Tres películas han sido hechas sobre los X-Men y ésta es la mejor de todas. Se trata de uno de los pocos productos superheróicos, junto a Batman Begins y Hulk, que pueden verse con cierto interés y con ánimo de encontrar algún rastro de cine de cierto nivel. En este caso, Synger se sobrepone al trauma de vestir a todo el mundo con trajes de cuero, dando lo mejor de sí mismo en cuanto a la puesta en escena, y tomando ideas de aquí y de allá (Superman y Star Trek II son un par de sus referentes más obvios) para lograr una película de cierta épica y cierta contundencia narrativa.

Ahora bien, Synger no logra por ello escapar del envoltorio de comic, sobre todo porque con los ingredientes que dispone pocos milagros son posibles, pero al menos tiene la virtud de generar un mosaico de escenas, que tienen básicamente a Hugh Jackman como hilo conductor, con la solvente ayuda de los veteranos Stewart, Cox y McMillan, claramente superiores al resto del reparto. Además se traza un camino adecuado para avanzar en una tercera película, que sin embargo acabaría siendo un serio fracaso en manos de un director bastante poco competente en estas lides.