Creo que voy a ser la nota discordante respecto a esta película. Me canse de oír en su día lo mala que era Esencia de mujer comparada con el original italiano. El remake no pasaba de correcto y en realidad poco que ver tiene con Perfume de mujer, pero es que tampoco la película original es para lanzar las campanas al vuelo.
La película cuenta el viaje de una semana por Italia de un militar retirado y ciego y su joven acompañante. La verdad es que, por mucho que se diga el personaje de Vittorio Gassman resulta francamente pesado y considerablemente insoportable. Yo no consigo simpatizar con el en lo más mínimo. Tampoco el acompañante resulta especialmente simpático. El viaje transcurre entre momentos graciosos y tiernos y otros bastante más discutibles. este viaje culmina en la ciudad de Nápoles donde la acción da un giro dramático sobre el que no se nos ha dado casi ninguna clave previamente. El personaje femenino consigue dar algo de interés a este último tercio de película.
Vittorio Gassman hace un trabajo llamativo, pero por menos que esto muchos han puesto a parir a grandes actores americanos diciendo que eran histriónicos.
En resumen, Perfume de mujer resulta una película luminosa y divertida a ratos pero cargante en otros. Y desde luego a mi no me parece la gran película que muchos consideran.

Llevo un rato intentando averiguar si el tal DJ Frankie Wilde es un personaje real o no. Y no lo he conseguido, ya que he leído opiniones de todo tipo. En cualquier caso me da igual. Al margen de que esta biografía sea real o ficticia el título en castellano le viene grande. Porque la vida de este hombre puede considerarse cualquier cosa menos una leyenda.
Frankie Wilde es uno de los Dj's mas conocidos de Ibiza, pero según muestra la película es un cretino integral. Un cretino que además está rodeado de otros muchos cretino/as. Solo el hecho de que se queda sordo le da cierto interés a una historia que no tiene nada de leyenda.
La primera parte de la película está al mismo nivel de sus personajes, alcanzando momentos bastante irritantes intentando ser la más moderna de las historias. Solo los momentos puramente musicales consiguen despertar un poco de interés.
En la segunda parte, cuando el protagonista se queda sordo, tanto él como la película parece que se relajan un poco, y el director se centra más en los personajes, ganando así bastantes puntos. A esto no es ajena la entrada en escena del personaje de Penelope, el único realmente positivo de toda la película.
El trabajo del protagonista, Paul Kaye, esta a tono con la película, resultando excesivo cuando la película lo es, y mas cercano y conmovedor cuando la película se acerca más a él.

Ni soy un fanático de los comics ni tenía un especial interés por ver esta película. Visto el resultado no podía estar más equivocado.
Estamos ante una de las películas visualmente más sorprendentes y arrebatadoras en mucho tiempo. Un espectáculo tan sorprendente como eficaz que no te da respiro.
300 cuenta una historia de guerra, de heroísmo, la épica lucha de unos pocos contra los invasores que quieren acabar con su libertad. Esto dicho así puede resultar grandilocuente, pero la película lo refleja y lo transmite al espectador de forma brillante.
Se podrán buscar referencias en otras películas como Matrix o las misma Gladiator, pero creo que dentro de poco será 300 la que veamos como un referencia en determinado tipo de hacer cine.
La estilizada violencia resulta de una sangrienta belleza, los momentos más intimos aportan profundidad a la historia y la caracterización de los actores, incluida la del gigante Jerges, es tan disparatada como convincente.
Hablar de los efectos especiales, fotografía, música y demás virtudes técnicas es hablar de talento e imaginación. Y los espectaculares actores (y actriz) se entregan con fuerza e intensidad a sus personajes.
Seguro que 300 no gustara a todo el mundo, y lo entiendo, pero es una de las propuestas más sorprendentes, atractivas y diferentes que podremos en el cine en mucho tiempo.

Desde hace ya mucho tiempo, y gracias al éxito del Festival de Cine de Sundance, el cine independiente americano goza de un prestigio a veces exagerado, en relación al cine que ofrecen los grandes estudios. Muchas de estas películas responden, en muchos casos, a una fórmula y a unos tics que acaban resultando bastante repetitivos. Wendy y Lucy es un claro ejemplo. Con una historia minimalista hasta la exasperación y unos medios mínimos la película de directora Kelly Reichardt cumple con todos los tópicos necesarios para ser alabada como una de las joyas del cine “indi” del último año. Joya, que por cierto, sigue inédita por aquí.
Wendy y su perra Lucy viajan en un viejo coche hacia Alaska donde un futuro mejor les espera. Todas sus pertenencias y toda su vida caben en ese coche. Hasta que el coche decide que ya no quiere continuar dejando a la pareja en medio de la nada. Sin dinero para reparar el coche ni para comprar comida, Wendy, además de pasar unas horas en la comisaría, pierde a Lucy. Ahí comienza su invisible odisea para recuperarla. Y también comienza otra odisea. La nuestra para superar la monotonía de una historia mínima que aunque apunta detalles de humanidad contagiosa, no consigue despegar en ningún momento.
Si la película consigue mantener el interés, aunque sea de forma discreta, es gracias a la magnética presencia de la actriz Michelle Williams que consigue transmitir su desamparo y desesperación mucho mejor de lo que el guión le permite. Ella sí consigue transmitir todas esas sensaciones que la película, desde su guión, intenta y no consigue contagiar. Aunque es una excelente actriz la verdad es que desde Brokeback Mountain no había vuelto a encontrar un personaje que le permitiera brillar como este.
Es una pena que la directora Kelly Reinhardt crea que con una historia tan leve y los cuatro pasos elementales de la fórmula “indi”, se pueda hacer una buena película. Esta vez ha tenido suerte, y ha encontrado a la actriz perfecta para sacarle las castañas del fuego, pero supongo que en el futuro deberá trabajar más con su talento que confiar en el de los demás.

Viendo las opiniones que hay por aquí, está claro que al personal se la va más la olla que al propio David Lynch. Obra maestra, película clave en la historia del cine, pues no que decir, la verdad.
Yo creo que es otra paja mental, esta vez de proporciones descomunales, ya que en películas anteriores suyas había algo, por pequeño que fuera, a lo que agarrarse. Aquí no, es todo puro desvarío, por mucho que los listos de turno intenten ver en ella algo que solo ellos ven.
Es una película que vista como un conjunto es un disparate irracional en el que es imposible encontrar nada en lo que apoyarse, no ya para descifrar, sino para soportar los giros de la historia.
Ahora bien, le he dado un 6, y eso es por algo. Olvidemos la película como un conjunto, y veamosla en pequeños trozos. Vista de esta forma Inland Empire contiene momentos puntuales, secuencias concretas, atmósferas, etc, que inquietan, perturban, fascinan y en ocasiones deslumbran.
La primera media hora, que creo que es francamente buena, tiene una secuencia magnífica, que es la visita de la vecina de Laura Dern. No se por qué me mantiene pegado a la pantalla. Y durante toda la película hay numerosos momentos en los que por diferentes motivos lo que veo y oigo me atrae y hasta me fascina.
Mención aparte merece el extraordinario trabajo de Laura Dern. No sabría que decir de su personaje, pero ella está tremenda.
Hay una grupo de polacos, una familia de personas con cabeza de conejo, sale Julia Ormond (estupenda) a la que no consigo ubicar en toda la película, no se , infinidad de cosas irracionales disparatadas y sin sentido.
Estábamos doce personas, dos se fueron a la hora y media, las que nos quedamos aguantamos hasta el final, y tuvimos la ocasión de disfrutar de una secuencia de créditos finales absolutamente brillante, un número musical delicioso.
David Lynch es así, te gusta o lo odias. Yo, con muchas reservas, pero creo que me gusta.