza). Sin embargo, si se envuelve el terror en un contexto dramático ocurre lo que ya pasó en "El exorcista" o "La semilla del diablo": que en el espectador se acumulan sensaciones que se nutren mutuamente. Ya se intuye por qué "Hereditary" es digna de ser recordada y valorada.

Por otro lado, la historia está perfectamente narrada. Quizá tantas películas accesibles para las grandes masas haya acortado las facultades de cualquier espectador para entender lo que se le está contando en una película que le pide cierta atención. El ritmo narrativo es enérgico, y esto es evidente para cualquier espectador que haya visto "A ghost story", por ejemplo; un film donde el ritmo destaca por un carácter pausado.

Para todos los públicos que quieran alucinar durante un buen rato, porque sin necesidad de dirigir medio presupuesto para realizar escenas de casqueria consigue horrorizarnos mientras se tocan ciertas cuestiones interesantes.

Si uno es honesto, quizá encuentre una preocupante congruencia entre el erotismo que experimentan en el film nuestros lamentables protagonistas y el que se demanda (aparentemente) en el cine para adultos.