Muy interesante trabajo de Eloy de la Iglesia. Cuenta con naturalidad una historia áspera, la adicción progresiva de 2 adolescentes a la heroína; y la sitúa en un contexto no menos difícil, el conflicto vasco en los años 80. Intereses políticos y familiares se mezclan con realismo, sin adornos, para completar un buen producto que funcionó especialmente bien en taquilla. El conflicto vasco se roza más que se trata, pero se encuentra presente en todo momento.
Los personajes se desarrollan bastante bien, aunque se caiga en estereotipos (el padre Guardia Civil esta cargado, también el escultor homosexual), y el ritmo de la película es ágil, se ve con ganas. Una pena el doblaje, que perjudica el buen hacer de los actores. La música es propia de las mejores verbenas ochenteras, hay momentos en los que estorba mas que acompaña. Sin embargo a mi la mezcla de la música con el mal doblaje me llegó a gustar, le da un toque aficionado que le sienta bien a la película. Esta apreciación es muy personal.
Varios momentos para recordar: Cuando Paco nos cuenta como encontrar esa paz de la que todos hablan; el cumpleaños de Paco, hablando por teléfono con su abuela, parece que nos colamos por un rincón en una escena completamente real; Paco con el mono en casa del personaje interpretado por Enrique San Francisco (no es su mejor trabajo), dando forma a su ansiedad y su rabia en un gran trozo de barro. Buen uso del lenguaje cinematográfico por momentos. Algunos planos explícitos. Es una película que tiene bastantes detalles y que sólo se podía haber hecho en la España de su época. Solo por eso merece la pena verla.

El espíritu... es una película que definiría como envolvente. Empecé a verla, me gustó mucho el principio. Esperando que arrancara me dormí unos minutos. Cuando me desperté me di cuenta de que esa lentitud me acompañaría el resto de la película... aguanté el tirón, asumí que ese sería el ritmo y entonces sucedió: empecé a disfrutarla, especialmente por el espectacular trabajo de Luis Cuadrado. La fotografía es un actor más. Paisajes sobrios, dominio de ocres y tonos apagados, una paleta de colores tristes. Me dió la sensación de estar admirando un cuadro mas que viendo una película. Imágenes quietas que aumentan esa sensación. Haciendo memoria para escribir esta opinión me vinieron a la mente cuadros de Goya como "Perro semihundido" o "Duelo a garrotazos". Teniendo en cuenta que la película se sitúa en la España de la posguerra no son malos paralelismos. Pienso que lo que quiere transmitir esta película es parecido que lo que quieren transmitir estos cuadros.
Me gustó que ese pasado que tanto pesa en la historia no llegue a conocerse. Se puede intuir pero nadie se atreve a hablar. En medio de todo se encuentran las dos niñas: Isabel, la mayor, que mi me produjo bastante inquietud por momentos, y Ana, principal víctima de dos pasados (el familiar y el de la guerra) que puede que no estén tan alejados. Buena actuación de las 2 niñas.
El final abierto, muy del gusto de algunos. A mi cuanto mayor soy menos me gustan. Para gustos los colores.
Digamos que es una película de calidad, superior a la media, pero que aburrirá a mas de uno y a más de dos. Si tienes paciencia y aprendes a verla no te arrepentirás.

Me encanta el cine mudo, su forma de transmitir sensaciones sin el filtro subjetivo del habla. Y esta fue la primera película de cine mudo que vi, fue un auténtico flechazo. Me emocioné de verdad, sonreí de verdad. Sentimientos sinceros transmitidos con actuaciones, de tu a tu, sin superefectos digitales ni trucos de cámara. Muecas excesivas que se hacen necesarias en historias sencillas. Chaplin nos cuenta como un hombre se enamora, como engaña con gracia, lucha y finalmente se muestra desnudo. El valor de la amistad, sus formas, y el amor puro. Toda esa complejidad cabe en su historia sencilla. Y es comedia, todo envuelto en la forma elegante de hacer sonreir de Chaplin. El personaje del amigo es mi debilidad, buenísimo en sus cambios de rumbo. La violetera podría haber estado mejor, pero sirve. Y Chaplin perfecto, el personaje es él y él es el personaje. La música termina de redondear la obra. CINE con mayúsculas.

Al ver esta película no tenemos que esperar el adentrarnos en mundos oníricos, ni nos servirá para completar una tesis doctoral sobre el subconsciente y sus formas. Los sueños que encontramos son los típicos sueños que parecen reales hasta que nos despertamos. Aparecen continuos desafíos a las leyes de la física, pero siempre con un ancla en el mundo de la razón. Situándonos en este punto, nos encontraremos con una historia inteligente, bien contada y bien rematada. Con algunos diálogos para enmarcar, una música magnífica y un excelente montaje. Entretenida y espectacular, es capaz de mantener pegado a la silla a un público mayoritario. Pienso que hoy en día hay pocos directores que nos puedan ofrecer todo eso en una sala de cine.
Critican la grandilocuencia de Nolan, pero no creo que sea posible contar una idea de estas dimensiones de otra manera. Nos cuenta muchísimas cosas en 150 minutos, no puedes despegarte de la pantalla para no perder el hilo y, a pesar de ello, no te sientes cansado y no se te hace larga. Todo queda bien explicado y bien atado. ¿Que explica en demasiadas ocasiones las normas del juego? A mi no me estorba, soy cortito, y en una película de ritmo tan rápido y donde suceden tantas cosas, no esta mal que de vez en cuando te tiendan la mano.
Resumiendo: es una película sólida, que disfruté muchísimo y que recomiendo sin dudarlo.