La última escena con el profesor arrestado camino de la comisaría parece querer culpabilizarlo y, al mismo tiempo, ser la chispa que le encienda la lucecilla a la autocrítica a su forma de ser, tan rockera, alternativa y "guay". El pobre se da cuenta de que él no era mejor en su ideología, o algo así, ¿no?. Pero a mí me queda la sensación de que se critica más su método que el fin que perseguía, y si no es así, probablemente sea culpa mía. Porque no sé hacer autocrítica a mis razonamientos, no ver que el fascismo es tan peligroso que no se puede jugar con él. Es como dejar a los niños ver capítulos de Dragon Ball: demasiados mamporros. Terminarán siendo Gokus repartiendo sopapos a la cristiandad, o buscando sacrílegas bolas mágicas.

No, al final la moraleja de que la culpa de que Fulanito de Tal ha mandado al hospital a cinco señores de raza negra no es del Grand Theft Auto, sino que es un imbécil categoría galáctica.