Prácticamente perfecta. Sin ser capaz de argumentar sobre detalles técnicos o visuales (estaba demasiado ocupada disfrutando al máximo mientras la veía) podría afirmar que su argumento, sencillo, limpio y transparente, llega a estremecer, sobretodo si el espectador se ha encontrado o se encuentra en alguna situación parental fuera de lo común. Ilusiona, motiva y emociona ver un boceto tan tierno del amor de un padre por su hijo. Y divierte, divierte muchísimo, incluso hasta llorar. Los comentarios ingeniosos de algún personaje harán que uno ría continuamente durante todo el desarrollo. La estás viendo y ríes hasta el éxtasis. Acaba, y el mensaje de esperanza y lucha cae sobre ti de lleno, dejándote una sensación de absoluta plenitud.

La última parte de la gran saga de Potter, no deja con sensación de insatisfacción a nadie (o a casi nadie). Es un notable final, a la altura de las circunstancias, que lo único que despierta en los seguidores de esta serie es pena por saber que se acabó. La película es una muestra de evolución, evolución en las técnicas, en los actores y actrices, en los efectos especiales, en el guión (aunque para muchos nunca fue malo), pero sobretodo en la capacidad del equipo al completo de crear sensaciones e incluso emociones que hasta ahora pocas veces nos habían hecho experimentar. Gran trabajo.

Brillante, superdotada, de ritmo perfecto, sorprendente e inquietante. Son algunas de las muchas cualidades que podríamos atribuir a esta nueva maravilla de Scorsese. El director pone su genialidad al servicio del deleite de cualquiera que opte por ver el film. La velocidad es la ideal, no es lenta por lo que no se hace pesada en ningún momento, ni es demasiado rápida, pues la complejidad de la trama requiere cierta pausa para su absoluto disfrute y comprensión. La actuación de Di Caprio, una vez más, es soberbia, consiguiendo que mientras ves el desarrollo de la historia, lo veas desde dentro, y no sólo como mero espectador. Una obra digna de reconocimiento que nos muestra de nuevo, la destacada inteligencia y el enorme talento del ya mítico director.

A pesar de formar parte de una gran saga de cintas, esta entrega, sin lugar a dudas, es la más desquiciante de todas.Cualquier espectador con sentido común mínimo pasará la mayor parte del tiempo deseando que alguien le ponga las cosas claras a una insoportable, inmadura e histérica Bella Swang, ya sea a base de pegarle dos voces o a base de darle 4 collejas. La protagonista se presenta como una niñata consentida, extremadamente egoísta, depresiva y caprichosa. Tal es el nivel de crispación nerviosa que crea el personaje de la "niña maniaco-depresiva", que roba toda lucidez a la historia. De lo primero que se acordará el espectador tiempo después de ver la obra, es de los "numeritos" constantes de la susodicha, de nada más.

Extraordinariamente eterna. La película Chronicle tiene numerosos méritos. De manera sorprendente e inexplicable, hace aburrida y pesada la capacidad que le otorga al espectador de llegar a creer lo imposible posible. La cercanía y realismo de la presentación de lo extraordinario se convierten en martirio por la lentitud del film, transformando una técnica brillante en un "necesito que esto acabe ya". Pero lo mejor llega cuando al guionista se le va todo de las manos, o como se diría popularmente "se le va la pinza". Lo único que te mantenía sentado en la butaca (esa cercanía a lo sobrenatural) desaparece de manera brusca y repentina aplastado por situaciones tan surrealistas y esperpénticas que rozan lo ridículo.