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Rusia Rusia · Stalingrado
Críticas de Ferdydurke
Críticas 2.848
Críticas ordenadas por utilidad
5
27 de octubre de 2017
31 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Susana (o Rosana) Romero y María Casado. ¡Qué nombres tan bonitos! Qué rotundos, claros y sonoros. Qué nombres tan españoles. Y casi como de presentadoras o periodistas de televisión. De la primera. Una quizás rubia, la otra tal vez morena.
Dios era un hortera de bolera. Un cruel destrozacanciones. Un mamarracho de peluquín y botas camperas. Un petimetre de casino, bingo, noche de fiesta y apto para cualquier cabaretera.
La Religión y sus continuas mutaciones permiten su vida siempre nueva. Transforma a sus feligresas en cantantes, amantes y personas traviesas.
¿Musical, ensayo sobre la vida irreal, "Criaturas celestiales" donde se confunden el amor, el sexo, las primeras turbaciones, sueños imposibles y otros calores? ¿Versión pop de la anunciación de la gracia? ¿El mundo entero, el universo con todas sus galaxias es un nefando Karaoke? ¿Vivimos ya todos en una horrible naturaleza muerta e inmensa discoteca, asolada, llena tan felizmente de macarras, chonis, perroflautas y terroristas, además de monjas, camellas, bolleras y gañanes con tirolina, juntos todos en un aquelarre de perversa música electrolatina? ¿Es la gran depravación, la definitiva descojonación, la última metamorfosis o el cielo soñado de un Dios con anhelo de brillantina y el alma de purpurina? ¿Moriremos apretujados, gozosos, respirando sano y bailando al son horripilante de una maravilla imaginada por unas adolescentes muy descocadas y bailarinas?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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6
30 de enero de 2017
26 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si no fuera por la premisa/coartada social, sería una más de tantas con policía a punto de la retirada más listo que el cielo versus ladrón joven y guapo de aires líricos y derrotados (de estructura parecida a "Thelma & Louise"). La habríamos visto tantas veces que apenas levantaríamos la cabeza. Sería repetición sin distinción. Mismo lugar y misma hora.
Si no fuera por Texas, también sería muy parecida a otras situadas en diferentes geografías. O si en vez de hermanos solo hubieran sido amigos, nos sonaría más el estribillo.
Por lo tanto, es igual y distinta, tópica y reconocible, pero un poco más novedosa. Por los bancos como villanos, las tierras desoladas del Oeste americano y esa relación carnal tan especial.
Es western, crónica negra, denuncia social, seguidismo de género, generosidad fraternal y responsabilidad paternal.
El páramo americano, depauperado, anacrónico, el de los cowboys y las grandes llanuras, el de los comanches y los viejos mitos fundacionales. Tierra sin futuro, expoliada, saqueada hasta la última miga/gota por los tahúres del dinero y la hipoteca.
Música country, mucha cerveza, polvo, cutres moteles, sombreros, violencia y desolación.
Historia que apunta a fracaso colosal, sin paliativos, definitivo. Veremos.
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Ferdydurke
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5
3 de febrero de 2017
25 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dirigida, interpretada, escrita (basada en una novela de Lehane) y producida por Affleck. Y tiene su sello, a Dios pongo por testigo. Aparatosa, inflada, acartonada, elegante, hueca, interesante, morosa y eficiente. Quizás un tostón o un hermoso melocotón, sin duda una gran superproducción.
Los años gansteriles por definición, los de la ley seca, la década de entreguerras y el crack del 29. Un licenciado de la primera guerra mundial, hijo de un comisario de policía y católico irlandés, llega del frente con todos los valores perdidos, convertido en un cínico militante/diletante. Se tira a la novia del jefe y la película echa a rodar. Lo que sigue es un ejercicio de estilo retro, caro, bien llevado, inofensivo y blandengue; una obra que debe soportar el peso, la presencia constante de Ben con ese careto estreñido, ese aire semidormido que impone carácter a la historia, ese andar pausado y con aires de sobrado que no hay quien se crea, más percha grande para trajes de época que actor con algún fundamento.
Es una película impecable e impoluta, difícil de atacar, ni ganas. Pero al mismo tiempo con poco que destacar o que te llame demasiado la atención, solo un buen acabado y oficio, el narrar adecuado, el vestuario correcto; un conjunto adusto pero sin alma ni fuerza, rutinario, sin sangre ni cuerpo, gastado; pastiche retraído y fallido en su grandiosidad de chichinabo.
Es un antihéroe amoroso que esconde un corazón grande como Groenlandia. Lo previsto. Lo obvio. Lo tópico. Su armazón moral sitúa a la película en su justo lugar. Todo, en verdad, pese a las apariencias y el gran despliegue, no es más que una excusa para el lucimiento, en todos los sentidos, de Affleck. De ahí su poco riesgo y verdad. Por ello el poco peso de su personaje y el poco vuelo de la historia. Todo lastrado por una estrella megalómana y bastante pesada. Una especie de hijo fatuo del Warren Beatty verdadero. Por ahí le anda. O eso quiere.
Sienna Miller, Zoe Saldana, Brendan Gleeson, Elle Fanning, Chris Cooper... Eso está bien. Boston, Florida, baile, peleas, carreras, tiros... También.
Como un gran coche que no tuviera motor. Solo fachada, carrocería.
Una exposición sin cuadros. Un zoo sin animales. Falta algo. Lo más importante. La vida entera. En verdad no es una película. Es un cementerio estupendo, lleno, claro, de muerte y pasado no recuperado. Ejercicio de nostalgia que se queda en la carcasa y la apariencia más vacía y afectada.
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Ferdydurke
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6
29 de septiembre de 2015
23 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante serie. Excesiva, un tanto histérica y bastante inteligente.
Alterna grandes momentos con una tendencia exagerada al histrión y el melodrama psiquiátrico.
Tiene humor, sarcasmo, mala uva y amplitud de miras, pero también abuso de lloros, desgarros y "lo siento" (millones de perdones y reconciliaciones, como plaga de langosta, como el confesionario de un cura hasta arriba de curro).
Los personajes están tan bien dibujados, tan exhaustivamente desmenuzados, que acabas odiándolos, observas tanto sus miserias y egoísmos que los detestas, lo mismo que, a pesar de todo, los terminas apreciando, de tan cercanos y humanos. Aunque no a todos, yo, lo reconozco, no puedo con la madre, me resulta insoportable casi todo el rato, por muy bondadosa y generosa que sea en el fondo, ya que predomina su disparate egocéntrico y reprimido, su caos constante y ansioso. En este sentido, siguiendo la línea de antipatía, Claire es también muchas veces horrorosa, de puro caprichosa y malcriada, demasiado ensimismada y quejosa. Brenda es buena chica, pero está desquiciada (su familia es un zoo de tarados). Los personajes masculinos, en general, son menos desagradables. David, con su responsabilidad patológica, y Nate, como tarambana desastre, son más llevaderos. Rico es orgulloso y humilde (su origen hispano y sus desarreglos matrimoniales aportan un contraste social y moral que enriquece el discurrir de los Fisher).
Hay mucha psicología y se utiliza, quizás en exceso, el recurso de mostrar a los muertos como metáforas de la conciencia de los personajes, además de como obvios "fantasmas", por supuesto.
Supone una visión a la contra, suavemente, prototípica, correcta, de manual, con sus drogas, blandas, sus alternativos, el sexo abundante, la contracultura amaestrada, el odio a Bush y el canto a las libertades; que convive, en cierta tensión, con el conservadurismo más recalcitrante, con el arraigo familiar, la religión y el orden represor. De la trasgresión a la tradición en un tira y afloja crispado y elegante que igualmente afecta al tono, oscilante, entre una contención ágil, bien escrita e interpretada, y un arrebato sensiblero y folletinesco.
La serie es rica y generosa; abierta y valiente.
Mi sensación es agridulce: entretenido y curioso casi siempre, a veces irritado por ciertas trampas de guion y concesiones obvias al espectador más perezoso y otras fascinado por brillantes e ingeniosas ocurrencias; cansado por los desvaríos repetitivos y admirado por los detalles sutiles; tan enfadado por las obviedades demasiado explícitas como agradecido por el riesgo penetrante muy presente.
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Ferdydurke
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6
16 de enero de 2016
22 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con un argumento similar al de "La zona gris", apreciable película, pero en este caso centrado exclusivamente en las andanzas del iluminado protagonista, su mayor novedad y mérito radica, sin duda, en la opción formal elegida, esa cámara en la cara, y en la espalda, de Saúl, todo el rato, más de cien minutos siguiéndole como si de un documental en tiempo real se tratara.
El efecto que se consigue es poderoso; que lo que sucede, el infierno mismo, no salga en primer plano, que solo sea el marco o contexto, todo lo que rodea a Saúl. Así el espanto es más impactante e impresionante, por creíble, por la sensación de realidad y de cercanía que produce, de posible identificación; al huir del sensacionalismo obvio se gana más en verdad/autenticidad.
El asunto sería sencillo: hombre acogotado por el horror pierde la razón y busca un sentido, una señal, un clavo ardiendo, algo a lo que agarrarse desesperadamente para así trata de transformar la crudeza claustrofóbica, agónica, en esperanza y evasión, un modo de sublimar y trascender una situación inasumible, insoportable.
En el niño que no muere, como debería/sería lo normal, cree ver un símbolo religioso, algo que le obliga, que le llama, un mandato moral, una misión redentora y luminosa que le salva y aísla de la miseria abominable que le ahoga.
En un lugar en el que la posible existencia de Dios, o cualquier tipo de finalidad, quedó salvaje, constantemente humillada y negada, tratar de imponer, restituir esa usurpación evidente y terrorífica a la fuerza, mediante una aventura visionaria y enferma, provoca que la odisea de Saúl sume, si eso fuera posible, delirio y disparate a unos hechos ya de por sí aberrantes en todos los aspectos. Una locura que sirve de espejo deformante, lúcido en su distorsión, exacto por acumulación estrepitosa de unos sucesos inaceptables desde cualquier punto de vista, ya sea una premisa humanista, juiciosa o solidaria.
Su actitud pone de manifiesto el absurdo esencial, lo eleva a la máxima potencia, sería el empeño enloquecido por ordenar el caos y el horror, por ritualizar a través de la religión y la sepultura sagrada un lugar en el que lo humano y sus afanes fueron destruidos y no quedó ni rastro, un reflejo monstruoso y grotesco de la eterna lucha del hombre por racionalizar, iluminar y buscar absolutos donde solo halla falta de asideros, crueldad y banalidad; el choque inextinguible entre el ansia de unidad y claridad con(tra) el puro azar frío, tan grosero y gratuito; Sísifo subiendo y bajando la montaña una y otra vez con la roca a cuestas, hasta el fin de los tiempos.
O, desde un punto de vista más materialista, supondría el reconocimiento de su hijo, o un trasunto, o alguien parecido, o un recuerdo o un anhelo, simplemente.*
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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