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España España · Comala
Voto de Caturla:
9
Drama Denuncia de las condiciones laborales en las fábricas a través de la historia de un obrero modelo que, a raíz de un accidente, se hace sindicalista. (FILMAFFINITY)
2 de noviembre de 2015
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
A menudo se elogia la importancia de esta película como expresión de un proceso histórico lejano, pero poco se habla de la actualidad que refleja. Y es que, la agudización de la lucha de clases en los años '60 (no sólo en Italia sino a lo largo y ancho de todo el planeta) corresponde a una matriz común que, hoy en día, a pesar de los 45 años que nos separan de la película, sigue más vigente que nunca. La explotación laboral, el constante intento de dividir a la clase obrera en el seno mismo de la producción, las distintas estrategias de lucha, la existencia de intereses irreconciliables entre los que necesitan trabajar para vivir y los que necesitan que otros trabajen para poder mantener sus privilegios... ¿podemos decir que son hechos del pasado sin que se nos caiga todo el peso de la realidad encima? La actualidad de estos ejes -sobre los que gira y se sustenta la película- es innegable. Con todos los matices y los cambios coyunturales, con todos los intentos de emborronarlos, ocultarlos y diluir su importancia, siguen siendo estos ejes los que atraviesan las principales contradicciones de la sociedad actual.

En cualquier caso, resulta interesante la imagen histórica y concreta que recrea respecto a la Italia de los años '60 y '70. Por un lado, la alienación de los obreros y el consumismo creciente (no sólo de los obreros fabriles sino también de los trabajadores de otros sectores, como la peluquera), el deterioro físico y la enajenación mental, la persistencia de la explotación a pesar del desarrollo tecnológico, etc. Por otro lado, las distintas expresiones programáticas (reforma-revolución), las distintas estrategias de lucha, y la presencia de un movimiento obrero y un movimiento estudiantil en incipiente ascenso, cuyas posturas se presentan y desarrollan gracias al acertado señalamiento de una problemática muy concreta: el trabajo a destajo.

El sello de Elio Petri se puede apreciar tanto en la temática social y política del guión como en los desconcertantes e incómodos movimientos de cámara. Gian Maria Volonté, clásico del cine comprometido de la época, nos deleita con otra de sus grandes actuaciones en la que, sobra decirlo, eclipsa con su presencia al resto del reparto. Me parecen también apreciables los detalles de la escenografía, las consignas políticas, el himno italiano sonando de fondo en pleno debate sindical en casa del protagonista, y, en general, el cuidado de otros aspectos secundarios. Por último, la excelente música de Ennio Morricone también caracteriza un ritmo muy particular del cine de Petri.

En definitiva, se trata de una película que, además de tener una excelente puesta en escena, carga contra el relativismo imperante poniendo sobre la mesa una temática que, desgraciadamente, continúa siendo de total actualidad.
Caturla
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