Desde que París Je t'aime enamorara a las audiencias de todo el mundo, muchos sucedáneos de esta gran película han tratado de copiar/adaptar el modelo de varias historias de amor en torno a una ciudad en una sola cinta. Ninguna de las cintas estrenadas después han conseguido acercarse a la brillantez de la propuesta en la capital francesa.

Historias de San Valentín se acerca más a la muy fallida New York, I love You, que a la anterior, Love Actually o a la misma Paris Je t'aime. No hay nada en estas historias de amor en Los Angeles que conmueva lo más mínimo, requisito indispensable si hablamos de una emoción tan universal como conmovedora como es el amor.

Aquí todo se sucede en torno a los más habituales tópicos románticos del Hollywood más acomodado y rancio, por lo que la ironía o la profundidad no asoman en todo el metraje. Además, idealiza la ciudad de Los Angeles sin mostrar sus muchas caras y sus muchos tipos de habitantes, para centrarse en una serie de personajes sin el mínimo peso dramático y en unas situaciones demasiado vistas. Si se quiere ver lo que es el amor en Los Angeles, recomiendo más Buscando un beso a Medianoche o (500) Días juntos; o si existe interés por las vidas cruzadas, apostaría por Magnolia o Jugando con el Corazón (mucho más interesantes que Crash, por cierto).

El reparto (algunos de ellos), salvan de la quema esta película, con esporádicos momentos de brillantez, o al menos, de comedia ligera (entre los que están Julia Roberts, Bradley Cooper, Anne Hathaway, Jennifer Garner y Jessica Biel). Otros actores, como Ashton Kutcher, Jessica Alba o Emma Roberts (que bajo mi punto de vista sólo saben poner la misma cara) confirman su falta de talento; o bien no paran de preguntarse que caray hacen aquí metidos (Shirley McLaine, Queen Latifah, Patrick Dempsey, Jamie Foxx y Kathy Bates), todo para un homenaje muy americano a una fecha muy americana en la que lo que menos importa es el amor. Casi como en esta película.