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Críticas de Cornapecha
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Críticas 198
Críticas ordenadas por utilidad
2
4 de octubre de 2022
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que en una película de Jurassic World, en la que al habitual despliegue de dinosaurios se une la reaparición del trío de estrellas de la primera cinta, los protagonistas sean unas langostas del tamaño de un gato es un claro resumen de un churro jurásico de dimensiones míticas.

Últimamente parece que Hollywood se ha lanzado a una competición de quien saca el peor blockbuster posible. Es una competición a cara de perro porque el nivel (de mediocridad) es altísimo, pero Dominion va a poner el listón casi inalcanzable. Es muy, pero que muy difícil, hacer una película peor que esta. El guion haría avergonzar a un estudiante de primaria, de hecho haría sonrojarse a uno de preescolar. Pasan las cosas más estúpidas y absurdas del cine de entretenimiento de los últimos años, con irracionalidades por todas partes.

Que los dinosaurios no daban más de si ya quedó claro en la anterior. En esta ya son meros secundarios, un fondo animado que pasa por allí. No se comen a nadie, ya no dan miedo a nadie y hasta el Tiranosaurio sale de refilón. Creo que en toda la peli no se comen más que a un par de personajes, pero es que tampoco participan demasiado y no les da tiempo. Como será la debacle que en un mundo de carnívoros gigantescos los más asesinos son los pobres Dilophosaurus, que pasan de ser los elementos sorpresa a la principal (y única) amenaza del mundo jurásico. Bueno, hay un pavo (literalmente es una mezcla de pavo y avestruz) herbívoro, miope y con unas garras gigantescas que pasa por allí para justificar una pelea final ridícula.

Los pobres dinosaurios pasan sin pena ni gloria, pero es casi peor lo de los tres protagonistas de la mítica primera entrega, reclutados para intentar salvar la película, pero que parecen aún más perdidos que los dinos. Laura Dern y Sam Neill dan algo de pena, intentando dar sentido a un guion tan lamentable como absurdo. Pero peor es lo de Jeff Goldblum, que ha pasado de ser el científico escéptico y cínico a un majadero medio sonado que no se ha cambiado de ropa, gafas o peinado desde hace 30 años y que se pasa el rato balbuceando chorradas.

Y acaban completando el plantel un Chris Pratt que ya es una caricatura de si mismo, una Bryce Dallas Howard que está tan fanegas que no cabe en los planos cercanos, la niña insoportable de Spielberg, un malo que es Tim Cook (pero literalmente, hasta viste y se mueve igual). Ah, y por supuesto, la inevitable dosis de personajes racialmente diversos y sexualmente no discriminatorios (vamos, que hay una negra lesbiana que no pinta nada pero era inevitable).

Y pasan cosas tontísimas y sin sentido todo el rato. Pero todo el rato, oiga, que ya da hasta flato intentar señalarlas.

Lo único positivo es que es la primera vez que no sale un jefe de cazadores en pantalones cortos, con sombrero y escopetón y más tonto que el asa de un cubo. Pero la única razón es que tendría que comérselo el Tiranosaurio y el cupo de muertes ya está cubierto (y mueren dos, imagínese).

Pues eso, un churro infumable.
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Cornapecha
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7
12 de noviembre de 2021
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si ustedes tienen la costumbre de escribir, aunque sea para autoconsumo, y tienen una cierta edad, es más que probable que alguna vez hayan encontrado un escrito de su mocedad y no hayan podido resistir la tentación de leerlo. Y si lo han hecho, habrán experimentado un intenso coctel de sentimientos. Revivir de golpe aquellos años en que eran más ingenuos, más ilusos y entusiastas, cuando la vida aún no había pasado su motoniveladora por encima de sus sueños e ilusiones. Pero también cuando estaban llenos de energía, cuando el Everest se podía subir en chanclas con un cubata en la mano, cuando el futuro era una autopista de seis carriles por los que volaban a todo motor.

Antes de ver Dune 2021 tuve la idea de revisionar la original de 1984. Tampoco es una idea demasiado original, y apuesto a que millones de espectadores la han tenido antes que yo. Y vistas ambas en conjunto, he experimentado la misma sensación que al releer los escritos juveniles. Una, la de Lynch, es la adolescencia, todo energía, todo descontrol, todo fuerza sin control. En contraposición, la de Villeneuve es la obra de la edad adulta, más reposada, sin la energía de la juventud pero con el poso de la experiencia.

Con Villeneuve tengo sentimientos encontrados. Me parece un tipo con muy buen gusto, que escoge siempre películas muy interesantes y que intenta llevarlas a un cierto nivel bastante por encima de la mediocre media del cine actual. Así contado, Denis sería para mi uno de los grandes. Pero el problema es que por alguna razón, le cuesta plasmar esas buenas intenciones en la pantalla. En concreto, parece como si las escenas de acción le costasen mucho más que las más narrativas. Tiene una cierta tendencia a la lentitud, al tempo narrativo más demorado. Por eso Blade Runner 2049 le quedó un poco leeeeento, siendo una buena peli. Y por eso La llegada le quedó mucho más redonda, porque se adaptaba mucho mejor a esa calma en la que se encuentra más cómodo.

Y por eso parece más feliz que una perdiz en este Dune tan pausado, tan cachazudo, donde hasta los combates y las muertes violentas parecen plácidos. Es esta película el Dune de una persona mayor, casi anciana, que discurre con la calma del que se sienta en el parque a ver a las palomas pasar la tarde. Probablemente le quede mejor que aquel bizarro descontrol de Lynch, lo que es seguro es que es más elegante, aunque a veces parece que estamos viendo un anuncio de Loewe de dos horas de duración. Y los actores ayudan todo lo que pueden, con Chamalet que se pasa más tiempo alucinando que reaccionando a la realidad, con Ferguson o Isaac aportando su dosis de trasposición y abstracción. Momoa hace de Momoa, Bautista de Bautista, Skarsgard compone un villano que en vez de dar miedo te cae simpático y Bardem da la impresión de que se va a quedar dormido en medio de sus escenas y Brolin y Zendaya, que salen en todas las películas que se hacen en Hollywood, pasan, cobran su cheque y se van corriendo al próximo rodaje.

Y así, con esa belleza sedada, con todos los mimbres para gustar al público, va tirando una peli que está entretenida y da lo que promete. Que dado el nivel medio del cine de entretenimiento masivo actual está incluso bastante bien. Pero uno no puede evitar sentir un poco de nostalgia por el descontrol que parió Lynch, que lucía mucho menos pero tenía bastante más vida...
Cornapecha
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4
29 de septiembre de 2019
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es obvio que entre los planes de Marvel/Disney para llegar al mayor número de espectadores posible, a Spiderman le reservaron el papel de atraer a la chavalada. Y para ello se aplicaron a conciencia, tanto en la anterior como en esta. Ya de Homecoming comenté que era tan luminosa, simpática e infantil que podían haber salido los Minions y no hubiesen desentonado en absoluto.

Y Lejos de casa es aún más de lo mismo. Peter Parker ha salido de cinco años de estar desaparecido en el limbo, ha participado en los dramáticos acontecimientos de Avengers Endgame. Incluso ha visto morir a Tony Stark, su mentor y promotor en los Avengers. Y a pesar de todo ello, su único objetivo vital y su única obsesión es ligarse a MJ. Así, con un desparpajo y una inconsciencia absoluta. Un par de charletas en plan "me agobia mucho que Iron Man me nombrase su heredero" y al turrón con la chavala, que es lo que le interesa.

Pero claro, a los chavales no les vas a ir con comidas de tarro existenciales, a los 16 la brújula sólo señala que el muerto al hoyo y el vivo al bollo, así que Peter es aún más torpe, infantil y descerebrado que en Homecoming. Y eso es así porque Marvel ha renunciado voluntariamente a cualquier atisbo de madurez en esta subsaga. A saber que hará Sony (otros que tal bailan) ahora que parece que el acuerdo entre las dos majors ha pasado a mejor vida...

Tampoco es un drama que sea una película juvenil/infantil. A priori, salvando lo del rollo teen de chaval salido perdiendo el norte por la guapa de turno y los chistes absurdos e innecesarios, no tendría más problema que ver a dos adultos de 23 años fingiendo que tienen 16. Hay películas del género muy notables y que un espectador puede disfrutar a pesar de que haga años que tiene edad legal para fumar. El problema es que el guión tampoco es que sea para tirar cohetes, con una historia un poco liosa e inverosímil y unos drones que lo mismo te disparan rayos que te representan un monstruo que ni un superespía con la última tecnología es capaz de descubrir el embuste.

Además, los que ya hace tiempo que podemos votar y hemos leído los comics sabemos desde el principio quién es Mysterio, lo que le quita la poca gracia que la película podría tener.

Así que esto es lo que hay, o eres un chaval (o te retrotraes mentalmente a la época en que lo eras) o es difícil que esta película no te resulte un poco cargante. Ver gente que se supone que está a punto de morir enganchando un chiste chorra con otro exige una paciencia que yo al menos hace tiempo que perdí, por desgracia...
Cornapecha
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6
18 de diciembre de 2018
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En su decidida apuesta por producir sus propias películas Netflix está marcando unas pautas muy claras, con sus ventajas y sus inconvenientes.

Entre sus ventajas que son películas hechas con buen gusto y con cierto esmero. Podrán gustar más o menos, pero es innegable que están guionizadas, dirigidas y rodadas con un nivel que hoy en día no es muy habitual en el cine comercial. Sus guionistas no tratan al espectador de imbécil, como la mayoría de escritores de Hollywood actuales. Sus directores se esfuerzan por hacer un buen trabajo,y lo mismo puede decirse de decoradores, estilistas, iluminadores y todo el elenco técnico. Seguramente sea porque Netflix busca aumentar su prestigio y ser reconocida por algo más que sus series.

Entre las desventajas (que las hay, por supuesto) que no dejan de ser películas para televisión, con presupuestos altos pero que palidecen ante cualquier blockbuster de medio pelo. Y que ese espíritu televisivo acaba transmitiéndose a lo que se rueda. Ningún televisor, por muchas pulgadas y mucho 4K que tenga, puede competir con la magia de la pantalla grande. Y Netflix intenta a veces crear superproducciones de bolsillo.

Todo esto, lo bueno y lo malo, está en El rey proscrito. La película es honrada, muy digna, con un guión que no provoca sonrojo (lástima de montaje final), una dirección muy cuidada de David Mackenzie y una ambientación puntillosa y muy lograda.

Pero, y ahí está lo malo, en su intento de promocionarla, Netflix la presentó como una suerte de secuela de Braveheart. Y eso son palabras mayores. Hablamos de una película mítica, rodada por un Mel Gibson en plena cresta de la ola, sin reparar en gastos y con una indisimulada intención de dar espectáculo, aunque fuese a costa de la fidelidad histórica. Y ahí nuestra película pierde en cualquier comparación. Las cabalgadas por los impresionantes paisajes escoceses a vista de pájaro no lucen igual en la pantalla del cine que aquí, que la verdad lucen más como un anuncio de coches. Las batallas parecen escaramuzas si las comparas con las que protagonizó William Wallace e incluso la ambientación parece más de cartón piedra.

Sin el referente de Braveheart la película ganaría más presencia, pero es una trampa en la que sus productores se metieron voluntariamente, así que en su pecado llevan su penitencia. Pero en general es una buena película, entretenida y honrada, estilo Netflix 100%, lástima de ese final tan Disney. Incluso en esto le gana por goleada Braveheart.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Cornapecha
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1
11 de noviembre de 2018
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este bodrio (llamarle película es demasiado) es un insulto. Un insulto al personaje y la saga original, un insulto al cine de cualquier tipo y, finalmente, un insulto a la inteligencia.

A su lado las de Alien vs Predator son una maravilla. Con eso creo que se explica todo. En una hora y media se juntan un guión absurdo, unos personajes repelentes, un sentido del humor ridículo, unas ocurrencias lamentables y todo ello rematado por una escena final que provoca vergüenza ajena.

Creo que es un compañero el que comenta en su crítica que "esto" es la Scary Movie de Depredador, y es que parece escrita, dirigida e interpretada por gente que odia a Predator y quiere ridiculizarlo, porque si no, no se explica. Al ver lo que Ridley Scott le está haciendo a Alien sentí pena, pero es que esta basura me ha puesto de mal humor. Con todo el dinero malgastado en este desastre se podía haber financiado una docena de películas o un par de temporadas de una buena serie. O haberlo donado a la escuela de cine a la que no fueron ni los guionistas, ni el director ni los actores de "esto".

De un tiempo a esta parte Hollywood se ha empeñado en destruir todos sus mitos, pero esto lo supera todo.

En serio, hacía años que no me enfadaba viendo una película. Pero Predator 2018 lo ha logrado.
Cornapecha
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