Todo el mundo sabe que en un instituto:

-Primero: No hay concursos de popularidad. El que se lo crea, le cantan las cuarenta.

-Segundo: No hay tios ni tias buenas. El promedio de gente guapa en un instituto es siempre bajísimo.

-Tercero: ¿De veras hay rollos entre profesores?

-Cuarto: Como en la universidad, la vida en un instituto se hace en plena cafetería, jugando al mus.

-Quinto: Salen inmigrantes, cierto... pero, ¿y los gitanos? Un instituto español no es nada sin gitanos.

-Sexto: ¿De verdad creeís que puede haber sólo un enano iracundo en el instituto -me refiero al tío moreno ese que está gritando todo el rato? No; hay por lo menos 10.

-Séptimo: La forma de hablar de los personajes no es muy realista. En un instituto loa mayoría de los alumnos suelen hablar como si se atragantaran, o como si pusieran énfasis en las "eses" (incluso cuando no hay "eses").

-Octavo: ¿Los de las cadenas de televisión se han atrevido a bajar a esos infiernos?

-Y noveno y último: "Física o Química" ha pasado a la historia de la televisión española como el truñaco definitivo. Por suerte, unos irreductibles críticos de Filmaffinity la han criticado como es debido, haciendo justicia a base de teclear. Y colorín colorado...

Así fue Europa -y concretamente Alemania, más aún, Berlin- en 1947. Un continente que siempre se creyó el centro del mundo. Conoció guerras, unas más cortas, unas más largas, por la primacía en el continente. Pero nunca conoció una guerra tan devastadora como la Segunda Guerra Mundial: muchas ciudades quedaron en ruinas, incluso algunas se abandonaron; millones de personas perdieron la vida; hizo falta algo más que el esfuerzo para salir de esta jungla de ruinas: hizo falta la fe hacia un futuro mejor.

En "Alemania año cero", Rosselini nos muestra la visión descarnada de un Berlín convertido en un oscuro lugar donde hay una lucha por la supervivencia. Cuesta creer que la capital fuese así, pero lo fue. Por sus calles deambula Edmund, un niño de 12 años que tiene que sobrevivir como sea: haciendo estraperlo, robando, trabajando. Tiene que mantener a una familia desestructurada: un hermano que no quiere trabajar por miedo a que le reconozcan tras haber servido en el ejército alemán, una hermana que tiene que resignarse ante todo, y un padre enfermo y anciano, que ha tenido que vivir en un medio siglo convulso.

Edmund se convierte en un monstruo precoz (a veces los monstruos no nacen, se hacen, y todo ello a través del ambiente en el que se crece), y comete una tragedia, de la que no hablaré aquí, para ver si despierto la curiosidad y animo a ver la película.

Y como dijo alguien antes sobre esta película, esto pudo, puede, y podría pasar en cualquier lugar; algo inimaginable para los que hemos crecido en Occidente.

Tenía unos nueve o diez años. Ví por primera vez "Salvar al Soldado Ryan", y me quedé completamente embobado con la escena del ataque de la playa de Omaha. Pensaba si alguna otra película llegaría a superar esa secuencia, si alguna vez el realismo de la película se superaría, si las interpretaciones y la banda sonora de John Williams tendrían rival.

Muy pocas han estado a la altura en ese sentido. Y realmente es una película magnífica. Es la culminación del maestro Spielberg. También de Tom Hanks, y con un reparto bien escogido. Un buen uso de los elementos técnicos y muy fidedigna en cuanto a la ambientación histórica, sobre todo porque Spielberg conoce bien la Segunda Guerra Mundial (creció entre veteranos), y eso se nota en los uniformes, armas y vehículos.

"Salvar al Soldado Ryan" inició un nuevo tipo de realismo en el género bélico, que se ha podido apreciar en sus dos producciones para televisión, "Hermanos de Sangre" y "El Pacífico". Si hay algo que le tenemos que deber al cine de los 90 es la renovación de muchos géneros. Y con la película la Segunda Guerra Mundial se convirtió en el tema de moda en cine, televisión y videojuegos. La productora de Spielberg, Dreamworks, produjo ambas series, y la saga "Medal of Honor", reimpulsando el interés por este periodo tan importante de la historia.

Es mi género favorito, en parte porque también he crecido un poco entre cosas de guerra e historia militar. Y "Salvar al Soldado Ryan" es una de mis 20 favoritas; y sobre todo, una de las razones por las que estoy en esta página, criticando lo mejor que puedo. Es una buena obra maestra.

La primera vez que vi "La leyenda del indomable" me sentí libre como el personaje de Luke. Me encanta el personaje, es de los más originales de la historia del cine: ante todo, es un hombre calmado, que sonríe cuando todo parece ir mal, muy listo, y capaz de hacer cualquier cosa... cuando se aburre.

Algunos críticos dijeron que el personaje de Luke era como una especie de avatar de Cristo; muchos no comprenden lo que motiva a Luker a actuar y a fugarse cuando su conducta era buena, simplemente todo le parece poco, o ya ha experimentado todo, ha superado en cierta medida los límites (aunque de una manera cómica, esto respecto a lo del desafío de los 50 huevos)... aunque falta comunicación para expresar el por qué.

También hay otro personaje que es casi icónico en el film, y es el guardia que lleva las gafas de sol, ¡y no dice ni una sola palabra durante la película! Nunca se ha hecho algo así. Es la muerte personificada, no le hace falta dar explicaciones para llevar a cabo sus actos: se limita a observar de manera controladora y paciente, y a sacar el fusil si es necesario. Entre Luke y el guardia se origina un desafío en el que solo intervienen dos personajes: Dragline -el fiel seguidor de Luke- y el Capitán -a quien solamente Luke ha conseguido sacar de sus casillas.

Para finalizar, resaltar el excelente guión de Pierce y Pierson, es único; ademas, "La leyenda del indomable" es una de las películas que marcan ese comienzo de un nuevo cine, que continuarán "Bonnie y Clyde", "Dos hombres y un destino" y "Cowboy de medianoche".

P.D: Sobre todo, da gusto verla cuando te libras de los exámenes y de todas las obligaciones de estudiante. Recomendaría verla en ese momento.

El siglo XX ha sido una época de grandes joyas artísticas. "Nosferatu" es una de ellas.

Uno de los elementos que más me han llamado la atención de la película es la ambientación en la que se desarrolla la historia; en un pueblecito de Alemania durante la primera mitad del siglo XIX. Es raro, pero Murnau te da la sensación de que Alemania, e incluso Centroeuropa, es un territorio mucho más oscuro que Londres (donde se desrrolla la historia de Drácula). Puede que sea porque Centroeuropa tiene algo mitológico u oscuro en sus entrañas, algo arcano y ancestral; o puede que sea la visión de Murnau de Alemania -aquí influye bastante la situación de Alemania tras la Primera Guerra Mundial. Lo que sí me ha convencido es que la historia de Drácula -y por ende, de Nosferatu- es que tiene un mayor efecto cuanto más se retrocede en el tiempo y se ambiente en lugares en los que se respire sobrenaturalidad (ya me imagino al Conde Orlok hacia el año 1426, con tanto miedo e Inquisición, en algún lugar de Alemania).

Otro aspecto a señalar es que "Nosferatu" es importante para poder conocer la quintaesencia del cine de terror, y es el expresionismo. Actualmente nos encontramos con películas de terror en la que tienes que luchar por sobrevivir si no quieres ser devorado por unos zombis; o que tengas que enfrentarte a espíritus oscuros en una mansión. Lo verdaderamente importante del cine de este género es que, mediante imágenes expresionistas -y digo "expresionistas" en el sentido contemporáneo- conectas más con las emociones del público. ¿Por qué han triunfado películas como "El Exorcista" o "El Resplandor"? Porque hay expresionismo, es algo vital.

Ya para finailzar con mi crítica: se ha hecho "Nosferatu", se han hecho varias versiones de Drácula... pero, ¿cuándo se va a hacer una película sobre el Drácula histórico, Vlad el Empalador?