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Críticas de david panadero moya
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Críticas 145
Críticas ordenadas por utilidad
8
20 de agosto de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Según la canción, Frankie y Johnny se querían, pero que eso fuera así en la letra de esa música no quiere decir que forzosamente en la realidad su relación funcionase, aunque todo puede ocurrir cuando se habla de sentimientos. Y con las notas de esa pieza resonanando en nuestros oídos nos encontramos con nuestro propio Johnny, recién salido de cumplir condena penitenciaria, y con Frankie, camarera en el restaurante "Apollo", en el que él será contratado como nuevo cocinero para demostrar sus excelentes dotes culinarias que tanto habían conquistado paladares en la cocina presidiaria. Desde el primer momento él ya ve algo especial en ella que lo cautiva, pero ella no está del todo segura de lo que siente. Y es en ese preciso instante en el que su historia da comienzo y a través de la cual conocemos sus pasados, sus anhelos, sus penas y sus traumas, y que nos muestra que, pese a todo lo que una persona pueda haber pasado y sufrido con una pareja, se deber seguir creyendo en el amor, que puede surgir en cualquier momento y que será duradero y feliz con alguien que te quiere de verdad.
En todo drama romántico que se precie debe haber elementos que hagan sentir algo al espectador, y éste los tiene en la pareja protagonista, con Al Pacino y Michelle Pfeiffer en dos hermosas, compenetradas y creíbles interpretaciones,que tienen su cénit en las escenas compartidas como el precioso beso ansalzado por la belleza y colorido de las flores que le sirven de escenario, la dedicatoria de la canción, sus confesiones finales y el apasionado abrazo con que se nos despide y se sella su futuro juntos. No está nada mal.
david panadero moya
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8
20 de agosto de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué supone de verdad el aislamiento?, la soledad absoluta, la desesperación, la oscuridad, la imcomunicación. En muchas ocasiones las personas se aislan por su propia iniciativa, porque quieren huir del mundo y sumirse en un mundo propio, el de sus pensamientos, y vagar por ellos sin un rumbo concreto a seguir. Pero en otras ocasiones, las cirscunstancias, los acontecimientos o el destino pueden hacer que una persona se aisle por causas superiores a su entendimiento y que escapan a su control, como pasa con las enfermedades cerebrales que imposibilitan el movimiento, el habla y llevar una vida plena como se ha llevado hasta el fatal momento, pues la forma de vivirla cambió radicalmente y sin vuelta atrás. Y si se deja a cualquiera en ese estado, completamente solo, encerrado en su propio cuerpo como en una escafandra en el fondo del océano o en la más agobiante de las cárceles, puede llegar a odiar a la propia vida y llegar adesear su muerte o su extinción para acabar su aislamiento. Sin embargo, la comunicación con el mundo exterior y el cuidado de los otros pueden hacer que esa persona ser aferre a la poca vida que le queda y la aproveche al máximo.
Ese fue el caso de Jean Dominique Bauby, director de la conocida revista " Elle", que tras sufrir un fatal accidente en diciembre en diciembre de 1995, sufrió el síndrome Locke in o encerrado en sí mismo, y en un principio no podía hacer otra cosa que tener lástima de sí mismo y pensar que su existencia había acabado para simpre. Pero su enfermedad le hizo apreciar más a las personas que de verdad lo querían, como a Celine, la madre de sus hijos a la que había abandonado, o a Claude, la chica que, gracias a un sistema de comunicación mediante parapadeos, la ayudó a escribir un libro describiendo su experiencia.
Con esta historia Julian Schnabel se embarcó en un proyecto difícil y arriesgado y cuyo resultado no podía ser mejor, gracias a el juego de perspectivas e imágenes que emplea para que nos identifiquemos con Jean Dominique y le sigamos en los múltiples viajes, recuerdos e imaginaciones cargadas de onirismo (pues como él mismo dice sus ojos, sus memorias e imaginación eran lo úniico que aún quedaba vivo de él en su cuerpo). Y a través de los analepsis desubrimos cómo era antes y algunos momentos determinantes que lo marcaron (como la última vez qque afeitó a su padre). Y complementando a la excelente dirección, la buena música de fondo y especialmente el sobresaliente trabajo de todo el reparto, que se conjugan para ofrecernos escenas que impresionan por lo real y humano de las emociones que transmiten, y que nos hacen apreciar aún más la vida. Una de las mejores muestras del cine francés de los últimos años.
david panadero moya
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8
6 de agosto de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una persona puede considerse plenamente como tal cuando dispone de todas sus facultades, siendo ella misma la que rige sus deseos, mediante su propia determinación y conciencia, y no hay ninguna fuerza externa que domine sobre ella más que su propio ser. Pero cuando algo que desea se convierte en algo que no puede controlar, en algo más poderoso que una simple necesidad, en una adicción que subyuga a la persona y es la que mueve sus actos, se transforma en una sombra de sí misma, en un ser sin voluntad, ética o moral al que solo le importa tener a su adicción apaciguada, para que no le atormente, hasta que se despierte de nuevo pidiendo cada vez más. Y es también la adicción la que provoca que esta persona sufra constantes cambios de ánimo, que se aleje de las personas que la quieren y obran por su bien, (sólo porque intentan apartarla de ella), que llegue a cometer actos y hasta delitos que en otro estado jamás llevaría a cabo, o que incluso la sumerja en una pesadilla que puede no tener buen fin, pues todo lo que era se encuentra doblegado por las fuerzas que la autodestruyen.
Y un retrato fidedigno de una adicción, en este caso al alcohol, es lo que podemos ver en este gran drama, sobre la vida, caída, frustraciones y decadencia de un escritor (Don Birnam) y su enfermiza relación con la bebida, que será casi capaz de interponerse entre él, su propia vida y el amor y el cariño de aquellos que se preocupan por él, sobre todo su hermano y su tenaz novia Helen Snt James.
Basándose en la novela homónima, el genial Billy Wilder (un año después de deleitarnos con la excelente " Perdición"), construye una película que se hizo con las mayores premios cinematográficos del año 1945 (incluidos el Óscar a mejor película y dirección y la Palma de Oro en Cannes) y que aún mantiene toda su fuerza y poder, en gran parte debido a las magníficas interpretaciones de Jane Wyman como la constante y sufrida Helen, y de Ray Milland, como el inestable y decadente Don, que recibió mnerecidamente el premio de la Academia; un sobresaliente guion; la sabia dirección; y las potente imágenes que nos permiten ponernos en la piel del personaje y emocionarnos con los vaivanes, suifrimientos y penas que vivió en ese fin de semana perdido, que lo llevó desde una oscuridad matizada por el brillo de la botella hasta la luz de la salvación.
david panadero moya
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6
17 de julio de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un vaquero cabalga por las montañas del oeste estadounidanse con una guitarra al hombro, para llegar al Vienna´s, establecimiento dedicado a ofrecer bebida y juego a los viajeros y cowboys, y dirigido por una mujer "de armas tomar" literalmente, Vienna, cuya fortaleza y astucia le han hecho llegar a donde está y ser respetada por la mayoría de los que transitan su establecimiento. Cuando llega sube la tensión y la adrenalina en el saloon con la entrada en él de dos grupos de vaqueros. Vienna intentará solucionar la situación, a pesar de la hostilidad que muestran hacia ella algunos de los presentes, entre ellos la temperamental Emma. Desde esa noche comienza una historia que funde la persecución, en la que el peligro está a flor de piel y a golpe de gatillo, y el resurgir de una apasionada relación amorosa entre Vienna y su Johnny, amenizada por las suaves notas de la guitarra y la emoción de la aventura.
Todo se une a la perfección para dar forma, cuerpo y vida a esta gran película: los característicos paisajes ( el pueblo, el río..); las emblemáticas escenas ( como el incendio, el encuentro en el puente con el atardecer al fondo, y los instantes previos al tiroteo final, en que ellas pueden estar por fin frente a frente, para hacer realidad la fatídica sentencia del pie de la escalera); el gran talebnto de su director, que consigue que todo case tan bien; la emblemática canción de Peggy Lee; y el destacado trabajo de todos los actores, en especial de Joan Crawford, capaz de mostrar su talento en un papel de gran fuerza y determinación. El mejor western que he visto. Muy Buena.
david panadero moya
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9
2 de julio de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una gran urbe norteamericana de los años 30, con teatros, grandes avenidas, teatros, salones de baile, tiendas, parques, inumerables automóviles, grandes mansiones y barrios humildes. Al inaugurar un nuevo monumento, descubrimos por sorpresa a nuestro protagonista y héroe, un simpático vagabundo con el corazón de oro, que camina por las calles mañana, tarde y noche llevando sus caracteríticos bombín y bastón y metiéndose en algún que otro lío. En sus andanzas no sólo se encuentra con pilluelos de esquinas, sino también con muchas personas distintas, como un rico millonario deprimido o una linda chica ciega que se dedica a vender flores. Con el primero entablará, por iniciativa del agradecido caballero, una curiosa y tempestiva amistad, un poco "espirituosa". Y se quedará prendado de la joven, lo que le llevará a intentar por todos los medios ser merecedor de su amor y gratitud con determinación, cariño y bondad.
Ya se debe de haber dicho casi todo de esta excepcional cinta, pero todos los calificativos son pocos para ensalzar a esta preciosa y tierna historia de amor, tan dulce y encantadora como puede serlo la pareja formada por Charles Chaplin y Virginia Cherill. A la que se complementa a la perfección, para aportar alegría y mucha vitalidad, con la gran comicidad y humor de muchas de las situaciones y escenas, sobre todo en las que está presente el hombre rico, gracias al sin igual talento de su protagonista y director. Sencillamente extradinaria.
david panadero moya
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