Lo que Anthony Mann tocaba se convertía en oro. Esta película no podía ser menos. Bien dirigida y mejor interpretada, forma parte de la historia de un género que, incomprensiblemente, cada vez está más denostado a pesar de la gran cantidad de obras maestras que ha aportado al cine mundial.

Cazador de forajidos será una grata sorpresa para todo amante y entendido del cine, es una película de esas que son desconocidas, pero que aportan mucho más que otras que hemos estado acostumbrados a ver desde toda la vida, mucho más famosas, pero sobrevaloradas.

Hay que verla, al igual que hay que ver todo lo que ha hecho Mann, un director que nunca ha dejado de sorprenderme.

Eso es lo que pasamos con esta película, sin duda. No estamos frente a una obra mayor con grandes aspiraciones, sino todo lo contrario, Duelo en el Atlántico ofrece un buen rato de entretenimiento persiguiendo, como único objetivo, transmitirnos que incluso en guerras tan modernas como la Segunda Guerra Mundial aún existe el honor entre caballeros. Que entre enemigos no hay porque ser crueles y menos una vez cumplido nuestro papel en la batalla.

Con una dirección discreta, pero sólida, esta historia de tinte épico cumple con su misión: entretener y agradar al público. Buscar más allá es rizar el rizo.

Rodeada de una atmósfera un tanto sombría, esta obra nos presenta a la duda como el eslabón principal de todo el desarrollo. Ante la posibilidad de que un hombre parezca sospechoso de un crimen, su mujer empieza a no estar tan segura de su inocencia y empieza a dudar de él. Viéndose arrastrada a una serie de hechos a fin de saber si está casada con un asesino o no.

Mucha solidez a lo largo de todo su desarrollo, tanto de guión como de dirección y como de interpretación. Gary Cooper y Deborah Kerr lo bordan.

A pesar de que nuestro protagonista lucha con todas sus fuerzas por permanecer al margen de una guerra y dejar al margen a su familia, esta acaba por alcanzarle, lo cual nos deja ver que nada escapa de la presión de una lucha, ni los implicados, ni los inocentes o los hombres de paz. Cuando se está en el centro del torbellino, poco importa tu postura.

Un western muy bien llevado por un experto director en el género, con mucha experiencia. Además, cuenta con un gran actor (James Stewart) que le pone el camino más fácil al desarrollo de la obra. Una película conmovedora por momentos y desgarradora en otros. Una buena obra que merece la pena ver.

No sólo de la dirección y del elenco, sino también de nuestro protagonista. Un hombre que, a primera vista, va a la caza de la noticia fácil y rápida. Pero, primero, la presión económica y, luego, la compasión por la madre del preso le lleva a implicarse en el caso de tal forma que acaba abriendo un debate sobre el sistema judicial americano.

Stewart está magnífico, como siempre, y sabe sacarle el máximo partido a su papel.