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España España · Madrid
Críticas de Feisal
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Críticas 51
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
3 de marzo de 2009
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas veces se encontrará Tim Burton con una historia en la que su estilo particular pueda dar más de sí. Ese goticismo salvaje recubierto por un lirismo y romanticismo melancólico, seña de identidad de muchas de las mejores obras de su filmografía; era sencillamente perfecto para adaptar al cine algo como el maravillosamente tétrico musical de Stephen Sondheim. Así, solo era cuestión de tiempo que obra y autor se encontraran. Estoy casi seguro que, con el argumento basado en la leyenda londinense del barbero Benjamin Barker que, tras ser apartado de su mujer e hija por un malvado juez, se convierte en el vengativo y melancólico Sweeney Todd; más los nombres del mismo Tim Burton y su fetiche Johnny Depp, pocos creían que el proyecto pudiera fracasar. Así, con una carrera sólida a sus espaldas, Burton adapta comodísimamente y con su maestría habitual, el tenebroso musical de Sondheim. Sus barrocas e imaginativas imágenes, ayudadas por una fotografía fría y grisácea que le viene al pelo a la historia, engarzan las actuaciones musicales de unos actores en estado de gracia, con un Johnny Depp sencillamente espectacular y una Helena Bonham-Carter magnífica. Tampoco es que deslumbren con su potente voz, porque ninguno de los dos han cantado antes, pero cumplen con sobrada solvencia, y no chirrían como sí le pasaban a otros actores que se atrevieron con el musical (léase Richard Gere en "Chicago"). Alan Rickman cumple como siempre con su malvado hieratismo, y Timothy Spall cumple sin más. Lástima de Jamie Campbell Bower, que no da tanto la talla, y paga un poco la novatada. La historia de amor que tiene con Johanna es, quizá, lo más flojo de la película, y rompe un poco el trepidante ritmo que marca Depp con sus venganzas. Por lo demás, un final quizá demasiado precipitado, pero no obstante, trágico y hermoso a partes iguales.

Estupendo musical, bello y gótico, como no podía ser de otra manera, que ni se hace pesado ni lacrimógeno, y que tampoco escatima su ración de imágenes sangrientas. Otro triunfo de Tim Burton.
Feisal
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3
3 de marzo de 2009
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Decepcionante, en todos los sentidos, adaptación de la estupenda novela de aventuras de Pérez-Reverte. La película naufraga en todos y cada uno de sus aspectos, comenzando por un ajustadísimo presupuesto que no basta para poder llevar a la gran pantalla este argumento en todo su esplendor. Pero, como siempre, la peor parte se la lleva un deficiente guión que nunca engancha al espectador, ni contiene todo el sabor de aventura, intriga y suspense que sí tiene la novela. El argumento es mostrado a base de secuencias que se suceden una detrás de otra sin coherencia alguna, con desidia, mientras que los actores recitan sus diálogos como quien lee un libro de filosofía avanzada; y si para alguien que haya leído la novela, la abundancia de datos históricos y náuticos explicados a borbotones en el filme le resulta abrumador; para quien no se haya leído el libro todo se le hará pesado, cuesta arriba, y lo que es peor: aburrido, cuando eso debería estar prohibido en un argumento como éste. La voz en off, en vez de ayudar, termina por descompensar del todo el andamiaje, puesto que aparece cuando menos se necesita y resulta totalmente prescindible a la hora de mostrar la psicología del protagonista, un Carmelo Gómez que, al menos, es voluntarioso y da el pego. Mucho peor resulta una Aitana Sánchez Gijón inadecuadísima para un papel que requería a una actriz que llevara tatuada en la piel el misterio, la intriga y la inteligencia de Tánger Soto. La actriz, por decirlo suavemente, se limita a poner cara de inteligente y de entendida, lanzando largos parlamentos de historia y navegación con aburrimiento y desidia. Los personajes van y vienen, de Barcelona a Cartagena, pasando por Madrid y Cádiz, muchas veces sin que sepamos por qué, sobre todo los malvados de la función, un correcto Enrico Lo Verso y un oscuro argentino. Y cuesta creer que un director con una cierta carrera a sus espaldas como es Imanol Uribe, haya hecho una labor tan pésima de montaje, insertando fundidos a negro cuando le viene en gana, rodando planos y contraplanos de manera abusiva, y todo cámara en mano, con un pulso horrible que hace que cada plano tiemble.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Feisal
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7
12 de febrero de 2009
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo de James Bond es algo único, digno de estudio sociológico. Que un héroe surgido en plena Guerra Fría todavía siga vigente, en plena forma, tras haber sobrevivido a su peor enemigo, el tiempo, es verdaderamente sorprendente. El agente del MI6 ha aguantado sin despeinarse a los 70, los 80, los 90 y llega fresco y renovado al siglo XXI. Eso sí, tras pasar por un túnel de lavado que ha durado 4 años, pero que era necesario. Creo que la clave de lo perdurable del personaje es su capacidad innata de renovación, de adaptación a los tiempos. También el cambio de caras le ha servido para mostrar diferentes facetas del mismo (y cada actor ha sabido amoldar el personaje a la época de cada película, porque Connery bordaba al espía que se movía en un mundo "amenazado" por organizaciones terroristas y comunistas; mientras que, por ejemplo, Brosnan hacía lo propio con villanos y situaciones típicas del decibélico cine de acción de finales de los 90). Rodeado por una nueva forma de ver el cine de aventuras y de acción desde un prisma más realista, Bond se encontró en peligro real con la última de Brosnan, la muy mediocre "Muere otro día", que demostraba que el personaje y sus situaciones se habían quedado atrás. Y como siempre, el personaje se reinventó a sí mismo. 4 años después llegó la siguiente entrega, y todo había cambiado. Se había optado (inteligentemente) por volver a las raíces del personaje, a la misma esencia de las novelas de Ian Fleming. A esa rudeza y desapasionamiento del personaje, lejos de Armanis y Dolces. Y en este punto, nadie mejor que Daniel Craig para interpretarlo, un estupendo actor (ahí tenéis, entre otras, "Camino a la perdición", "Historia de un crimen" o "Munich") que dio en el clavo aportando una rigidez física y emocional que se termina de desmoronar en un cierto momento de la película. Lo mejor del James Bond de Craig es que puede realizar los mayores prodigios físicos y atléticos, y te lo crees del todo. La sensación de veracidad y contundencia que rodean a este Bond es, quizá, el mejor aporte de Craig, quien realiza un verdadero tour de force en sus diálogos irónicos y secos con Judi Dench y Eva Green. Más allá del enfoque realista del filme, son sus actores los que acaban rematando una gran faena, armando una gran película de acción, suspense y aventuras que en muy poquitas cosas tiene que envidiar a clásicos de la saga como "Goldfinger" o "Desde Rusia con amor". El casting es de reconocimiento, puesto que, tras una serie de villanos risibles y patéticos, la mirada turbia y la frialdad de Mads Mikkelsen acojonan, casi tanto como nos encandila y enamora (una vez más) la sonrisa y los ojos de Eva Green, en un personaje más complejo que las habituales chicas Bond.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Feisal
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5
12 de febrero de 2009
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca es malo volver a revisitar cualquier mito de la historia, por muy anclado que estén sus características en nuestro ideario folklórico. A mitos y leyendas como Robin Hood (próxima película de Ridley Scott) o este Rey Arturo nunca les viene mal un lavado de cara, una revisitación que complemente perfectamente a las mil y una versiones ya hechas anteriormente. En este caso, el tito Bruckheimer, ese halcón del cine, ese productor megamillonario especializado en taquillazos y en producir algunos de los espectáculos más vomitivos y repulsivos que servidor ha tenido oportunidad de ver ("Pearl Harbor" y "Armageddon", sin ir más lejos), puso el punto de mira de su rifle en el mito artúrico, tras conseguir un buen pelotazo con la mediocre (las siguientes son mucho peores) "Piratas del Caribe". El Rey Arturo, Ginebra, Merlín, Lancelot, los caballeros, Excalibur, Camelot, Morgana... miedo daba de pensar en el pastiche que podía convertirse la legendaria leyenda británica, mostrada en todo su esplendor en la mejor película sobre el mito, la obra maestra de John Boorman "Excalibur". Y bueno, lo cierto es que me tomé mi tiempo en darle una oportunidad a este filme, debido a los prejuicios que tenía sobre el productor, y tras leer los (a priori) poco atractivos nombres de los responsables (Antoine Fuqua, Clive Owen, Keira Knightley... en fin). Y la verdad es que tampoco era para tanto. Lo cierto es que es muy posible que ese mismo distanciamiento respecto de los nombres del Star System actual da mayor credibilidad a la película. Quiero decir que estoy convencido que no hubiera sido lo mismo un Rey Arturo dirigido por Michael Bay y protagonizado por, digamos, Nicolas Cage y Kate Beckinsale. Por ejemplo. La película no es ninguna maravilla, pero al menos mantiene un nivel de decencia y buen gusto durante gran parte de su metraje que se agradecen. La reconstrucción histórica es buena, partiendo de la base histórica tardorromana de la que procede la leyenda misma del monarca. Probablemente lo mejor de la película sea el grupo que conforman Arturo (Artorius, más bien) y sus caballeros, un grupo de camaradas, cada uno con distinta forma de ser, y todos ellos encarnados por buenos actores (especialmente Ray Winstone y Mads Mikkelsen), mientras Clive Owen otorga solvencia y poderío a su Arturo. La película cuenta con un guión decente, donde se mezclan los elementos básicos de toda película de aventuras: batallas, discusiones entre miembros del grupo, el consabido romance... todo ello adornado por una buena fotografía, un buen diseño de producción y una potente música de Hans Zimmer.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Feisal
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8
22 de diciembre de 2008
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Infravalorada película de Roland Joffé, que en su día pasó sin pena ni gloria por los cines. Ni crítica ni público hicieron caso a una de esas películas sin pretensiones de pasar a la Historia del Cine, pero donde todo parece encajar y nada desentona. Partiendo de la interesante premisa histórica (casi legendaria) de la conocida historia de François Vatel, el maestro de ceremonias del Príncipe de Condé que deslumbró al rey Luis XIV con unos espectáculos gastronómico-teatrales, mientras que fuera de los muros del palacio de Chantilly, media nación francesa se moría de hambre. Una historia así requería una puesta en escena a la altura, y un reparto que se adaptara a los personajes desubicados o malvados que desfilan por nuestros ojos. Y ahí es donde el director triunfa, puesto que lo que podía haber sido un rancio y acartonado filme de época, se convierte en un deslumbrante recorrido por el mundo de lujos y excesos de la corte versallesca, con un estilo ágil, casi moderno, a la hora de mostrarnos a los personajes y sus pasiones, el otro pilar que eleva a la película. Y es que Gérard Depardieu parece que nació para interpretar a Vatel, ese desgraciado sirviente que se mueve cómodamente entre sartenes, criadas y platos rebosantes de comida, y que a pesar de sus desvelos, no es sino un juguete para los amos a quienes sirve. Atrás no se queda Uma Thurman, quien probablemente interpreta al personaje más interesante de la velada: la marquesa Anne de Mountausier, doliente mujer que descubre que no puede ser libre en su jaula de oro. Tim Roth hace lo que mejor sabe: ser retorcido y malvado, y se da el gustazo de ser lascivo y miserable. Y nosotros disfrutamos viéndole. Destacan como secundarios, Julian Glover y Julian Sands; y la partitura de Ennio Morricone vuelve a estar a la altura, ofreciéndonos todo un recital de música barroca. En definitiva, una excelente película, rodada estupendamente, que nos muestra las miserias y los sufrimientos de unos personajes que tuvieron que vivir en un mundo artificial de color de rosa (mucho mejor mostrado y narrado que la algo pretenciosa y trascendente "María Antonieta") . Una película para deleite de nuestros sentidos, para el oído, la vista y el gusto.
Feisal
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