Aronofsky muestra con una maestría envidiable lo bonito de lo feo en una síntesis de historias que confluyen en un último punto para llegar a lo que es la desgracia. Es útil el hecho de que se muestren muchas escenas desagradables en los tres 'campos de batalla' por decirlo así que existen en la poco más de una hora de largometraje. Tratar temas oscuros llevan a una poesía no de lo bello, sino de lo decadente, amargo y frustrante. No es una película para ver con los amigos en el cine tranquilamente: requiere su análisis y es difícil salir contento de su visualización.

Centrándonos un poco más en el reparto, Jennifer Connelly está sublime en la que en opinión de un servidor es su mejor película junto con Diamante de sangre. Jared Leto consigue conectar en ciertos momentos con el espectador, lo que es de agradecer. En cualquier caso, es Ellen Burstyn quien acentúa esa desesperación patente mientras va avanzando la película. Sus reacciones y expresiones faciales son sencillamente increíbles.

En definitiva, es una película que hace reflexionar, muy realista y crítica. No es recomendable para todo el mundo. Sin embargo, obra maestra de don Darren Aronofsky.

Una película con una gran filosofía dentro que a veces es malinterpretada y tiene tintes nietzscheanos. Se aprecia mucho más tras haber leído el libro de Palahniuk, ya que en él los sucesos están desordenados y Fincher se encarga de reconstruir el hilo argumental manteniendo la esencia del libro y las grandes frases principales que lo caracterizan.

El narrador, Cornelius o Rupert (no se llega a dar su verdadero nombre) es un ciudadano estadounidense medio empapado por una sociedad empapada de por sí en el consumismo vacío: la tendencia de comprar y comprar bienes que definan a uno mismo y que, al margen de ser poseídos por el consumidor, terminan poseyéndolo. Además, padece de insomnio.

En un vuelo conoce a Tyler Durden, un camarero y fabricante de jabón con un humor muy agudo y una manera de ver la situación que al narrador le resulta muy acertada. Su relación va progresando y evolucionando por caminos especiales. Pero pronto el narrador se dará cuenta de que Tyler no es una persona normal. ¿O quizás siempre lo supo?