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Aventuras. Drama
Arturo (Clive Owen) está deseando abandonar Bretaña para regresar a la paz y estabilidad de Roma. Pero antes, una última misión le hace comprender tanto a él como a los caballeros de la Mesa Redonda (Lancelot, Galahad, Bors,Tristán y Gawain) que, tras la caída de Roma (476 d.C.), lo que Bretaña necesita es un rey que la defienda de la amenaza de la invasión sajona y los guíe hacia un tiempo nuevo. Guiado por Merlín y por la valiente y ... [+]
12 de febrero de 2009
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca es malo volver a revisitar cualquier mito de la historia, por muy anclado que estén sus características en nuestro ideario folklórico. A mitos y leyendas como Robin Hood (próxima película de Ridley Scott) o este Rey Arturo nunca les viene mal un lavado de cara, una revisitación que complemente perfectamente a las mil y una versiones ya hechas anteriormente. En este caso, el tito Bruckheimer, ese halcón del cine, ese productor megamillonario especializado en taquillazos y en producir algunos de los espectáculos más vomitivos y repulsivos que servidor ha tenido oportunidad de ver ("Pearl Harbor" y "Armageddon", sin ir más lejos), puso el punto de mira de su rifle en el mito artúrico, tras conseguir un buen pelotazo con la mediocre (las siguientes son mucho peores) "Piratas del Caribe". El Rey Arturo, Ginebra, Merlín, Lancelot, los caballeros, Excalibur, Camelot, Morgana... miedo daba de pensar en el pastiche que podía convertirse la legendaria leyenda británica, mostrada en todo su esplendor en la mejor película sobre el mito, la obra maestra de John Boorman "Excalibur". Y bueno, lo cierto es que me tomé mi tiempo en darle una oportunidad a este filme, debido a los prejuicios que tenía sobre el productor, y tras leer los (a priori) poco atractivos nombres de los responsables (Antoine Fuqua, Clive Owen, Keira Knightley... en fin). Y la verdad es que tampoco era para tanto. Lo cierto es que es muy posible que ese mismo distanciamiento respecto de los nombres del Star System actual da mayor credibilidad a la película. Quiero decir que estoy convencido que no hubiera sido lo mismo un Rey Arturo dirigido por Michael Bay y protagonizado por, digamos, Nicolas Cage y Kate Beckinsale. Por ejemplo. La película no es ninguna maravilla, pero al menos mantiene un nivel de decencia y buen gusto durante gran parte de su metraje que se agradecen. La reconstrucción histórica es buena, partiendo de la base histórica tardorromana de la que procede la leyenda misma del monarca. Probablemente lo mejor de la película sea el grupo que conforman Arturo (Artorius, más bien) y sus caballeros, un grupo de camaradas, cada uno con distinta forma de ser, y todos ellos encarnados por buenos actores (especialmente Ray Winstone y Mads Mikkelsen), mientras Clive Owen otorga solvencia y poderío a su Arturo. La película cuenta con un guión decente, donde se mezclan los elementos básicos de toda película de aventuras: batallas, discusiones entre miembros del grupo, el consabido romance... todo ello adornado por una buena fotografía, un buen diseño de producción y una potente música de Hans Zimmer.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Pero sí, el conjunto no pasa de ser meramente aceptable, ya que hay partes que se podían haber mejorado perfectamente, y personajes atractivos en los que se podía haber incidido más en su personalidad (el mismo Arturo, Lancelot, Cedric...). El triángulo que se forma entre Arturo, Lancelot y Ginebra acaba por no ser ni triángulo ni nada, debido a que desde la primera aparición de la Knightley (flojita en toda la película, la verdad) sabemos perfectamente que acabará en el catre de la tienda de Arturo. Y si el nivel es aceptable a lo largo del metraje, con algunos momentos meritorios, según se va acercando la consabida y esperada batalla final, el guión empieza a hacer aguas con discursos algo vanos y vacuos acerca del deber, el honor y todo eso que suena tan bien en estas películas. El final, lamento decirlo, es bochornoso, digno del final de "Los Serrano", porque se despacha de un plumazo (en algo menos de 5 minutos) las pompas fúnebres de los héroes caídos, y la boda entre la pareja. Como si al tito Bruckheimer se le estuviera acabando la pasta y ordenara acabar rápido con el espectáculo para irse a hacer otra de los piratas caribeños. Y ese final, y el sabor de boca que deja, no lo puede arreglar ni el gran Stellan Skarsgard, un dignísimo malo que mete miedo con sus miradas turbias.