La película ha empezado con un señor entre el público whatsappeando durante unos tres minutos. Lo menciono para pediros que no lo hagáis, que aunque sea silencioso, una pantalla de móvil encendida molesta, distrae la atención del resto de espectadores, especialmente del que está al otro lado del pasillo en la fila de atrás.

Va de entre sexualidad adolescente y el papel de la mujer en el Vietnam cortijero del siglo XIX, que estaba aún peor que ahora, pero no os confiéis porque si se hacen estas pelis ahora será por algo. El argumento evoca fácilmente a la ya clásica "Linterna roja" de Zhang Yimou, pero en este caso aún más deprimente.

Recomiendo que afinéis bien vuestras aptitudes fisonómicas, no lo digo en plan faltón porque sean caras asiáticas, pero es que se parecen bastante. Te puedes despistar fácilmente y al final no sabes si en el plano está la segunda mujer, la tercera, la hermana, la tía, la hija, la sobrina o la nuera. En la fila de delante dos señoras se vieron obligadas a contrastar sus opiniones sobre este particular en varias ocasiones.

La película es de esas poéticas y reflexivas, incluso da tiempo a leer tranquilamente las letras del final, lo cual es de agradecer porque normalmente van como a 200 líneas por minuto y no pillas a casi nadie salvo al gaffer, al gaffer no sé por qué siempre se le pilla. En esta ocasión lo más curioso es que dan crédito a un actor de voz que interpreta a un bebé recién nacido, ¿será el actor también recién nacido o será un tipo de cincuenta y tantos años especializado en llantos de bebé?

En definitiva, una película interesante, como ya he dicho muy poética (parece haber una alegoría por ahí con gusanos de seda que no he terminado de pillar del todo) y estética en la superficie escondiendo un fondo terrorífico.

Gustará a: plantas solanáceas, Pedobear, hematofílicos
No gustará a: gallos, budistas, ginecólogos