Bajo la piel de una hermosa y misteriosa mujer, que traslada confiados autoestopitas a una dimensión desconocida, se halla el cuerpo de un ser extraterrestre cumpliendo una misión en la tierra; concretamente en tierras escocesas.
El director inglés Jonathan Glazer aprovechó la novela del escritor neerlandés Michel Faber: Under the Skin, publicada en el 2.000, para llevar en el 2013 a las pantallas su versión sobre este relato de ciencia-ficción, impregnado de metafísica. Precisamente la materia especulativa conque está fabricada la historia, convierte a esta en un errático viaje introspectivo de difícil digestión.

Hay algo en todo el conjunto (puesta en escena, música, iluminación...) que a la par que te resulta incómodo te atrae, lo mismo que deben sentir los insectos que circundan las telarañas; lo mismo que sentirán los hombres de esta ficción ante la presencia de un ser tan especial, oculto tras el envoltorio espectacular de una irresistible "mantis religiosa" (Scarlett Johansson).

Y aunque de forma poco explícita, no es menor el mensaje que el director intenta trasladar sobre la inconsistencia de la condición humana, la parte más oscura de la sexualidad y nuestra extrema debilidad ante cualquier agente extraño y exterior, lo que nuestros abuelos llamaban un forastero.