Stardust es una mala película, pero no peor que la mayoría de las que pueblan la cartelera, simplemente igual de mala. Lo que ocurre es que Stardust representa muy bien el impacto que está teniendo el enfoque hipercomercial en el cine estadounidense actual. Stardust no debería de haber sido una película claramente más mala que las de la saga de Narnia -que menudo ejemplo- pero lo es. Lleva una historia pensada para niños de teta de la peor manera posible, con la única pretensión de intentar entusiasmar mediante los trucos habituales de la avanzadísima digitalización cinematográfica (esperemos que su efecto novedoso se consuma en los próximos años, porque claramente manda sobre gran parte de las películas, en detrimento de la atención a la historia).

Y me parece que Michelle Pfeiffer está bien como siempre y que incluso es divertido ver a Robert de Niro haciendo de "loca", en un nuevo "avance" en su inclinación hacia la comedia, pero es que el conjunto no se aguanta por ninguna parte, la película es un despropósito total y la mayor parte de lo que allí sucede parece salido de una parodia.

Un rollo, vamos...