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España España · Barcelona
Voto de Cinexin:
2
Romance. Drama La familia Recchi pertenece a la gran burguesía industrial lombarda. Viven en Milán, en una lujosa casa, pero las relaciones entre ellos son frías y distantes. Eduardo Tancredi, su mujer Emma (Tilda Swinton), una inmigrante rusa plenamente integrada en la cultura milanesa, sus hijos Elisabetta, Edoardo y Gianluca, así como los abuelos, componen el círculo familiar. El joven cocinero Antonio, ajeno a este mundo, condensa sus emociones en ... [+]
6 de julio de 2010
23 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Añoro el tiempo en el que entre los principales objetivos del director de una película estaba contar una historia. A partir de ahí, la película podía ser buena o mala, pero te contaba algo. Si era buena, es que te lo contaba bien. Lo mismo si se trataba de una historia de amor, de un hecho bélico, de un thriller o de una película de intriga, el guión explicaba una historia en la que las acciones de los personajes se entendían porque estaban explicadas y el público sentado en la butaca quería saber cómo terminaba esa historia.

Si los actores sabían actuar, mucho mejor; si la música estaba bien escogida, más puntos para sumar; si la fotografía estaba técnica y artísticamente bien resuelta, estupendo; si la ambientación y los decorados estaban cuidados, más puntos a favor. Y si todas esas cosas funcionaban a la par, estábamos ante una obra maestra.

Hoy, con mucha frecuencia nos encontramos en cambio con películas como ésta. La fotografía, la ambientación, los actores, etc., están bien, nada en contra. Pero… ¿y la historia? ¿Qué se nos ha querido contar en concreto?

Vemos trazos por aquí y por allá, cosas sueltas que suceden (o no), una música envolvente que a veces incluso dificulta el seguimiento de los diálogos (pocos e inconexos), pero que supongo que al director le ha parecido un subrayado de lo más artístico. Pero la música, por sí sola, no sube la tensión si en realidad no está pasando nada en la pantalla que tenga interés.

Vemos la mayor parte del tiempo gente comiendo, primeros planos de platos y cubiertos; gente de un lado para otro diciéndose nimiedades, primeros planos de esa gente, de sus miradas, de sus manos, de sus cambios de vestuario… Milán bajo la nieve… Y casi todos esos planos son bonitos y elegantes. Pero como no hay guión ni historia, pues es como un pase de postales con buenos encuadres: bonitas, bien enfocadas… pero postales, no cine.

Y es que a mí ya me cansa bastante ver películas que el director parece que haga para sí mismo, para demostrar su sensibilidad o como catarsis de lo que diablos le pase a él y lo que sienta; que ponga el énfasis en escenas que deben ser muy sugerentes para él mismo, pero que nos aportan poco o nada a los que vemos la película porque no nos dicen gran cosa.

Señores directores: el espectador es el cliente de este tinglado. Hagan películas pensando en él y luego, a partir de ahí, pongan empeño en que, además de ser buenas historias bien contadas, tengan primeros planos, buena música y buenas ambientaciones. No olviden que es una profesión, además de un arte. En fin, ya sé que no me lee ningún director, pero he hecho como ellos: escribo para mí, para desahogarme.

Por cierto, de heredero de Visconti, ni por asomo. Hace falta algo más que pasear la cámara lentamente por una mesa bien puesta para parecerse a Visconti.
Cinexin
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