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Voto de El Asesino de la Pecera:
7
Terror. Intriga. Thriller Tom y Evelyn son una pareja de turistas ingleses que viaja a una población costera española para disfrutar al fin de una tardía luna de miel. Sin embargo, cuando llegan, se quedan decepcionados: el lugar es demasiado bullicioso para pasar las tranquilas vacaciones que ellos habían planeado. Deciden entonces alquilar una barca para visitar una pequeña isla en la que Tom había estado cuando era más joven. Su sorpresa será mayúscula cuando ... [+]
22 de abril de 2012
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Narciso Ibáñez Serrador, nacido en Uruguay en 1935, realizó en 1976 uno de los clásicos del cine de terror español. Basado en la novela El juego de los niños de Juan José Plans, el film atrapa desde el comienzo provocando constante tensión, incertidumbre y angustia.
Un matrimonio británico (o estadounidense, nunca se aclara) decide pasar los últimos días de su luna de miel en una paradisíaca isla: Almanzora (no "Almánzora"). No bien llegar al lugar, se percatan que algo raro está sucediendo. No hay rastros de adultos en toda la isla. Solo niños. El bar y el hotel están desiertos. Solo hay niños. Niños que juegan, ríen y no responden a las preguntas de Tom y Evelyn. Niños que han matado a todos los adultos de la isla y que pretenden hacer lo mismo con el matrimonio recién llegado.
La terrorífica banda sonora a cargo de Waldo de los Ríos sumada a escenas de verdadero suspenso, y también de cierto terror, componen una obra interesante; un thriller psicológico que ahonda profundo en la cuestión moral -tan apropiada para estos días- sobre el castigo del adulto hacia el niño asesino (léase ahora, menor infractor). El crudo prólogo de la película, que se intercala con los créditos, nos da la respuesta de toda la cuestión: la verdadera maldad del mundo adulto ante los seres más indefensos del mundo: los niños. Fuertes imágenes -reales- del campo de concentración en Auschwitz, de la guerra indo‑pakistaní, de Corea, de Vietnam y de Biafra, acompañadas por un locutor que señala la cantidad de víctimas infantiles. Números e imágenes de niños desnutridos o mutilados que lo dejan a uno sin palabras. Así entendemos lo que estará por venir: los niños tienen motivos suficientes para "vengarse" de los adultos.
Ocho años antes de que Fritz Kiersch hiciera lo suyo con la insulsa Los Niños del Maíz (1984), el genio del terror español Ibáñez Serrador lleva a cabo un film inquietante. Una alegoría del mundo futuro.
Un día las verdaderas víctimas de la locura adulta se podrían vengar con la misma violencia y maldad con que lo han hecho otras generaciones. ¡Ahora mismo lo están haciendo! Basta ver cinco minutos de Telenoche para darse cuenta.
Al fin y al cabo, nadie podría pararlos porque... ¿quién puede matar a un niño?
El Asesino de la Pecera
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