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España España · Malgrat de Mar
Críticas de nime
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
1
15 de enero de 2023
47 de 63 usuarios han encontrado esta crítica útil
La cosa la verdad es que pintaba bien. “Ha tenido más de 10 años para hacerla”, “Tiene un presupuesto infinito, puede hacer lo que quiera”. Y vaya si lo hizo. Te dan las gafas al entrar a la sala, y entre mucho jiji y jaja las primeras palmeras, setas gigantes y mariposas de ocho alas empiezan a asomarse por la pantalla -Wow! -Se escucha de forma general en la sala. -Qué bonito! -dice un niño de 7 años -Qué avestruz volador con dos cabezas más guapo! –balbucean cuatro chavales que llevan una buena fumada.

Pues bien, Avatar 2 bien podría ser una fumada de casi 3 horas y media a bordo del submarino de James Cameron, con imágenes preciosas de animales y seres imaginarios que vagan por un mundo virgen, donde reina la armonía, la paz y la ecología, hasta que llegan los odiosos humanos totalmente endemoniados, despojados de toda razón e inteligencia, siguiendo el estereotipo del villano clásico, sin más.

Asimismo, se ha tomado tan en serio la ecología que lo demuestra desde el inicio, reciclando un antagonista más insustancial que un Power Ranger. ¿En serio? Tienes un mundo a tu disposición donde puedes desarrollar cualquier tipo de trama y personajes, ¿y haces puro reciclaje de la primera película, pero debajo del agua? Tal es su obsesión por grabar en las profundidades, que parece que se le haya olvidado profundizar en temas tan importantes como la personalidad de los personajes o en el desarrollo de las tramas, y es que contra más se sumerge en su paja mental oceánica de efectos especiales, menos se ocupa de dar coherencia a un guion que se empobrece a cada minuto que pasa.

Y es que recicla los propios conflictos que van ocurriendo durante el metraje, con repeticiones y repeticiones de conflictos y conflictos que causan y causan los más pequeños de la familia azulada, que son los únicos encargados de hacer avanzar la trama, normalmente a lomos de unas criaturas que para ellos son tan importantes como su abuela o su perro. Espera... ¿Perro? ¿Qué perro? ¡Mejor pon un cachalote!

En resumidas cuentas, si lo que quieres es encontrar el Sentido del Agua, lo encontrarás antes en Sharknado que en Avatar 2. Sin embargo, si lo que buscas es alucinar con la verborrea de efectos especiales mientras el mono de los platillos retumba en tu cerebro y te atiborras a palomitas, sin duda esta es tu película.
nime
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7
16 de enero de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un gesto inocente de un compañero de clase bastó para marcar mi vida cinéfila, puesto que, desde El Sexto Sentido, no volví a ver una película de Shyamalan hasta este pasado verano. Y es que ese maldito niño me destripó el final de El Sexto Sentido. Exacto. La película pierde todo el sentido.

Ha tenido que pasar mucho Tiempo para poder perdonarle por dicha fechoría y pensé que la última película de Shyamalan sería una buena oportunidad para volver a retomar a un cineasta que tenía olvidado en el cajón desastre de los maestros del suspense. Y aunque Tiempo no sea una obra maestra y tenga sus puntos débiles, maneja con maestría un suspense de lo más Hitchcockiano en su puesta en escena, hilando fino entre el terror moderno y, por momentos, la comedia negra.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
nime
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8
31 de enero de 2023
7 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Antigua Babilonia fue centro de la civilización durante unos 1.500 años, creció y vio su ocaso cerca de Bagdad, en lo que ahora es Irak. Fue la cuna de imperios, reyes e intelectuales cuyos descubrimientos y métodos siguen vigentes a día de hoy. Uno de los símbolos más relevantes de Babilonia es la Torre de Babel, que, según la Biblia, buscaba llegar al cielo.

La Nueva Babilonia, o el Nuevo Hollywood, surgió de las cenizas de un Viejo Hollywood que no duró ni mucho menos 1.500 años, pero que sí fue la cuna de reyes, imperios y personajes que buscaban llegar al estrellato. Y es que, en los albores del cine, cuando no había ni sonido, se construyó una Torre de Babel de la que muy pocos pudieron salir. La aparición del sonido en el cine y la transición que supuso para la industria de Hollywood y todos sus implicados es un tema recurrente y explorado por multitud de cineastas, como Billy Wilder en El Crepúsculo de los Dioses o la gratamente homenajeada Cantando Bajo la Lluvia, de Stanley Donen y Gene Kelly. Pero si en algo destaca el film del bueno de Chazelle es en la fuerza de su relato y la forma de transmitirlo, pues gracias a un montaje y a una puesta en escena frenéticos, la película consigue hacer llegar al espectador su verdadero propósito: el amor por el cine.

La primera parte de Babylon nos muestra precisamente eso, Babilonia (o Hollywood) en su pleno esplendor. Damien nos lo transmite prácticamente mediante un par de planos secuencia totalmente inmersivos y, con ellos, consigue integrarnos en el ritmo frenético y desenfrenado que vivían las estrellas que nos retratan unos tremendos Brad Pitt y Margot Robbie, interpretando a Jack Conrad y Nellie LaRoy. Si bien ambos están lejos de sus mejores actuaciones, su enorme talento y presencia inunda por momentos la pantalla, con escenas memorables como la del primer rodaje de Nellie. La fiesta y los excesos en los que se sumergen se retratan a la perfección desde el minuto cero gracias a la excelencia en la fotografía y a la sencillez de la historia, pues se basa en plasmar el loco día a día de estos personajes. Todo son risas hasta que aparece el sonido, y, con él, la destrucción de esa despreocupada y jolgoriosa Torre de Babel.

La segunda parte de Babylon nos plantea el drama que genera esta transformación en la industria y cómo afronta el fracaso cada uno de los personajes, desarrollando con más o menos éxito los arcos del resto del reparto. La escena del primer rodaje de una película con sonido es una auténtica joya en la que se retrata ese fracaso de forma brillante, mediante una mezcla de humor negro y algo parecido al terror psicológico. Es a partir de aquí donde emerge con fuerza la figura de Manny Torres (Diego Calva) convirtiéndose en el que en última instancia será el verdadero protagonista de Babylon, puesto que ha sido espectador, jugador y benefactor de los vaivenes de la industria del cine, manteniéndose al margen del desorden que padecen los, hasta ahora, personajes principales. Otros personajes, como el de la exótica Lady Fay Zhu o el saxofonista Sidney Palmer, son de lo más pintorescos y aportan valor a la trama, pero quedan algo deslucidos puesto que al querer abarcar tanto no hay exploración en sus arcos. De la aparición de Tobey Maguire a lo Jackie Treehorn en El Gran Lebowski poco tengo que decir, solo dar las gracias.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
nime
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9
25 de enero de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alucinaciones visuales, auditivas y táctiles, desconexión de la realidad, sinestesias (conexión de experiencias sensitivas como, por ejemplo, oír colores o ver sabores), euforia, taquicardia, aumento de presión arterial, trastornos del equilibrio y de la orientación espacial, fuerte miedo y ansiedad. Tanto si has tenido un mal viaje de LSD como si has visto Climax, sabrás de lo que te hablo. Y es que el bueno de Gaspar Noé, inspirado en una fiesta en el oscuro club berlinés Berghain, nos sumerge en un viaje psicodélico y sensorial que lleva al extremo creando una atmósfera cargada de caos, demencia colectiva y desorientación.

El guion es sencillo y está basado en hechos reales: un grupo de bailarines franceses celebran una fiesta en la que empiezan a desvariar hasta que caen en la cuenta que la sangría que están tomando contiene LSD. A Gaspar tan solo le ocupó 15 páginas y la mayoría de diálogos fueron improvisados por un reparto a lo Bresson totalmente amateur, a excepción de una monumental Sofia Boutella. Bajo esta premisa, bien podría ser la película típica de adolescentes con todos los clichés pseudo modernos que tanto estamos acostumbrados a ver. Y sí, hay sexo y hay drogas. Pero la peli no va ni de sexo ni de drogas. De hecho, habrá quien dirá que no va de nada. Que es “una ida de olla” y que es pretenciosa. La cuestión es que se trata de una película para ser sentida, no comprendida.
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nime
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5
18 de enero de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy pocas son las películas pendientes que tengo de Steven Spielberg y Lincoln era una de ellas. Sabía que el trinomio Spielberg – Williams – Kaminski no podía defraudar ya que venían de poner el listón muy alto tras La Lista de Schindler y Salvar al Soldado Ryan, sumándole a esto el aliciente de un siempre brillante Daniel Day Lewis interpretando a uno de los personajes más importantes de la historia contemporánea, y unos secundarios de lujo de la talla de Tommy Lee Jones o Sally Field, parecía que nada podía fallar.

El film comienza a buen ritmo en su planteamiento y con una puesta en escena de lo que se espera de una película de Spielberg, presentando a un Daniel Day Lewis soberbio en sus formas, acento y gestos. Su presencia en la pantalla por momentos difumina el resto de elementos en escena y te sumerge en un vivo retrato de la figura del emblemático expresidente de los EEUU. Sus profundos e inteligentes discursos están cargados de reflexiones políticas, morales y legales y son muy interesantes, además siempre van acompañados de unas notas de John Williams, pero se hacen de lo más repetitivos. Y es que, entre discurso, discurso y discurso, la película parece que deambula y se pierde durante dos horas haciendo hincapié únicamente en el seguimiento del proceso de aplicación de la enmienda que acabará con la esclavitud. De repente, el film deja de parecer ser un biopic sobre Lincoln, para convertirse en una especie de drama judicial del que ya sabes el final.

Pero es que en ningún momento retrata a Lincoln como persona, no al menos desde su interior, ni mediante el lenguaje visual ni mediante un guion que se centra más en sus discursos y grandilocuencia que en su personalidad, emociones o su pobre y triste relación con la familia, la cual, pasa sin pena ni gloria. Por otro lado, la abundancia de conversaciones y triquiñuelas repetitivas que llevan a cabo los personajes secundarios sobre el proceso de aplicación de la enmienda, no generan ni suman más interés a la trama, ni nos otorga actuaciones brillantes, salvo, por algún momento, la de un sobreactuado Tommy Lee Jones.

En definitiva, un film con interés histórico y con una de las mejores interpretaciones de Daniel Day Lewis, pero carente de ritmo y frenado por la abundancia de palabras. Espera... ¿con interés histórico? ¿O es más bien un panfleto propagandístico que moldea los hechos reales a su antojo para lograr el mensaje que se quiere transmitir? Pues quizás sí es eso, en forma de homenaje de Spielberg por esos papelitos verdes con la cara de Lincoln que tantas alegrías le habrán dado. ¡No podía fallarle!
nime
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