El cine se apuntala por grandes películas y esta es una de ellas. En la pantalla confluyen todos los elementos necesarios para ello, una sensacional dirección de Ridley Scott mostrándonos los planos precisos y sugerentes del mundo de los gladiadores para despertar nuestra atención, un guion sólido en el que entremezclan todas las pasiones humanas buenas y malas que percibimos con emoción, una multitud de extras y de lugares y decorados que hacen real lo virtual y una excelente labor interpretativa de Russell Crowe y de Joaquín Phoenix que representan los brazos de la balanza de la vida, el bien y el mal.

Excelente producción cinematográfica que consigue mantenernos aislados de nuestra realidad cotidiana durante más de dos horas y media.

Película de acción muy completa en la que Matt Damon prefiere prescindir de los grandes y profundos diálogos para emplearse a fondo con sus puños, disparar con precisión cualquier arma o conducir como un auténtico loco cualquier vehículo.

No conoce su pasado y mucho menos su futuro pero la búsqueda de su identidad es el faro que le guía.
Excelente dirección de Paul Greengrass imprimiendo acción e idea de realidad en cada escena, muy buenos los primeros planos del protagonista mostrando su inquietud, miedo, perplejidad o determinación.

Gran película del bueno de Matt que con su cara de niño nadie le puede identificar como parte del lado oscuro.

Un crujido, una luz que parpadea, una sombra, una puerta o una ventana que se abren … son los elementos que en la ebullición de nuestro cerebro nos cocinan el miedo, ese estado de inquietud que alimenta nuestros temores mas ocultos.

El hacer cine de terror es realmente difícil, algunos lo intentan pero pocos lo consiguen, James Wan ha logrado llevar a cabo un excelente trabajo, en él alcanza todo lo necesario para infundir terror, credibilidad, tensión y continuidad a lo largo de toda la película. Nos inocula el terror poco a poco, como si se tratara de una inyección de emociones incontrolables.

Grandísima interpretación del matrimonio Warren, Patrick Wilson y Vera Fármiga que consiguen tener en vilo al espectador durante toda la proyección.

En fin … una película de auténtico 10 para todo aquel que disfrute con el género de terror.

La risa es la válvula que libera nuestra presión cotidiana, esa a la todos, en mayor o menor medida estamos sometidos, es una auténtica necesidad fisiológica, que según muchos, nos alarga la vida.

Pero la risa no la venden en cajas, ni en películas tampoco, es similar a las burbujas chispeantes que nos sorprenden al abrir una botella de champagne, aunque si este está en mal estado nos llevamos una gran decepción.

Frank Capra es un excelente director, y que decir tanto de Cary Grant o de Peter Lorre actores consagrados del mundo del celuloide, pero el guion de esta película realmente absurdo no les ayuda en nada a conseguir lo que debería de ser … una comedia y el espectador espera y espera una risa que no llega.

Se dice que once buenos jugadores de fútbol no hacen de por si un buen equipo y haciendo una analogía con el cine, un completo elenco de buenos actores cómicos no hacen de por si una buena comedia.

José Luís Cuerda se despacha en un intento de descollar haciendo lo que teóricamente es una comedia subrealista y no deja de ser un auténtico esperpento, una estepa humorística cargada de diálogos absurdos y de escenas sin ningún sentido en las que el humor ni está ni se le espera.

Tamaño bodrio cinematográfico no ayuda en absoluto a que los españoles nos decantemos por ver mas cine español, la tenencia de un plató de cine, y el contar con una enorme cantidad de actores, de medios técnicos y de una subvención del Ministerio de Cultura no otorga el poder de llevar a las pantallas una auténtica pesadilla cinematográfica que atormente a la audiencia durante sus 106 minutos.

La nostalgia de recordar los pueblos de nuestro interior peninsular, ya que esta película se rodó en los alrededores del rio Mundo de Albacete, me ha hecho ser benévolo en la calificación de este film.